Monición de entrada
Año C
Celebramos la Pascua semanal, la eucaristía en el día de la resurrección del Señor. Nos hemos reunido en su nombre y hemos sido convocados por él. Desde el bautismo nos llama constantemente a su seguimiento cada vez más fiel y decidido; dejemos a un lado todo lo que nos impide y renunciemos a todo para tenerlo a él como nuestro único verdadero tesoro.
Acto penitencial
Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula puede usarse las siguientes invocaciones:
Año C
- Tú eres nuestro único Maestro: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Tú eres nuestro único Señor: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Tú eres nuestra salvación: Señor, ten piedad
R. Señor, ten piedad
Se dice Gloria.
Oración colecta
Oh, Dios, por ti nos ha venido la redención y se nos ofrece la adopción filial; mira con bondad a los hijos de tu amor, para que cuantos creemos en Cristo alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, per quem nobis et redémptio venit et praestátur adóptio, fílios dilectiónis tuae benígnus inténde, ut in Christo credéntibus et vera tribuátur libértas, et heréditas aetérna. Per Dóminum.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del XXIII Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C (Lec. I C).
PRIMERA LECTURA Sab 9, 13-18
¿Quién se imaginará lo que el Señor quiere?
Lectura del libro de la Sabiduría.
¿Qué hombre conocerá el designio de Dios?,
o ¿quién se imaginará lo que el Señor quiere?
Los pensamientos de los mortales son frágiles
e inseguros nuestros razonamientos,
porque el cuerpo mortal oprime el alma
y esta tienda terrena abruma la mente pensativa.
Si apenas vislumbramos lo que hay sobre la tierra
y con fatiga descubrimos lo que está a nuestro alcance,
¿quién rastreará lo que está en el cielo?,
¿quién conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría
y le envías tu santo espíritu desde lo alto?
Así se enderezaron las sendas de los terrestres,
los hombres aprendieron lo que te agrada
y se salvaron por la sabiduría».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17 (R.: 1bc)
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.
V. Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.
V. Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.
V. Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.
V. Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos.
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.
SEGUNDA LECTURA Flm 9b-10. 12-17
Recóbralo, no como esclavo, sino como un hermano querido
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón.
Querido hermano:
Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a hijo.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda libertad.
Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que silo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Aleluya Sal 118, 135
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus decretos. R.
Fáciem tuam illúmina super servum tuum, et doce me iustificatiónes tuas.
EVANGELIO Lc 14, 25-33
El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío
╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Año C
Oremos al Señor. Él es nuestro refugio.
- Para que la Iglesia, guiada por el Espíritu, renuncie a todo lo que impide su misión en el mundo. Roguemos al Señor.
- Para que en la vida pública prevalezcan los valores morales por encima de todo. Roguemos al Señor.
- Para que los más necesitados se sientan acogidos en nuestra sociedad, tan materializada por el dinero. Roguemos al
- Para que todos los que nos gloriamos de ser discípulos de Cristo nos abramos sin recelo y sin miedo a las exigencias del Evangelio. Roguemos al Señor
Enséñanos, Señor, a examinar nuestra vida a la luz del Evangelio, para que adquiramos un corazón sensato; sácianos tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, autor de la piedad sincera y de la paz, te pedimos que con esta ofrenda veneremos dignamente tu grandeza y nuestra unión se haga más fuerte por la participación en este sagrado misterio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de la comunión Sal 41, 2-3
Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.
O bien: Cf. Jn 8, 12
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Concede, Señor, a tus fieles, alimentados con tu palabra y vivificados con el sacramento del cielo, beneficiarse de ‘ros dones de tu Hijo amado, de tal manera que merezcamos participar siempre de su vida. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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