V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Antífona de entrada Sal 94, 6-7
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios.
Veníte, adorémus Deum, et procidámus ante Dóminum, qui fecit nos; quia ipse est Dóminus Deus noster.
Monición de entrada
Año C
La eucaristía dominical es el momento en el que, como bautizados, hacemos visible nuestra fe. Dispersos durante la semana, nos juntamos hoy para formar un solo cuerpo, el de los que siguen al Señor. Dejamos todo para escuchar las Escrituras que hemos recibido, comer su pan y beber su vino. Y así somos enviados de nuevo, pero ya transformados, a las tareas de la vida.
Acto penitencial
Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usarse las siguientes invocaciones:
Año C
- Tú solo eres santo, y nosotros pecadores: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Tú eres el Hijo de Dios; muéstranos al Padre: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Tú eres nuestro Señor; nos adherimos a ti: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición y de la aspersión del agua bendita.
Oración colecta
Protege, Señor, con amor continuo a tu familia, para que, al apoyarse en la sola esperanza de tu gracia del cielo, se sienta siempre fortalecida con tu protección. Por nuestro Señor Jesucristo.
Famíliam tuam, quaesumus, Dómine, contínua pietáte custódi, ut, quae in sola spe grátiae caeléstis innítitur, tua semper protectióne muniátur. Per Dóminum.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del V Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C.
PRIMERA LECTURA Is 6, 1-2a. 3-8
Aquí estoy, mándame
Lectura del libro de Isaías.
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el
templo.
Junto a él estaban los serafines, y se gritaban uno a otro diciendo:
«¡Santo, santo, santo es el Señor del universo, llena está la tierra de su gloria!».
Temblaban las jambas y los umbrales al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije:
«Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de gente de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey, Señor del universo».
Uno de los seres de fuego voló hacia mí con un ascua en la mano, que había tomado de! altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
«Al tocar esto tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado».
Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
«A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?».
Contesté:
«Aquí estoy, mándame».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 137, 1bcd-2a. 2bcd-3. 4-5. 7c-8 (R.: id)
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
In conspéctu angelórum psallam tibi, Dómine.
V. Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
In conspéctu angelórum psallam tibi, Dómine.
V. Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
In conspéctu angelórum psallam tibi, Dómine.
V. Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
In conspéctu angelórum psallam tibi, Dómine.
V. Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
In conspéctu angelórum psallam tibi, Dómine.
SEGUNDA LECTURA (forma larga) 1 Cor 15, 1-11
Predicamos así, y así lo creísteis vosotros
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados,
y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis en vano.
Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto; después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.
Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto yo como ellos predicamos así, y así lo creísteis vosotros.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SEGUNDA LECTURA (forma breve) 1 Cor 15, 3-8. 11
Predicamos así y así lo creísteis vosotros
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
Hermanos:
Yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí:
que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto; después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí. Pues bien; tanto yo como ellos predicamos así, y así lo creísteis vosotros.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Aleluya Mt 4, 19
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Venid en pos de mí –dice el Señor–, y os haré pescadores de hombres. R.
Veníte post me, dicit Dóminus, et fáciam vos fieri piscatóres hóminum.
EVANGELIO Lc 5, 1-11
Dejándolo todo, lo siguieron
╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.
Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». Respondió Simón y dijo:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:
«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Y Jesús dijo a Simón:
«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Año C
Oremos al Padre celestial, que en Jesucristo, su Hijo, se nos revela cercano a nosotros, lleno de misericordia.
- Por la Iglesia. para que no falten las vocaciones sacerdotales y de consagración a Cristo. Roguemos al Señor.
- Por los que se dedican a la política, para que la entiendan ante todo como un servicio desinteresado a la sociedad. Roguemos al Señor.
- Por los que admiran a Jesús de Nazaret y no reconocen en él al Dios santo y misericordioso, para que por la fe lo descubran como el que trasciende a todos y está cercano a nosotros. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, que queremos vivir la experiencia religiosa y la disponibilidad de Pedro y de Isaías, para que el Señor nos conceda la fe que necesitamos Roguemos al Señor.
Dios todopoderoso, extiende sobre nosotros el poder de tu brazo para salvarnos; completa tus favores con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Señor y Dios nuestro, que has creado estos dones como remedio eficaz de nuestra debilidad, concédenos que sean también para nosotros sacramento de vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dómine Deus noster, qui has pótius creatúras ad fragilitátis nostrae subsídium condidísti, tríbue, quaesumus, ut étiam aeternitátis nobis fiant sacraméntum. Per Christum.
Antífona de comunión Sal 106, 8-9
Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. Calmó el ansia de los sedientos y a los hambrientos los colmó de bienes.
Confiteántur Dómino misericórdiae eius, et mirabília eius fíliis hóminum, quia satiávit ánimam inánem, et ánimam esuriéntem satiávit bonis.
O bien: Mt 5, 5-6
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Beáti qui lugent, quóniam ipsi consolabúntur. Beáti qui esúriunt et sítiunt iustítiam, quóniam ipsi saturabúntur.
Oración después de la comunión.
Oh, Dios, que has querido hacernos partícipes de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir de tal modo que, unidos en Cristo, fructifiquemos con gozo para la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Deus, qui nos de uno pane et de uno cálice partícipes esse voluísti, da nobis, quaesumus, ita vívere, ut, unum in Christo effécti, fructum afferámus pro mundi salúte gaudéntes. Per Christum.
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