17 mayo 2022

HOJA LITÚRGICA: 22 DE MAYO DE 2022 DOMINGO 6º DE PASCUA “C”

 R I T O S    I N I C I A L E S


CANTO DE ENTRADA.

Jesús está entre nosotros, Él vive hoy y su espíritu a todos da.  Jesús razón de nuestra vida, es el Señor, nos reúne en pueblo de amor.

 

Cambia nuestras vidas con tu fuerza. Guárdanos por siempre en tu presencia. Tú eres verdad, tú eres la paz. 

 

SALUDO  Y MONICIÓN.

 

ASPERSIÓN DEL AGUA.

Canto:

Una nueva vida.  Tu misma vida.  Una nueva familia.  Tu misma familia.  Hijos tuyos para siempre.

 

Guiados por la luz que recibimos, ungidos como reyes en la frente, tu marca salvadora en nuestras almas grabada en nuestra entraña para siempre.

 

GLORIA.

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.


ORACIÓN COLECTA.


LITURGIA DE LA PALABRA


PRIMERA LECTURA.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15, 12. 2229

 

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia.  

Entonces los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir a algunos de ellos para mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas llamado Barsabás y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta:  

«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad.  

Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Os mandamos, pues, a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas. Haréis bien en apartaros de todo esto. Saludos».  

PALABRA DE DIOS


SALMO RESPONSORIAL.  Salmo 66.   

Antífona: Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.  

 

Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. 

 

Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia y gobiernas las naciones de la tierra. 

 

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman todos los confines de la tierra. 


SEGUNDA LECTURA.

Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1014.  2223

 

El ángel me llevó en espíritu a un monte grande y elevado, y me mostró la ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de parte de Dios, y tenía la gloria de Dios; su resplandor era semejante a una piedra muy preciosa, como piedra de jaspe cristalino.  

Tenía una muralla grande y elevada, tenía doce puertas y sobre las puertas doce ángeles y nombres grabados que son las doce tribus de Israel.  

Al oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, al poniente tres puertas, y la muralla de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.  

Y en ella no vi santuario, pues el Señor, Dios todopoderoso, es su santuario y también el Cordero. 

Y la ciudad no necesita  del sol ni de la luna que la alumbre, pues la gloria del Señor la ilumina y su lámpara es el Cordero.

                        PALABRA DE DIOS


ALELUYA.

Antífona: El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor-, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.  


EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 2329

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: — «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.  

El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.  

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.  

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, creáis». 

PALABRA  DEL SEÑOR


HOMILÍA.


CREDO.


ORACIÓN DE LOS FIELES.


LITURGIA EUCARÍSTICA


OFERTORIO.

Canto:

Traemos a tu altar con el vino y el pan nuestras ofrendas.  Traemos a tu altar con los hombres su afán y sus problemas.

 

Con los hombres cuyas vidas son fruto de bien ofrecemos nuestra entrega; por los hombres cuyas vidas son pena y dolor, que sepamos estar cerca.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.


PREFACIO Y SANTO.


PLEGARIA EUCARÍSTICA.


RITO DE LA COMUNIÓN


PADRE NUESTRO.


RITO DE LA PAZ.


CORDERO DE DIOS.


COMUNIÓN.

Canto:

Quédate, Señor, quédate conmigo; quédate, soy un peregrino.  Quédate, Señor, largo es el camino de tu Pascua y de tu luz seré testigo, de tu pan y tu vino, mendigo, de tu pan y tu vino, mendigo.  Quédate, Señor.

 

¡Oh Señor, mi Señor! Caminando a tu lado escucho tu voz: ¡Oh Señor, mi Señor! Tú renuevas mi amor y me llamas tu amigo, y a tu lado mi camino se orienta contigo, Señor, para ser tu testigo.

 

Emaús, preparada la cena, los ojos despiertan, ven la luz. Emaús, el camino es posada, las brasas son llamas con Jesús.  Anochece en Emaús y amanece la esperanza con Jesús.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.


ORACIÓN DEL ENFERMO 2022

¡Oh, Cristo, mi Buen Samaritano!

Tú que, al borde del camino de la vida, ves mis dolores y sufrimientos y lleno de piedad y compasión me recoges con tus manos, llenas de ternura y dulzura, y me cargas suavemente sobre ti, ¡ayúdame a sentirte junto a mí!

 

¡Oh, Cristo, mi Buen Samaritano!

Cuídame con tu amor misericordioso, derrama tu vino sobre mis heridas, santifícame con la fuerza de tu Santo Aceite, consuélame con el afectuoso consuelo que tú solo nos sabes dar, y, cuando vuelvas en el último día, ¡paga por nosotros lo que te debamos!

 

¡Oh, Cristo, mi Buen Samaritano, nunca te separes de mí!

Amén. 


ORACIÓN.


RITO DE CONCLUSIÓN


BENDICIÓN Y DESPEDIDA  

Canto:

Gloria, gloria, aleluya, gloria, gloria, aleluya, gloria, gloria, aleluya, en nombre del Señor.

 

Cuando sientas que tu hermano necesita de tu amor, no le cierres tus entrañas ni el calor del corazón; busca pronto en tu recuerdo la palabra del Señor: “Mi ley es el amor”. 


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