03 agosto 2020

Moniciones: XIX Domingo del Tiempo Ordinario CICLO A

Pastoral de la Salud "Señor ten piedad" - Kyrie Eleison: Evangelio ...

MONICIÓN DE ENTRADA

Hermanos, sean todos bienvenidos a la celebración del XIX Domingo del Tiempo Ordinario. Al disponernos para la celebración de la mesa del Señor, preguntémonos: ¿En qué situaciones hemos reconocido la mano de Dios en esta semana? Dios no deja de obrar en nuestro favor y, aun en las horas más difíciles, nos manifiesta su ternura.

Movidos por la alegría de los hijos de Dios, aclamemos su gloria.

MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA

La Palabra de Dios nos muestra cómo diversos personajes reconocieron al mano de Dios: Elías en la brisa suave del murmullo, San Pablo en sus adversidades y los discípulos en medio de la tormenta. A todos, Dios se nos manifiesta, nuestra tarea como creyentes es saber cómo y en quiénes.

Atendamos a la Palabra de Dios para que reconozcamos su poder.

ORACIÓN DE LOS FIELES

R/.  Muéstranos tu rostro, Señor.

1) Por la Iglesia, para que en comunión con la voz de sus pastores, reconozca los desafíos de la evangelización y lo anuncie con dinamismo siempre nuevo.

2) Por nuestra nación, golpeada por tantas adversidades, para que sepa reconocer cómo tu mano la sostiene y la llama a construir la justicia de tu reinado.

3) Por nuestros hermanos que atraviesan por horas de tinieblas, para que no desesperen en sus pruebas y fortalezcan su esperanza de vivir el gozo en el Espíritu Santo.

4) Por nosotros, comunidad parroquial, para unidos en la caridad y la dirección pastoral de nuestro párroco N., sepamos resistir los embates de las tormentas y reconozcamos tu rostro como familia de Dios.

MONICIÓN AL OFERTORIO

Así como san Pablo, quien no tenía más para ofrecer a Cristo que sus trabajos y pesar, llevamos al altar la ofrenda de nuestra vida, para que en nosotros, por la acción del Espíritu de Dios, se muestre el rostro de Cristo vivo, el cual es suave como una brisa y fortaleza en medio de las tormentas. Hagamos nuestra ofrenda.

MONICIÓN A LA COMUNIÓN

“Realmente eres el Hijo de Dios”. Esta es la confesión de los discípulos de Jesús, no sólo porque ha calmado la tormenta, sino porque los ha acompañado en la adversidad. Que al recibir este pan de vida, renovemos la confesión de nuestra fe y sepamos que Dios se manifiesta ante nosotros y nos sostiene con su ternura.

Con corazón devoto, pasemos a comulgar.

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