Prepara: Javier Leoz
1. MONICIÓN DE ENTRADA
A todos, en algún momento de nuestra vida, nos seduce el hacernos los importantes, el que nos consideren, el ser tenidos en cuenta.
En cambio, el Señor, hoy nos dice que la humildad es el camino más indicado para llegar hasta El. O dicho de otra manera, con la humildad, se nos abrirán de par en par las puertas del cielo.
Sed bienvenidos a esta celebración y que, el Señor, nos ayude a ver en la pequeñez la grandeza y el secreto para vivir en El y con El.
Iniciamos esta celebración.
2. PENITENCIAL
2.1. Por querer aparentar lo que no somos ni tenemos. Señor ten piedad.
2.2. Por pensar que, en la riqueza, está la felicidad. Cristo ten piedad
2.3. Por despreciar a los débiles, a los pobres, a los que no cuentan. Señor ten piedad
3. MONICIÓN A LAS LECTURAS
Las lecturas de hoy nos hablan de la humildad, de la bondad. El Señor nos dice que, la puerta pequeña, la pequeñez, la sencillez y la humildad, son condiciones necesarias para ser buenos seguidores suyos. Escuchemos con atención la Palabra de Dios.
4. PETICIONES
4.1. Por todos los que sirven a la Iglesia. Para que lo hagan desde el servicio y la generosidad. Roguemos al Señor.
4.2 Por todos los que amasan riquezas y no recuerdan a los que viven en la pobreza. Roguemos al Señor.
4.3. Por todos los que trabajan para sí mismos y no piensan en los demás. Roguemos al Señor.
4.4. Por los que nos hemos reunido hoy en esta iglesia. Para que el Señor nos haga grandes siendo pequeños. Roguemos al Señor
5. OFRENDAS
5.1. Con estas vitaminas queremos representar el secreto de Jesús de Nazaret: sólo podemos crecer espiritualmente si tomamos las vitaminas de la humildad, de la generosidad y de la confianza en Dios.
5.2. Con esta puerta queremos representar en este domingo, las actitudes con las que nos hemos de acercar al Señor: respeto, obediencia, oración, humildad y súplica.
5.3. Con el pan y el vino traemos en nuestras manos los deseos de todos los creyentes de vivir en comunión con el Señor.
6. ORACIÓN FINAL
ABREME LA PUERTA, SEÑOR
Que la llave sea la humildad
Que la madera, sea mi confianza
Que la cerradura, sea la caridad
Que los clavos, sean mi afán de superación
ABREME, LA PUERTA, SEÑOR
Para que pueda vivir contigo
Para que pueda ver a Dios
Para que pueda contemplar al Espíritu
Para que pueda alegrarme con María
Para que descanse de mis trabajos
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