Moniciones XVIII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A
2 de agosto de 2020
Monición de entrada
Queridos hermanos, con mucho amor fraternal les recibimos y les damos la bienvenida a la celebración de esta Santa Misa, en el Décimo Octavo Domingo del Tiempo Ordinario.
Venimos al Señor con hambre y sed. confiados en que Él nos dará aquí el alimento verdadero.
Con muchas ansias de encontrarnos con Dios, comencemos cantando esta Santa Misa. De pie por favor.
Moniciones para las Lecturas
Opción 1: Monición para todas las lecturas
El profeta Isaías aparece como un pregonero que anuncia la llegada de Dios e invita a todos los que no tienen nada a acercarse y saciar la sed y el hambre que no calman otros bienes. Es justamente la Palabra de Dios la que satisface los anhelos del ser humano, que son de amor. A ese amor fiel de Dios que está dispuesto a hacer alianza se refiere el apóstol Pablo en este hermoso himno de la Carta a los Romanos que proclama su amor incondicional. La compasión y clemencia de Dios, que también alaba el salmista, son las que Jesús manifiesta ante todos los que le rodean y llegan hasta él necesitados. Con atención escuchemos esta Palabra.
Opción 2: Monición para cada una de las lecturas
Primera Lectura (Isaías 55, 1-3)
Escuchemos la voz del profeta Isaías que se alza para invitar a los «pobres de Jahvé» a acercare a Dios y alimentarse con su palabra y no se dejen engañar por los que anuncian mentiras. Escuchemos nosotros también esa voz con atención.
Salmo Responsorial (Salmo 144)
Con el salmista hoy alabemos a Dios que nos sacia de favores. Digamos todos:
Segunda Lectura (Romanos 8, 35. 37-39)
Dios nos ama incondicionalmente y de ese amor nada ni nadie nos puede separar. Escuchemos este hermoso himno de la Carta de San Pablo a los Romanos.
Evangelio (Mateo 14, 13-21)
La bondad y el amor de Jesús se manifiestan claramente en el texto que escucharemos a continuación, tomado del Evangelio de San Mateo. Atentos escuchemos, que Dios quiere calmar nuestra hambre y nuestra sed.
Oración de los fieles
- Por la Iglesia, para que siga abriendo nuevos horizontes de esperanza para el mundo. Oremos.
- Por quienes tienen alguna responsabilidad en el gobierno de nuestros pueblos, para que promuevan el bien social que proviene de la justicia divina. Oremos.
- Por los más necesitados en el mundo entero, especialmente por los que pasan hambre, para que el Señor, así como lo hizo con el pueblo de Israel, sacie el hambre espiritual y material de los más necesitados. Oremos.
- Por todos los que este día participamos de este banquete eucarístico, para que aprendamos también a compartir la comida con nuestro prójimo. Oremos.
Ofrendas
Acompañados con la alegría de nuestros cantos, llevemos al altar las ofrendas de pan y vino, que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Comunión
Consolidemos ahora la unidad de todo nuestro pueblo, acercándonos a comulgar. Comamos del pan que sacia nuestra hambre y nuestra sed.
Final
Hemos sido testigos de la presencia de Cristo en esta Santa Misa. Hemos comido del pan que da la vida. Ahora vayamos a dar testimonio de nuestra fe ante un mundo cada vez más hambriento y sediento de eternidad.
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