Inicial.
El Señor resucitado nos convoca de nuevo en este 5º domingo de Pascua, acercándonos ya al final de la cincuentena pascual, que culminaremos con las fiestas de la Ascensión y Pentecostés.
Como los primeros apóstolos, también nosotros tenemos la tarea de anunciar con nuestra vida el Evangelio en nuestro mundo. De anunciar a todos que, Cristo muerto y resucitado, vive para siempre y que nos deja el encargo de amarnos como él nos ha amado.
Nosotros nos sentimos alegres y renovamos nuestra fe en Él, mediante la aspersión del agua, que nos recuerda nuestro bautismo.
Primera Lectura.
Las primeras comunidades cristianas van creciendo en número y se van organizando. La corresponsabilidad y el amor mutuo son el reflejo de cómo Dios actúa por medio de Pablo y los otros apóstoles.
Segunda Lectura.
En medio de las angustias y tristezas que vive nuestro mundo y que también vivimos nosotros, escuchamos el anuncio salvador de Dios.
Evangelio.
Jesús nos deja antes de partir un mandamiento nuevo: que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado. No es nuevo lo que dice, sino cómo lo dice.
Puestos de pie cantamos aleluya.
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