DOMINGO IVº DE ADVIENTO
PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Celebramos hoy el domingo cuarto de Adviento, y
nos reunimos ya casi a las puertas de la Navidad. Y nuestra celebración
debe ser una espera tranquila, sincera, ilusionada del Señor. Abrámonos
a su constante venida; y que esté muy presente en nuestra celebración
de hoy, aquella joven que, porque creyó totalmente en la Palabra de
Dios, fue Madre del Señor.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
En
la palabra del Señor se nos manifiesta hoy el cumplimiento de la
profecía de Isaías: la Virgen Madre da a luz al Hijo de Dios, al
Emmanuel, al "Dios con nosotros" que se hace hombre, elevándonos a la
dignidad de hijos de Dios y haciéndonos realmente hermanos entre
nosotros.
1ª. LECTURA: (Is 7, 10-14) (Ver texto)
Las
profecías de Isaías que hemos venido leyendo durante estos domingos,
nos llevan hoy a fijar nuestra mirada en la Navidad, que estamos tan
próximos a celebrar.
SALMO RESP.: (23, 1-6) (Ver texto)
R. Va a entrar el Señor, el rey de la gloria.
2ª. LECTURA: (Rm 1, 1-7) (Ver texto)
Escuchemos
ahora las palabras de Pablo, que nos anuncia el Evangelio, la gran
noticia en la que se fundamenta nuestra fe, y nos presenta quién es
Jesucristo, en quien esperamos.
EVANGELIO: (Mt 1, 18-24) (Ver texto)
Escuchemos
la realización de las palabras del Profeta en aquella joven de Nazaret
que se llamaba María. Con nuestro canto del Aleluya aclamemos al Señor
que viene, al Señor que se ha hecho uno de nosotros.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Con
el pensamiento puesto en las fiestas que vamos a celebrar, y atentos a
las necesidades de todos, dirijamos ahora nuestras plegarias a Dios,
nuestro Padre.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"VEN SEÑOR, Y NO QUIERAS TARDAR MAS"
v Dios bondadoso, al pedirte por la Santa Iglesia y nuestro querido Papa Francisco,
para que todos los hombres del mundo, recibiendo su mensaje de amor y
de paz en nuestro corazón, eliminemos todo lo que en nuestras vidas se
opone a tu presencia entre nosotros, te pedimos...
v Señor
de la vida, al pedirte por nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, para
que por ellos recibamos las enseñanzas de tu Hijo, y así vivamos en
santidad y justicia todos los días de nuestra vida, te pedimos...
v Señor de la historia, porque
anhelamos la paz en el mundo, y que cesen definitivamente los
derramamientos de sangre y todos reconozcamos, en cada hombre, a un
verdadero hijo tuyo y un hermano nuestro, te pedimos...
v Dios
rico en misericordia, al pedirte por todos los que sufren, por los que
se sienten tristes y vacíos porque nada esperan, para que en la
manifestación de tu amor descubran motivos de vida y alegría, te
pedimos....
v Dios
todopoderoso, al pedirte por toda nuestra comunidad, para que
celebrando profunda y espiritualmente la Navidad, así también nosotros,
desde nuestra fragilidad y nuestra pobreza, podamos anunciar con
nuestras vidas la fuerza contagiosa e irresistible del amor, te
pedimos...
CELEBRANTE:
Señor,
estas son nuestras súplicas, acógelas con el mismo amor que nos has
manifestado en el nacimiento de tu Hijo Jesús. Que vive y reina contigo
por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Al
presentar las ofrendas, presentamos a Dios un corazón limpio y abierto,
para recibir en nuestras vidas a su Hijo que viene a traernos la
liberación.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Alabemos
a nuestro Padre del Cielo porque, gracias a este memorial de la ofrenda
hecha por su Hijo, también nosotros, después de veinte siglos, somos
santificados para ser pueblo de la Nueva y Eterna Alianza.
COMUNIÓN:
María
pudo ser Madre del Hijo de Dios, por vivir en comunión profunda con el
Señor; y Ella debe ser el modelo para que también nosotros vivamos esta
comunión, cuyo fruto debe ser hoy, el estar decididamente al lado de
quienes nos necesitan.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Al
terminar nuestra celebración recordemos que la mesa de la familia nace
necesariamente de la celebración previa en la mesa del Señor. En la
Nochebuena, en cada una de nuestras parroquias y templos, el Señor nos
espera para la celebración gozosa y solemne de su Nacimiento. Así
podremos celebrar una verdadera y cristiana Navidad.
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