—BIENVENIDA:
Antes de la salida del celebrante
Esta Eucaristía, en este domingo décimo noveno, debe llevarnos a una toma de conciencia como verdaderos cristianos: somos sólo peregrinos y es en la fe como avanzamos hacia Dios; pero al creer, conocemos y sabemos que poseemos la vida eterna ya comenzada.
El Señor hoy nos muestra la actitud fundamental del cristiano, que debe vivir un estilo nuevo: espera el mundo futuro marchando al encuentro con Dios: peregrino en camino hacia la Patria definitiva del Cielo, siempre preparado para ese encuentro, que desea, busca y espera; en una esperanza activa, creadora, de fidelidad a sus compromisos como cristiano y ciudadano. Debemos vivir una fe total y absoluta en la Palabra de Dios, con una confianza ciega en ella, permaneciendo vigilantes y preparados para ese día.
—LITURGIA DE LA PALABRA:
1ª. LECTURA: (Sb 18, 5-9)
Este texto sitúa al pueblo de Dios en la espera de la gloria, y es figura de la gran e interminable vigilia en que la Iglesia espera, a través de los siglos, el encuentro definitivo prometido por Cristo.
SALMO RESP.: (32, 1. 12. 18-20. 22)
R. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!
2ª. LECTURA: (Hb 11, 1-2. 8-19 )
El autor de esta carta quiere hacernos ver la actitud de fe que la espera del Reino de Dios nos exige: nosotros esperamos al Señor, por ello debemos esforzarnos por recordar que no somos más que peregrinos.
EVANGELIO: (Lc 12, 32-48)
Jesús nos describe cuál debe ser la actitud de espera de los que quieren ser verdaderamente sus discípulos.
—ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Sabemos, con toda certeza, que nuestro Padre está siempre dispuesto a escucharnos, por eso ahora pidámosle por nuestras intenciones y las de todos los hombres, nuestros hermanos.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y AUMENTA NUESTRA FE"
—Padre, te pedimos por la Iglesia, para que guiada por el Papa Francisco, sea siempre un recinto de verdad y amor, de libertad, de justicia y de paz, en esta espera de la venida de tu Hijo, viviendo cada momento con la misma intensidad con que viviríamos el último, oremos...
—Te pedimos por nuestro Obispo, para que junto a él nuestra Iglesia diocesana crezca en la fe y en la fidelidad al Evangelio, oremos...
—Te pedimos por esta tierra en la que habitamos, para que todos nos preocupemos de verdad en compartir en la caridad, lo poco o mucho que tenemos, para que así podamos superar las dificultades por las que atravesamos, oremos…
—Te pedimos por todos los que sufren, los pobres, oprimidos, rechazados, desterrados, para que puedan descubrir que uniendo sus sufrimientos a los del Señor, podrán ser los primeros en el Reino de los Cielos, oremos...
—Te pedimos por toda nuestra comunidad, para que en la espera del mundo futuro, con una total confianza en tu misericordia, realicemos día a día el prodigio de vivir serenos y confiados, aún en medio de las más variadas dificultades que la existencia nos traiga, oremos…
CELEBRANTE:
Padre nuestro, tu Hijo nos ha dicho que estemos preparados y velando a la espera de su venida; concédenos la gracia de esperarlo, viviendo en medio de las seguridades de este mundo, como verdaderos peregrinos que sólo esperan saciarse de los bienes eternos de tu Reino. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Pongamos sobre la mesa del altar, junto al pan y el vino para el sacrificio, nuestro propósito de vivir como Jesús nos pide en el Evangelio: esperando y estando preparados en la espera.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
En los signos del pan y del vino se renueva el misterio de la salvación que esperamos. Con fe y alegría hagamos ahora nuestra acción de gracias al Padre.
—COMUNIÓN:
En esta comunión que ahora vamos a compartir con nuestros hermanos, ya pregustamos el banquete del Reino, al que hemos sido invitados y al que debemos peregrinar en gozosa espera.
Cantamos...
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
—DESPEDIDA:
Al iniciar nuestra semana con esta Eucaristía, recordemos que sólo si olvidamos lo que significa estar preparados, podemos llegar a ser sorprendidos por el encuentro con Cristo.
Nos despedimos cantando...
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