Monición de entrada
El Jueves Santo sintetiza la fe de la comunidad cristiana. Es día de intimidad, de oración, de compromiso fraterno, de alianza, de amor. Tenemos motivo para la alegría: vamos a hacer memoria de lo que hizo Jesús en la Última Cena, «la noche en que iba a ser entregado». Una tarde (noche) maravillosa llena de amor que anticipa el «amor hasta el fin» que celebramos en este Triduo Pascual de su Muerte y Resurrección.
Nos ponemos de pie para comenzar la celebración cantando…
Moniciones a las lecturas
Opción 1: Monición única para todas las lecturas
Las lecturas del día de hoy giran en torno a la celebración de la Cena Pascual que realizaban los judíos, misma que también celebró Jesús, a la que le dio un nuevo sentido, tal como lo narra San Juan en su evangelio y nos lo recuerda San Pablo. La Pascua (paso) se extiende a lo largo de la historia de la salvación en tres acontecimientos concretos: La Pascua del antiguo pueblo de Israel (1a lectura), La Pascua de Cristo (Evangelio) y nuestra propia Pascua, la de la Iglesia (2a lectura). Escuchemos con atención.
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Primera lectura (Éxodo 12, 1-8. 11-14)
Por medio de la celebración de la Cena Pascual, el pueblo de Israel conmemoraba el acontecimiento fundante de su identidad como pueblo: la liberación de la esclavitud en Egipto, signo del amor de predilección de Dios. Jesucristo también celebraba la Pascua y dará a esta fiesta un nuevo significado. Escuchemos el relato pascual del libro del Éxodo.
Salmo responsorial (Salmo 115)
Con el salmo 115 damos gracias a Dios por los beneficios que recibimos de su generosidad. Respondamos:
Segunda lectura (Corintios 11, 23-26)
De acuerdo con la tradición que Pablo recibió, Jesucristo, durante su Última Cena, realizó el máximo acto de amor por la humanidad, al instituir la Eucaristía. Esto nos ayuda a comprender lo sagrado de nuestra Eucaristía. Escuchemos a continuación el más antiguo de los relatos eucarísticos del Nuevo Testamento.
Evangelio (Juan 13, 1-15)
También Jesús celebró, como los otros judíos, la comida del cordero en la noche de Pascua. Pero él le dio un nuevo sentido a aquella celebración. Quiso dar a sus discípulos una muestra del amor inmenso que les tenía y de servicio, al lavarles los pies. Abramos el corazón al mensaje del Evangelio de San Juan: amar hasta el extremo.
Oración de los fieles
A cada petición diremos: Señor ten Piedad.
- Por la Iglesia, cuerpo de Cristo; para que guarde la unidad en la caridad, que quiso para ella Jesucristo, y así el mundo crea. Oremos.
- Por el papa, los obispos, los presbíteros y todos los que ejercen algún ministerio en la Iglesia; para que su vida sea siempre, a imagen de Cristo, servicio y entrega a sus hermanos. Oremos.
- Por los sacerdotes de nuestra diócesis, para que en este día especial para ellos reciban de Cristo la fuerza necesaria para ejercer devotamente su ministerio. Oremos.
- Por nuestros gobernantes, para que aprendan de Cristo a servir con amor y entrega a sus pueblos. Oremos.
- Para que aprendamos a servirnos unos a otros con amor fraterno, especialmente con aquellos más necesitados de nuestra sociedad. Oremos.
- Por nosotros, para que encontremos en el servicio a los hermanos el sentido del amor y la felicidad en esta vida. Oremos.
Presentación de las ofrendas
Hoy llevamos al altar de una manera muy especial las ofrendas de Pan y Vino, que fueron consagrados por Cristo en la última cena y convertidos en su cuerpo y su sangre. Hoy viviremos nuevamente ese hermoso gesto de amor suyo para cada uno de nosotros.
Comunión
Cristo nos amó hasta el extremo y por eso quiso también quedarse bajo las especies de Pan y Vino para que podamos alimentarnos de su Cuerpo y su Sangre. Acerquémonos solemnemente a participar de este gran banquete Eucarístico.
Final
Ahora nos corresponde a nosotros ir al mundo y vivir con nuestro prójimo el mandamiento del amor que hoy nos ha dejado el Señor, convirtiéndonos en servidores de los demás.
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