R I T O S I N I C I A L E S
CANTO DE ENTRADA.
¡Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor”! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales Jerusalén.
Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: “La paz contigo”. Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.
SALUDO Y MONICIÓN.
ACTO PENITENCIAL.
GLORIA.
ORACIÓN COLECTA.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de Isaías 66, 1014c
Festejad a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis; alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto; mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.
Porque así dice el Señor: «Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo, se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado; se manifestará a sus siervos la mano del Señor.»
PALABRA DE DIOS
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 65.
Antífona: Aclamad al Señor, tierra entera.
Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor de su nombre; cantad himnos a su gloria. Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!»
Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre. Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres.
Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos en él, que con su poder gobierna eternamente.
Los que teméis a Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su favor.
SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 1418
Hermanos:
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es la circuncisión ni la incircuncisión, sino la nueva criatura.
La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me moleste, pues yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
PALABRA DE DIOS
ALELUYA.
Antífona: La paz de Cristo reine en vuestro corazón; la Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza.
EVANGELIO.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 112. 1720
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: "El reino de Dios ha llegado a vosotros."
Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: "Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado."
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad.»
Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»
Él les dijo: «Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo el poder del enemigo, y nada os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
PALABRA DEL SEÑOR
HOMILÍA.
CREDO.
ORACIÓN DE LOS FIELES.
LITURGIA EUCARÍSTICA
OFERTORIO.
Canto:
Traemos a tu altar con el vino y el pan nuestras ofrendas. Traemos a tu altar con los hombres su afán y sus problemas.
Con los hombres que construyen un mundo de paz, ofrecemos nuestras manos; por los hombres que padecen la guerra y el mal, que seamos solidarios.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.
PREFACIO Y SANTO.
PLEGARIA EUCARÍSTICA.
RITO DE LA COMUNIÓN
PADRE NUESTRO.
RITO DE LA PAZ.
CORDERO DE DIOS.
COMUNIÓN.
Canto:
Tú, suavemente seduces; caminabas... quisimos seguirte: “Venid, dijiste, venid conmigo”. (Jn. 1)
Señor me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre, en la arena he dejado mi barca; junto a Ti buscaré otro mar.
Tú... con lo puesto me llamas: “Nada lleves... ni para el camino. Ni pan, ni alforja; que vas conmigo”. (Lc. 9, 3)
Tú... suplicante me pides: “Necesito que vengas conmigo: la mies es mucha y no hay obreros”. (Lc.10, 2)
Tu, con dulzura me pides: “Vende todo y dalo a los pobres; un gran tesoro tendrás si vienes”. (Lc. 18, 22)
Tú… con urgencia reclamas: “Deja el mundo, las cosas del mundo. Mira adelante y no vaciles”. (Lc. 9, 59-62)
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Gracias, Señor, por contar también con nosotros para trabajar en tu mies, para anunciar que el Reino de Dios está cerca.
No permitas que nos dejemos vencer por la pereza y la comodidad. No dejes que nos instalemos.
Haznos tomar conciencia de que el trabajo es mucho y que a todos nos necesitas. Pero no quieres que seamos cristianos solos, a nuestro aire, quieres que seamos cristianos en comunidad.
Gracias por venir a nosotros en esta comunión, que nos llena de paz, de fuerza y de alegría para seguirte, para ser testigos tuyos en el mundo.
ORACIÓN.
RITO DE CONCLUSIÓN.
BENDICIÓN Y DESPEDIDA.
Canto.
Id por el mundo y proclamad la Buena Nueva del Señor: Dios es amor, liberación, y de los hombres salvación. Dios es amor, liberación, y de los hombres salvación.
Sed misioneros de Dios, llegue a los hombres su voz: sed testigos del Señor, sed instrumentos de su amor. Sed testigos del Señor, sed instrumentos de su amor.
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