Porque no estoy seguro, Señor,
de que estás conmigo.
Porque pienso que estoy solo
en todo momento.
Porque siento que la vida es difícil.
Porque no me creo del todo tus Palabras:
Tengo miedo, Señor.
Se me mueve la barca, mis cimientos y convicciones,
con las pequeñas dudas cotidianas,
con mis dificultades de la vida,
con la prisa, el agobio y las obligaciones.
Tú me dices:
Soy Yo, no tengas miedo.
Se me mueve la barca, tengo miedo:
a todo lo que pueda ocurrir a los míos,
a que falle la salud y no tener fuerza,
a no tener nuestras necesidades cubiertas…
Tú me dices otra vez:
Soy Yo, no tengas miedo.
Se me mueve la barca,
me lleno de angustia:
por los temas laborales o domésticos,
por las personas que acompañan mi vivir,
por lo que dejo por hacer o por decir…
Tú me dices siempre:
Soy Yo, no tengas miedo.
Se me mueve la barca, estoy nervioso:
por exigirme tanto en todo momento,
por no aceptar mis fallos e incoherencias,
por no llegar a todo lo que debo,
por no tener un rato para Ti:
Tú me dices:
Soy Yo, estoy contigo. No tengas miedo.
Mari Patxi Ayerra
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