22 septiembre 2022

Domingo 25 de septiembre 2022 / 26º Domingo del tiempo ordinario. Ciclo C

 —BIENVENIDA: 

Antes de la salida del celebrante

Nos reunimos en este domingo vigésimo sexto durante el año, convocados por la Palabra de Dios que nos llama a renovar nuestras vidas. Como Iglesia celebramos hoy el "Domingo Bíblico Nacional". Comenzamos nuestra reunión de cristianos con un firme deseo de abrirnos cada día más a la gran riqueza que es la Escucha y práctica de la Palabra viva.

Hoy, en su palabra, el Señor nos advierte del peligro de las riquezas; nos muestra cómo ellas alejan de Dios y llevan al egoísmo, a vivir sólo para uno mismo, sin tener en cuenta ni al prójimo, ni al final de la vida, que entonces será de aflicción y llanto. El Señor es terminante: quien es sordo a la voz de los Pastores, tampoco escuchará el mensaje de un milagro.

 

—LITURGIA DE LA PALABRA:

1ª. LECTURA:        (Am 6, 1a. 4-7) 

Las palabras de Amós son duras, fuertes y claras, que sin vueltas nos dicen qué piensa Dios sobre los pobres y los ricos.    

SALMO RESP.:    (145, 7-10)      

R. ¡Alaba al Señor, alma mía!

2ª. LECTURA:     (1 Tm 6, 11-16)   

Pablo nos llama a que vivamos sinceramente la personal búsqueda de Dios, procurando ser justos y religiosos; velando por la fe y luchando por ella, teniendo ante la vista el fin de los tiempos.

EVANGELIO:   (Lc 16, 19-31)

Escuchemos a Jesús, que en esta parábola tan conocida, nos hace ver el peligro de las riquezas, llamándonos a escuchar a nuestros Pastores y a convertirnos.

HOMILÍA

—ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Unámonos ahora a la plegaria que haremos por todos los hombres. Porque todos, de algún modo, somos pobres, es decir, necesitados de la gracia de Dios.

GUÍA:  A cada una de las intenciones responderemos orando:

"POR CRISTO, ESCÚCHANOS SEÑOR"

—Por la santa Iglesia y el Papa Francisco, para que en su voz, hoy también escuchemos tu Palabra que nos llama imperiosamente a construir un mundo de hermanos en el que podamos vivir dignamente todos como personas, sin opulentos Epulones y sin mendigos Lázaros, oremos...

—Por esta Iglesia diocesana, para que junto a nuestro obispo y sacerdotes, practiquemos la Palabra, luchando con justicia y con amor contra esos abismos inmensos que nos hablan hoy el profeta Amós y el evangelista Lucas, y seamos testimonio de solidaridad y entrega con todos, oremos ...

—Por nuestra patria, por nuestros gobernantes, para que sus decisiones estén impregnadas de la Palabra de Dios y así, favoreciendo a los más pobres y desposeídos, trabajen eficazmente por mejorar su situación, oremos...

—Por todos los que sufren, los abandonados, los marginados, los sin techo, los pobres de este mundo, para que junto a la Palabra se vean libres de cualquier clase de opresión o marginación, oremos...

—Por toda nuestra comunidad, para que la Palabra de Dios, riqueza y motor de nuestro existir, nos haga tomar conciencia de que debemos esforzarnos por ayudarnos los unos a los otros, para que nadie quede encerrado por tener mucho ni que se vea angustiado por no tener nada, oremos...

CELEBRANTE:

Padre, escucha nuestras plegarias por amor de tu Hijo Jesucristo; Él, siendo rico, por nosotros se hizo pobre, a fin de que nosotros nos enriqueciéramos con su pobreza. Llénanos, Padre, con el mismo amor con que lo amaste. Te lo pedimos por Él, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Junto a las ofrendas pidamos al Padre misericordioso que acepte nuestra sincera disposición a compartir generosamente los dones que él mismo nos ha dado.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Todo cuanto tenemos es un don del Padre; por eso, gozosamente, le presentamos ahora nuestra acción de gracias.

COMUNIÓN:

En el Salmo hemos escuchado que el Señor "da pan a los hambrientos". Acerquémonos ahora para recibir ese pan que necesitamos para nuestro camino de cada día: su propio Cuerpo.

Cantamos...

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:

Hoy la Palabra de Dios nos ha recordado que no podemos vivir encerrados en aquello que tenemos; nos ha dicho que debemos compartirlo, especialmente con los hermanos que están más necesitados, y que son precisamente aquellos que el Señor más quiere. Hagamos realidad durante esta semana, y siempre, este deseo del Señor, y sigamos firmes en este camino de escuchar, practicar, celebrar y dar a conocer la Palabra de Dios.

CANTAMOS

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