10 agosto 2022

Domingo 14 de agosto 2022 / 20º Domingo del tiempo ordinario - Ciclo C

 —BIENVENIDA: 

Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy el domingo vigésimo durante el año. Esta Eucaristía nos ayudará a vivir siendo signos proféticos que anuncian y denuncian, como Jesús, quien fue signo de contradicción tal como lo anunció el anciano Simeón. La Eucaristía debe ayudarnos a vivir en un clima de permanente violencia al pecado que quiere trabarnos en su seguimiento.

El Señor hoy nos presenta a Jesús como enviado a poner fuego en la tierra; su misión no consiste en sembrar la división, pero de hecho la provoca, es por eso, signo de contradicción; ante Él no puede existir la indiferencia, sino su aceptación o rechazo. La fidelidad a Cristo nos exige una opción que frecuentemente supone desgarramiento y contradicción, nos exige el ser bautizado en la cruz. Él ha venido atraer el fuego del amor, para que el corazón de los hombres arda en el amor a Dios y a los demás.

 

—LITURGIA DE LA PALABRA:

1ª. LECTURA:        (Jr 38, 4-6. 8-10)        

Este texto, que es histórico y concreto, nos muestra la vida del Profeta como un martirio continuado, ya que su misión es vivir pronunciando los juicios de Dios y acatando sus órdenes.

SALMO RESP.:    (39, 2-4. 18)      

R¡Señor, ven pronto a socorrerme!

2ª. LECTURA:     (Hb 12, 1-4)   

Esta carta nos presenta el significado de la prueba y el sufrimiento cristianos, el sentido de la violencia que se nos impone en diversa medida.

EVANGELIO:   (Lc 12, 49-53)

Jesús se nos presenta como el que viene a instaurar el Reino, exigiendo una purificación que Él mismo se encargará de llevar a término.

HOMILÍA

—ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Jesús nos ha enseñado el verdadero amor por Dios y los hermanos, siguiendo su ejemplo elevemos nuestra oración al Padre, pidiéndole que escuche nuestras peticiones.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, ENCIÉNDENOS CON EL FUEGO DE TU AMOR"

—Padre bueno, porque queremos que la Iglesia, bajo la guía del Papa Francisco, sea siempre fiel en su misión de iluminar el mundo con la luz del Evangelio, te pedimos...

—Padre santo, para que nuestra Iglesia diocesana asuma el compromiso que tenemos de anunciar la verdad y denunciar el peligro que nos acecha, con los criterios dominantes del materialismo y la violencia, te pedimos...

—Padre todopoderoso, porque queremos una patria en la que se terminen definitivamente los egoísmos personales y sectoriales, y en la que todos busquemos el bien común, preocupándonos fundamentalmente por los más pobres y necesitados, te pedimos...

—Padre misericordioso, por todos los que sufren, los pobres, oprimidos, rechazados, desterrados, para que puedan descubrir que uniendo sus sufrimientos a los del Señor, podrán ser los primeros en el Reino de los Cielos, te pedimos...

—Padre nuestro, para que todos los miembros de esta comunidad, no siendo ni tan prudentes ni tan cobardes a la hora de presentar tu mensaje, demos testimonio con nuestras vidas, de adhesión y fidelidad total al Evangelio, convirtiéndonos en elementos de unidad, de paz y de concordia, te pedimos…

CELEBRANTE:

Dios misericordioso, tu Hijo se ha manifestado al mundo como signo de contradicción, concédenos que también nosotros podamos, con nuestras vidas, ser portadores de su paz y amor en medio de la violencia que supone la firme adhesión a su persona. Por Jesucristo, nuestro Señor.

—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Ofrezcamos a Dios un compromiso cierto a ser en el mundo signos de contradicción, que seguimos a Cristo sin componendas con las exigencias del mundo.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Con fe y alegría hagamos ahora nuestra acción de gracias al Padre, por Cristo, que, con el fuego de su amor, con su cruz y con su obediencia, nos ha purificado de nuestros pecados.

COMUNIÓN:

El participar del Cuerpo de Cristo, nos implica también participar de su vida, de su misión: traer al mundo el fuego de su infinito amor por toda la humanidad.

Cantamos...

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:

Al finalizar nuestra Eucaristía dominical, volvemos a nuestros hogares, a nuestros ambientes, con el compromiso de ser portadores del amor misericordioso del Señor, y de estar dispuestos a vivir constantemente el desgarramiento y contradicción que supone el seguimiento de Cristo.

CANTAMOS


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