DOMINGO III DE PASCUA C: moniciones y peticiones
Monición de entrada Bienvenidos, hermanos, en esta gran fiesta del trabajo del 1 de mayo en el tercer domingo del tiempo pascual, dentro de la cincuentena pascual. Como los siete discípulos de Jesús al borde del lago de Galilea, también estamos invitados por Jesús que nos dice “Vamos, almorzad”. Hoy toma su pan, el de su palabra y el del sacrificio, y nos lo da. Él mismo se nos da como amigo, atento al deambular de nuestras vidas. Con corazón agradecido comencemos esta Eucaristía dominical. Saludo Al Padre que está sentado en su trono y al Cordero degollado en la Cruz… bendición y gloria, sabiduría y acción de gracias. Que su paz esté siempre con todos vosotros. Acto penitencial Sin haber visto al Resucitado, creemos en él. Dejémonos sosegar por él ahora que estamos cansados, desanimados… “después de bregar toda la noche, sin conseguir nada”. -Tú, Jesús, te manifestaste vivo ante tus discípulos: Señor, ten piedad.-Tú, Jesús, insuflas en nuestro corazón a tu Espíritu Santo: Cristo, ten piedad.-Tú, Jesús, nos haces testigos tuyos: Señor, ten piedad. Salmo Responsorial (Sal 29) Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. Oración de los fieles Ya que Jesús resucitado, hoy como ayer, está ahí en la playa del lago… ya que se apresta a servirnos el banquete de su Pascua… ya
que nos hace ser sus testigos fidedignos… digámosle: Escúchanos, Jesús resucitado. -En comunión con el Papa Francisco y sus hermanos obispos, con sus ministros colaboradores presbíteros y diáconos, con todos los “pescadores de hombres” que faenan hoy sin grandes resultados, oremos. -En comunión con los hermanos que viven y anuncian el Evangelio con peligro de su libertad y de sus vidas, en medio del trabajo, de la familia o del mundo asociativo, oremos. -En comunión con los que experimentan la noche del dolor o de la prueba, con aquellos que ignoran o no saben reconocer la presencia del Resucitado en nuestro mundo actual, oremos. -En comunión con los trabajadores y trabajadoras del mundo, con los empresarios y empresarias, con los sindicatos y asociaciones laborales y empresariales, oremos. Despertando a tu Hijo del sueño de la muerte, tú haces brillar en medio de la noche el amanecer de un nuevo día. Ayúdanos a reconocer la presencia del Resucitado en las “playas” del mundo, en los ambientes marginales, en las periferias existenciales… pues él es “el Señor”. DespedidaJesús nos ha regalado este magnífico día de su resurrección y se nos adelanta y nos espera en la “playa” de nuestra vida cotidiana. Podéis ir en paz. ¡Aleluya, aleluya!…
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