03 agosto 2019

Para fijarnos en el evangelio Domingo XVIII de Tiempo Ordinario

• Un litigio familiar sobre cuestiones de herencia…. Hecho frecuente en la vida diaria. Jesús no entra en disputa jurídica: reparto de la “herencia” (14). Recuerdoque era costumbre acudir a los rabinos para dirimir cuestiones legales, como herencias. Según las tradiciones jurídicas judías, el hijo mayor de una familia de dos hermanos recibía los dos tercios de las posesiones paternas. El hombre que interpela a Jesús, dándole el título de maestro es, probablemente, el hermano más joven que no ha debido recibir nada de la herencia. El choque entre los dos hermanos por el reparto de la herencia dependía en última instancia de la avaricia insaciable del hombre.
• Avaricia: aspiración a querer tener más. Un deseo incontenible de dinero que no encuentra dónde satisfacerse. Para el Evangelio de Lucas este deseo es otra cara de la idolatría, que no hace la vida más segura ni colma las aspiraciones más profundas. Para ilustrar este punto narra el evangelista esta parábola.

• Aviso a la multitud (15) y la parábola (solo Lucas la recoge) que lo ilustra. La parábola habla de un rico que no ve a nadie más que a él (“amontona riquezas para sí” v.21), se cree que es Dios y olvida hasta la muerte. El rico está obsesionado por el tener (19). El rico es un avaro, pero no solo eso, también es un ateo, pues ¿dónde está Dios para el que piensa así? ¿dónde está el verdadero significado de la vida para quien no advierte su carácter transitorio?
• ¿Qué le pasa al rico? La ambición de acumular riqueza impide encontrar la vida verdadera: los vienes no aseguran la vida. Los vienes son relativos: la codicia o el afán de acumulación es una idolatría (adorar a un dios falso, no dador de vida).
• Conclusión de Lucas con esta parábola… necesidad de ver al pobre y compartir con él los bienes. “Rico ante Dios” es quien se desprende de los bienes a favor de los necesitados (12,33-34), o sea las obras de caridad con el prójimo es el auténtico tesoro.
• Búsqueda de otra clase de riqueza: “Buscad los bienes de allá arriba”, los vienes que vivió Jesús (desprendimiento, fraternidad, confianza en Dios, amor)…. Esta es la riqueza valiosa digna de acumularse. La familia que le interesa a Jesús es la que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica, no otra (Lc 8,21).

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