—BIENVENIDA:
Antes de la salida del celebrante
Con la liturgia de este día, Miércoles de Ceniza, damos comienzo al tiempo de Cuaresma; ese período de cuarenta días de preparación a la Pascua. "Entramos en el abismo de la pasión de Cristo, nos acercamos a su cruz, a la cruz en que dio su vida por nuestros pecados; nos acercamos a ella, para experimentar, después del ayuno de cuarenta días, la alegría de la Resurrección".
Y en esta sagrada liturgia, se bendecirán las cenizas de las palmas y olivos que fueron bendecidas el Domingo de Ramos del año pasado, y esa misma ceniza, símbolo de la nada de las cosas humanas, y que nos recuerda lo que somos y lo que seremos, nos será impuesta a cada uno de nosotros, sobre nuestra cabeza, signo de la penitencia de este tiempo fuerte que hoy comenzamos.
El Señor nos llama hoy imperiosamente a reconciliarnos con Él, ya que éste es el tiempo favorable para hacerlo, efectuando un profundo cambio en nuestras vidas, una verdadera conversión y renovación pascual que exige una ruptura con el pecado y con el "hombre viejo", y a la que sólo podremos llegar por medio de la oración, la penitencia y la caridad fraterna.
—LITURGIA DE LA PALABRA:
1ª. LECTURA: (Jl 2, 12-18)
Estas exhortaciones del Profeta al pueblo de Israel, son las palabras del Señor a cada uno de nosotros hoy, convocándonos a una sincera y profunda penitencia.
SALMO RESP.: (50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17)
R. ¡Ten piedad, Señor, porque hemos pecado!
2ª. LECTURA: (2 Co 5, 20—6,2 )
Las palabras del Apóstol son bien claras: éste es el tiempo propicio para reconciliarnos con Dios, no recibiendo en vano la gracia que Él nos ofrece.
EVANGELIO: (Mt 6, 1-6. 16-18)
En la proclamación del santo Evangelio, el mismo Jesús nos llama a practicar la caridad, el ayuno y la oración, es decir, de los actos penitenciales propios del tiempo que hoy comienza.
—IMPOSICIÓN DE LAS CENIZAS:
Ahora será bendecida la ceniza que se impondrá sobre nuestra cabeza, recordándonos de esta manera nuestra nada, y las palabras de una de las fórmulas de imposición de la ceniza nos recuerdan lo que somos: “Polvo eres y al polvo volverás”, realidad sobre la que debemos meditar profundamente en este tiempo.
—ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Queridos hermanos y hermanas, elevemos nuestra plegaria al Señor, que nos concede el don de iniciar este tiempo cuaresmal, para que durante estos días de salvación, la acción de su Espíritu purifique nuestros corazones y los llene de su amor.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y TEN PIEDAD"
—Por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que todos los hombres recibamos su llamado a la penitencia, a rasgar el corazón, pero con la vista puesta en la Pascua, en la que el dolor se convertirá en auténtica alegría y gozo, pedimos...
—Por nuestros Obispo y todos nuestros sacerdotes, para que con su ejemplo y guía, nuestra Iglesia diocesana sea ferviente en la oración, la penitencia y el amor fraterno, pedimos...
—Por nuestra Patria, para que volvamos a Dios de todo corazón, y ante las numerosas dificultades que nos toca vivir, nos unamos de verdad y seamos auténticos sembradores de esperanza, de misericordia y de perdón, pedimos…
—Por todos los que sufren, para que jamás caigan en la tentación de creer que Dios está lejos de ellos y para que en el ofrecimiento de su dolor encuentren el camino hacia la pascua eterna, pedimos...
—Por toda nuestra comunidad, para que este sea un tiempo propicio para sentirnos pueblo peregrino que camina hacia esa Pascua en la que, Dios, nos mostrará su poder y su gloria, su amor y su vida, su triunfo y el futuro que nos espera, pedimos…
CELEBRANTE:
Padre, escúchanos con bondad: líbranos del lastre del pecado y concédenos la agilidad de la gracia, para que podamos transparentar la alegría de tu salvación y demos frutos de auténtica caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Al presentar ahora sobre la mesa del altar, el pan y el vino para el sacrificio, ofrezcámonos al Padre, con nuestras pocas virtudes y nuestras muchas miserias, pero con un sincero deseo de conversión y salvación.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Tan grande es el amor de Dios, que nos entregó a su Hijo para salvarnos, por eso, démosle gracias con alegría y con el gozo de que aún espera por nuestra conversión.
—COMUNIÓN:
Al compartir ahora con nuestros hermanos, el mismo Pan de salvación, entramos en una íntima comunión con Cristo, que debe hacernos partícipes de sus mismos sentimientos: el amor por todos los hombres hasta la entrega total.
Cantamos...
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
—DESPEDIDA:
Iniciemos la Cuaresma con esperanza y alegría, reconociéndonos pecadores y sabiendo que nuestro Dios es compasivo y misericordioso. El pecado nunca debe producir en nosotros desánimo, sino un real propósito de conversión.
Nos despedimos cantando...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario