20 diciembre 2019

Viniste a este mundo, Jesús

Y a nosotros nos gusta contar tu nacimiento
con figuritas, con musgos,
con juguetes de niño, para no tomarnos
demasiado en serio tu venida.
Llegaste a este mundo porque vivíamos sin Dios
viniste a decirnos que así no merece la pena
seguir viviendo,
que estamos poco contentos,
que gastamos demasiada vida
en las pequeñeces domésticas,
en los desencuentros relacionarles,
en tener razón o en razonar nuestra sinrazón.

A veces preferimos escuchar villancicos,
canciones casi de cuna,
para no hacer silencio y dejar que nos susurres
al oído tu Buena Noticia.
Para que no nos recuerdes que estamos salvados
si vivimos queriéndonos mucho,
muchísimo a nosotros mismos,
tanto como nos quieres Tú
y tienes un gran proyecto para cada uno.
Y no te queremos escuchar invitarnos
a querer a los otros igual,
con todo el corazón, con toda nuestra
capacidad de entrega, de respeto, de empatía,
de facilitarles el camino de la vida.
A veces preferimos ver tu foto de familia
y enseñarte la nuestra,
para que no nos hables de otros hermanos,
que están muy lejos,
que tienen una existencia demasiado complicada
que nos liarían la vida, si la entretejiéramos
con la nuestra…
Ya que… ¡bastante tenemos nosotros
con el trajín de cada día!
No queremos oírte que todavía te duelen
más ellos que nosotros,
que tus preferidos son los pobres,
y que te encantaría enviarnos a ellos,
colárnoslos en el corazón,
para que juntos cambiáramos
este mundo nuestro que no funciona,
en un espacio común en el que todos
vivamos bien.
Viniste a este mundo, Jesús, no te vayas,
a ver si conseguimos de una vez por todas,
vivir a tu manera.
Mari Patxi Ayerra

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