XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Antífona de entrada Cf. Dan 3, 31. 29. 30. 43. 42
Cuanto has hecho con nosotros, Señor, es un castigo merecido, porque hemos pecado contra ti y no hemos obedecido tus mandamientos; pero da gloria a tu nombre y trátanos según tu gran misericordia.
Monición de entrada
Año C
Al celebrar la Eucaristía en el día del Señor anticipamos aquello que estamos llamados a vivir por toda la eternidad: nuestra comunión con Dios. Esta esperanza en la vida eterna nos lleva a vigilar sobre nuestra vida ya en este mundo y a evitar que por nuestra falta de amor al prójimo nos apartemos del amor a Dios. Participemos con intensidad espiritual en esta celebración.
Acto penitencial
Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usarse las siguientes invocaciones:
Año C
- En ti creemos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Queremos convertirnos a ti: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- En ti ponemos nuestra esperanza: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición y de aspersión del agua bendita.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Oh, Dios, que manifiestas tu poder sobre todo con el perdón y la misericordia, aumenta en nosotros tu gracia, para que, aspirando a tus promesas, nos hagas participar de los bienes del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Domingo de la XXVI semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
PRIMERA LECTURA Am 6, 1a. 4-7Ahora se acabará la orgía de los disolutos
Lectura de la profecía de Amós.
Esto dice el Señor omnipotente:
«¡Ay de aquellos que se sienten seguros en Sion,
confiados en la montaña de Samaría!
Se acuestan en lechos de marfil,
se arrellanan en sus divanes,
comen corderos del rebaño y terneros del establo;
tartamudean como insensatos
e inventan como David instrumentos musicales;
beben el vino en elegantes copas,
se ungen con el mejor de los aceites
pero no se conmueven para nada por la ruina de la casa de José. Por eso irán al destierro,
a la cabeza de los deportados,
y se acabará la orgía de los disolutos».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 145, 6c-7. 8-9a. 9bc-10 (R.: 1b)
R. Alaba, alma mía, al Señor.
O bien: Aleluya.
V. El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
R. Alaba, alma mía, al Señor.
V. El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.
R. Alaba, alma mía, al Señor.
V. Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
R. Alaba, alma mía, al Señor.
SEGUNDA LECTURA 1 Tim 6, 11-16
Guarda el mandamiento hasta la manifestación del Señor
Lectura de la primera carta apóstol san Pablo a Timoteo.
Hombre de Dios, busca la justicia, la piedad, la fe, e! amor, la paciencia, la mansedumbre.
Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna, a la que fuiste llamado y que tú profesaste noblemente delante de muchos testigos.
Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que proclamó tan noble profesión de fe ante Poncio Pilato, te ordeno que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que, en el tiempo apropiado, mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver.
A él honor y poder eterno. Amén.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Aleluya 2Co 8, 9
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
R. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriqueceros con su pobreza. R.
Iesus Christus egénus factus est, cum esset dives, ut illíus inópia vos dívites essétis.
EVANGELIO Lc 16, 19-31
Recibiste bienes, y Lázaro males: ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado
╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.
Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.
Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:
“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.
Pero Abrahán le dijo:
«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.
Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”.
Él dijo:
“Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”.
Abrahán le dice:
“Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”. Pero él le dijo:
“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”.
Abrahán le dijo:
«Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Oración de los fieles.
Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios. El hace justicia a los oprimidos.
- Para que la Iglesia sepa dar a sus bienes un destino pastoral y social. Roguemos al Señor.
- Para que los economistas, en la ejecución de sus planes, no pierdan nunca de vista el desarrollo integral de la persona. Roguemos al Señor.
- Para que los ricos de nuestras sociedades opulentas, refinadas, caigan en la cuenta de los pobres Lázaros que están a la puerta de sus banquetes, esperando sus migajas. Roguemos al Señor.
- Para que no se endurezca nuestro corazón y seamos sensibles a la llamada de Dios a través de los pobres de este mundo. Roguemos al Señor.
Enséñanos, Señor, a ser misericordiosos, guardando el mandamiento de tu Hijo, sin mancha ni reproche, y así alcancemos tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Dios de misericordia, aceptar esta ofrenda nuestra y que, por ella, se abra para nosotros la fuente de toda bendición. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 118, 49-50
Recuerda la palabra que diste a tu siervo, Señor, de la que hiciste mi esperanza; este es mi consuelo en la aflicción.
O bien: Cf. 1Jn 3, 16
En esto hemos conocido el amor de Dios: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.
Oración después de la comunión
Señor, que el sacramento del cielo renueve nuestro cuerpo y espíritu, para que seamos coherederos en la gloria de aquel cuya muerte hemos anunciado y compartido. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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