02 enero 2020

Domingo 5 enero: ¿LE ACOGEREMOS?

Por José María Martín OSA

1.- Jesús se encarna por nosotros. Pero vino a los suyos y los suyos no lo recibieron, prefirieron las tinieblas a la luz. Hoy día sigue viniendo a nosotros, ¿por qué no sabemos reconocerlo? Es verdad que celebramos la Navidad, pero más que Navidad son "navidades" en las que es muy difícil identificar la presencia del Niño-Dios. Porque las luces nos deslumbran y no descubrimos la auténtica "luz", porque estamos llenos de cosas que nos impiden profundizar en nuestro interior para descubrirle, porque nos hemos quedado en la envoltura y no hemos descubierto el tesoro que encierra. Hace poco recibí por correo esta "carta" de Jesús:


"Como sabrás, se ha celebrado de nuevo mi cumpleaños. Todos los años se hace una gran fiesta en mi honor y este año ha sucedido lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la televisión y en todas partes no se habla de otra cosa que de la fiesta de mi cumpleaños. La verdad, es agradable pensar que, al menos un día al año, algunas personas piensan un poco en mí. Como tú sabes hace muchos años que empezaron a festejar mi cumpleaños. Al principio era una forma de comprender y agradecer lo mucho que hice por ellos, pero me da la impresión de que hoy día pocos saben para qué lo celebran. La gente se reúne y se divierte mucho, pero no sabe de qué se trata. Recuerdo que este año, al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta en mi honor. Había cosas muy deliciosas en la mesa, todo estaba decorado y recuerdo que había también muchos regalos; pero ¿sabes una cosa? Ni siquiera me invitaron. Yo era el invitado de honor y ni siquiera se acordaron de invitarme. La fiesta era para mí, y cuando llegó el gran día me dejaron fuera, me cerraron la puerta... y yo quería compartir la mesa con ellos. La verdad es que no me sorprendí porque en los últimos años casi todos me cierran la puerta. Yo quiero celebrarlo, todavía hay tiempo, ¿me abrirás tú la puerta para que entre? Estás todavía a tiempo"

2. – Acampó entre nosotros. La revelación fundamental del evangelio de este domingo, el prólogo de San Juan es que a todos aquellos que le reciben "Dios les da poder para ser hijos suyos". A todos aquellos que son capaces de acogerlo en su corazón, Dios les regala su gracia, que se desborda generosamente. Dios ha querido estar dentro del mundo, no fuera. La gráfica imagen que el evangelista utiliza para describir la encarnación de Dios en el hombre es la de "acampó entre nosotros". No hay derecho a echar a Dios de nuestro mundo, Él está presente en nuestra vida. Es absurdo decir Dios sólo habita en el cielo, pues Él ha querido encarnarse en nosotros. ¿Para qué? No tengo ninguna duda: para enseñarnos a amar. Dios se humaniza, como dice San Agustín, para hacernos a nosotros divinos.

3.- Acoger a Jesús en nuestra vida. Una persona me envió un mensaje de Navidad, que es sobre todo una súplica. Creo que aclara la manera en que tenemos que acoger al Dios que se encarna en nuestras vidas: "En breve va a nacer un niño y será huérfano si no lo adoptas. Me gustaría que lo acogieses en tu hogar junto con tu familia. Tendrá que hacer una limpieza general y quitar trastos para hacerle sitio. Retirar el egoísmo, el consumismo, la comodidad, la soberbia, el encerrarse en uno mismo, el orgullo, la mentira, la indiferencia ante los problemas y alegrías de los demás, la envidia, la cizaña, la rutina, las excusas... Necesitará que creas en El y en lo que puede hacer a través de ti. Con este frío no se te olvide con un tejido muy cálido llamado AMOR, que cuanto más lo repartas a quienes te rodean, más calentito estará. Por cierto, sólo te dejará dormir si siembras PAZ cada día, pues si se te olvida llorará mucho. Pero en el fondo, ya verás cómo será la alegría de la casa. Gracias por ayudar a que este niño tenga un hogar en tu corazón. ¡Su vida depende de ti!".

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