Antífona de entrada Sal 105, 17
Sálvanos, Señor. Dios nuestro, reúnenos de entre los gentiles: daremos gracias a tu santo nombre, y alabarte será nuestra gloria.
Salvos nos fac, Dómine Deus noster, et cóngrega nos de natiónibus, ut confiteámur nómini sancto tuo, et gloriémur in laude tua.
Monición de entrada
Nuestra celebración dominical nos recuerda que cada uno de nosotros hemos sido elegidos por el Señor. Cada eucaristía renueva en nosotros esta vocación y hace crecer en nosotros la fe, la esperanza y el amor, virtudes que son nuestro sustento y que nos hacen fuertes en Cristo. Con alegría nos disponemos, como comunidad, a participar de este sacramento de vida.
Acto penitencial
Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usarse las siguientes invocaciones:
Año C
- Tú eres la Palabra de Dios; ayúdanos a superar nuestra incredulidad: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
-Tu Palabra es la verdad; en ti confiamos: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Queremos escuchar tu Palabra y guardarla en nuestro corazón: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición y de la aspersión del agua bendita.
Oración colecta
Señor, Dios nuestro, concédenos adorarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo.
Concéde nobis, Dómine Deus noster, ut te tota mente venerémur, et omnes hómines rationábili diligámus afféctu. Per Dóminum.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del IV Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C (Lec. I C).
PRIMERA LECTURA Jer 1, 4-5. 17-19
Te constituí profeta de las naciones
Lectura del libro de Jeremías.
En los días de Josías, el Señor me dirigió la palabra:
«Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones.
Tú cíñete los lomos:
prepárate para decirles todo lo que yo te mande. No les tengas miedo,
o seré yo quien te intimide.
Desde ahora te convierto en plaza fuerte,
en columna de hierro y muralla de bronce,
frente a todo el país:
frente a los reyes y príncipes de Judá,
frente a los sacerdotes y al pueblo de la tierra.
Lucharán contra ti, pero no te podrán,
porque yo estoy contigo para librarte
—oráculo del Señor—».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17 (R.: cf. 15ab)
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
Os meum annuntiábit salutáre tuum, Dómine.
V. A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre.
Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído y sálvame.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
Os meum annuntiábit salutáre tuum, Dómine.
V. Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
Os meum annuntiábit salutáre tuum, Dómine.
V. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
Os meum annuntiábit salutáre tuum, Dómine.
V. Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación,
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
Os meum annuntiábit salutáre tuum, Dómine.
SEGUNDA LECTURA (forma larga) 1 Cor 12, 31 — 13, 13
Quedan la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
Hermanos:
Ambicionad los carismas mayores. Y aún os voy a mostrar un camino más excelente.
Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o un címbalo que aturde.
Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber; si tuviera fe como para mover montañas, pero no tengo amor, no sería nada.
Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados; si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me serviría.
El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca.
Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará.
Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios.
En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SEGUNDA LECTURA (forma breve) 1 Cor 13, 4-13
Quedan la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
Hermanos:
El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca.
Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará.
Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios.
En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Aleluya Lc 4, 18
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad. R.
Evangelizáre paupéribus misit me Dóminus, prædicáre captivis remissiónem.
EVANGELIO Lc 4, 21-30
Jesús, como Elías y Eliseo, no solo es enviado a los judíos
╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús comenzó a decir en la sinagoga:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
Y decían:
«¿No es este el hijo de José?».
Pero Jesús les dijo:
«Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».
Y añadió:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Año C
Oremos al Señor nuestro Dios. El inclina su oído a nosotros y nos salva.
- Por los que han recibido la misión de anunciar el Exangelio para que lo anuncien sin temor, denunciando el pecado, llamando a la esperanza, consolando, iluminando. Roguemos al Señor.
- Por los que cumplen la ardua tarea de educar a los demás, para que enseñen con autoridad, con coherencia, con la palabra y el testimonio de vida. Roguemos al Señor.
- Por aquellos a quienes les cuesta reconocer la palabra de Dios en la envoltura de la palabra humana, para que sepan aceptarla con fe y humildad Roguemos al Señor.
- Por nosotros, para que no rechacemos la palabra de Dios que nos interpela, incluso cuando contradice nuestra manera de pensar y de vivir. Roguemos al Señor.
Señor, tú eres nuestra esperanza; que nuestra boca pueda contar tu auxilio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Presentamos, Señor, estas ofrendas en tu altar como signo de nuestro reconocimiento; concédenos, al aceptarlas con bondad, transformarlas en sacramento de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Altáribus tuis, Dómine, múnera nostrae servitútis inférimus, quae, placátus assúmens, sacraméntum nostrae redemptiónis effícias. Per Christum.
PREFACIO IV DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
LAS ETAPAS DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN EN CRISTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque él, con su nacimiento, renovó la vieja condición humana; con su pasión destruyó nuestro pecado; al resucitar de entre los muertos, nos aseguró el acceso a la vida eterna; y en su ascensión al Padre, abrió las puertas del cielo.
Por eso, con los ángeles y la multitud de los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Ipse enim nascéndo vetustátem hóminum renovávit, patiéndo delévit nostra peccáta, aetérnae vitae áditum praestitit a mórtuis resurgéndo, ad te Patrem ascendéndo caeléstes iánuas reserávit.
Et ídeo, cum Angelórum atque Sanctórum turba, hymnum laudis tibi cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Sal 30, 17-18
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia, Señor, no quede yo defraudado tras haber acudido a ti.
Illúmina fáciem tuam super servum tuum, et salvum me fac in tua misericórdia. Dómine, non confúndar, quóniam invocávi te.
O bien: Mt 5, 3-4
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum. Beáti mites, quóniam ipsi possidébunt terram.
Oración después de la comunión
Alimentados por estos dones de nuestra redención, te suplicamos, Señor, que, con este auxilio de salvación eterna, crezca continuamente la fe verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Redemptiónis nostrae múnere vegetáti, quaesumus, Dómine, ut hoc perpétuae salútis auxílio fides semper vera profíciat. Per Christum.
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