01 diciembre 2020

DOMINGO 6 DE DICIEMBRE DE 2020 DOMINGO IIº DE ADVIENTO

 PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Celebramos hoy el segundo domingo de Adviento, el tiempo fuerte en que nos preparamos para recibir al Señor que viene a nuestro encuentro en esta Navidad, en que conmemoramos el hecho histórico de su primera venida en la humildad de nuestra carne; pero es también el tiempo de nuestra preparación a su segunda venida, la escatológica, que será al final de los tiempos en el esplendor de su grandeza.

 

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

El Señor, que envía a Juan el Bautista a preparar la venida del Mesías, nos exhorta hoy, en su palabra, a que también nos preparamos para recibir a Jesús, el Hijo de Dios que viene a salvarnos, exigiéndonos una auténtica renovación, abandonado el camino del mal y entrando en su camino, el que Jesús nos indica, con su vida y sus enseñanzas, único que conduce a la Casa del Padre.

 

1ª. LECTURA:        (Is 40, 1-5. 9-11)        (Ver texto)

 

Ya en el Antiguo Testamento, el Profeta nos exhorta a preparar los caminos, a renovar nuestras vidas, para poder recibir así, al Mesías, al Salvador.

 

SALMO RESP.:     (84, 9-14)      (Ver texto)

 

                       R.    Muéstranos, Señor, tu misericordia..

 

2ª. LECTURA:     (2 Pe 3, 8-14)   (Ver texto)

 

El Apóstol nos dice que si bien sólo Dios sabe cuándo y cómo va a acabar la historia humana, los cristianos debemos esperar al Señor, activa y piadosamente.

 

EVANGELIO:   (Mc 1, 1-8)      (Ver texto)

 

En la proclamación del santo Evangelio, escuchamos al mismo Jesús que nos muestra a Juan el Bautista retomando las palabras del Profeta que nos llama a preparar la llegada del Señor. Cantemos el Aleluya.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Y ahora, queridos hermanos, elevemos con fe nuestra plegaria a Dios, nuestro Padre, la plegaria confiada de los que esperan ansiosamente la venida gloriosa de su Hijo.

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

 

"VEN SEÑOR, Y NO QUIERAS TARDAR MÁS"

 

v Padre santo, para que por la predicación de tu Iglesia todos los hombres busquemos en ese desiertoen esa realidad dura que nos toca vivir, construir un camino para tu Hijo que viene a salvarnos, te pedimos...

 

v Padre buenopara que guiados por nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, en nuestra comunidad se realice una efectiva renovación y así podamos cumplir con fortaleza de espíritu, los preceptos de tu ley, te pedimos...

 

v Padre todopoderosopara que busquemos una auténtica reconciliación entre todos, sabiendo perdonar como tú lo haces con nosotros, y así construyamos una nación que viva en la concordia y la fraternidad, te pedimos...

 

v Dios de todo consuelo, para que en cada hermano pobre, enfermo, con hambre, sin trabajo, abandonado, encontremos la presencia real de tu Hijo que es el necesitado, te pedimos...

 

v Padre misericordiosopara que en toda nuestra comunidad, en una auténtica conversión de nuestras vidas y en medio de tantos atajos, acondicionemos un sendero limpio, sencillo y humilde, para que Jesús venga por él a nuestro encuentro, te pedimos...

 

CELEBRANTE:

 

Padre bueno, escucha esta plegaria y concédenos la gracia de recibir la plenitud que tu Hijo nos ha prometido y que nunca nos falten caminos que nos lleven a Él, que es el amor verdadero. Te lo pedimos por el mimo Cristo, nuestro Señor.

 

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Las ofrendas que ahora presentamos, deben ser un verdadero signo de nuestro deseo de convertirnos e iniciar una nueva vida: la de la gracia.

 

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

 

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

 

Nosotros, por Cristo, hemos conocido la salvación de Dios, y queremos realmente vivirla y con nuestras vidas anunciarla. Por eso ahora, en comunión con Cristo y son su Espíritu, demos gracias al Padre.

 

COMUNIÓN:

 

En esta Eucaristía que ahora vamos a compartir fraternalmente, está Jesús realmente presente; y esa presencia suya debemos hacerla llegar a todos los hombres, nuestros hermanos, mediante signos concretos de amor.

 

COMUNIÓN ESPIRITUAL:

Al término de la distribución de la comunión.

 

Hermanos:

Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

 

Creo Señor mío que estás realmente presente

en el Santísimo Sacramento del altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo

ardientemente recibirte dentro de mi alma;

pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,

ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si te hubiese recibido, me abrazo

y me uno todo a Ti;

Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.

Amén.

 

DESPEDIDA:

 

Esta celebración debe significarnos un compromiso de preparar el camino del Señor, allanar sus senderos, para que los que no se han encontrado aún con Cristo se sientan animados a hacerlo.

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