03 enero 2022

Pastores, Reyes Magos y regalos

 Hace tan sólo unos días, contemplábamos a los primeros adoradores del Niño de Belén. Eran unos pastores que habían estado bregando durante toda la noche con sus ovejas y que recibieron la noticia de labios de un ángel: “En la ciudad de David os ha nacido hoy un salvador, que es el Mesías, el Señor”. Los pastores, de condición humilde y de corazón limpio, se dijeron: “Vamos a Belén a ver qué ha sucedido”. Y puntualiza el evangelista que “fueron a toda prisa y encontraron a María, a José y al recién nacido, acostado en un pesebre”. Tal como lo había anunciado el ángel.

Hoy, vienen a adorar al Niño unos magos de Oriente que, obedeciendo a una estrella, han sido guiados hasta el lugar donde se encontraba el Niño.Han entrado en la casa y lo han visto con María, su madre, se han arrodillado y le han ofrecido oro, incienso y mirra.
De todo ello se deduce que Jesús ha pretendido dejar bien claro que viene al mundo para salvar, no sólo a los judíos y a las gentes de su pueblo (representados por el grupo de pastores), sino también a los gentiles, a los no judíos (significados en la figura de los magos de Oriente). De ahí que la fiesta de hoy reciba el nombre de Epifanía (manifestación),declarando de este modo el carácter universal de la tarea del Salvador… Quedan, por tanto, anulados los exclusivismos, la acepción de personas, todo tipo de marginación, las distintas “varas de medir”…
Otra de las enseñanzas que me ha impactado es constatar que Dios siempre coloca en nuestro caminar una especie de “luces” que nos llevan a encontrar a Jesús: en los pastores, fue un ángel; en el caso de los magos, una estrella,.. Nuestro cometido se reduce simplemente a ser fieles a estas “luces”, a seguir a la estrella o a obedecer al ángel.

Creo conveniente detenerme en el detalle de los regalos: oro, incienso y mirra. Cuando uno visita a algún ser querido, la educación exige que no se vaya con las manos vacías. Un obsequio cariñoso es siempre la carta de presentación más adecuada y el adorno más logrado de nuestra presencia. Dios nos regaló a su Hijo, los magos obsequiaron al Niño. ¿Y nosotros? ¿qué pensamos ofrecerle?
Y hablando de regalos, no podemos olvidar que hoy es el día de los niños, de esos “locos bajitos” que no han podido dormir esta noche, pendientes de lo que iban a traerles los Reyes Magos, Papá Noel o el Olentzero. Los niños, hoy, han madrugado más que cuando van al colegio. Si hubiera que poner nombre a su alegría incontenible, yo la llamaría ilusión. La ilusión es como la espuma de la que surgen pompas de jabón que los niños pinchan y se ríen. La ilusión es anhelar lo que aún no se posee, empeñarse en crecer, jugar con sueños a fin de que se hagan realidad, descubrir el mundo con una sonrisa franca y generosa, abrirse a la vida con alegría y coraje…, descartar el pesimismo, la desesperanza, el hastío…
Que Dios nos quiere, no ilusos, pero si ilusionados. Como los niños.
Pedro Mari Zalbide

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