11 agosto 2019

LA ACTITUD SERVICIAL DE MARÍA


Resultado de imagen de asunción de maría

Por José María Martín OSA
1.- “Se puso en camino”. En el momento que María sabe que ha concebido un Hijo, por el anuncio del Ángel, seguramente su alegría y felicidad fueron intensas, pero Ella no se las guardó para sí misma, sino que se apresuró a compartir, a comunicar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, a la persona que más lo necesitaba: Isabel. Esta acción de María nos habla de la relación con el prójimo: familiares, vecinos, conocidos, compañeros e incluso desconocidos, que necesitan de nuestro consejo, de nuestra sonrisa, de nuestra ayuda, de nuestro cuidado, de nuestro tiempo; porque todas estas obras son las que dan testimonio de nuestra fe; El evangelista dice que se levantó, se puso en movimiento. Podemos suponer que Lucas, con esta expresión, quiere subrayar el impulso vigoroso que lleva a María, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a dar al mundo el Salvador. El texto evangélico refiere, además, que María realiza el viaje "con prontitud". Lucas nos invitar a ver en María a la primera anunciadora del evangelio, que difunde la buena nueva, comenzando los viajes misioneros de Jesús. La dirección del viaje de la Virgen es particularmente significativa: será de Galilea a Judea, como el camino misionero de Jesús.

2.- María, la mujer creyente. El canto, el Magníficat, con el cual la Virgen alaba al Señor por su amor y lealtad con la humanidad, es una síntesis de la obra salvadora que vine a realizar Jesús; ha llegado el momento de la liberación y la justicia para los más pequeños; el momento de un nuevo amanecer porque, Cristo, Luz del mundo está entre nosotros, y esto lo expresa María, asistiendo a Isabel, su parienta anciana, que lleva en su seno a Juan el Precursor. El Evangelio según Lucas nos dice que María estuvo 3 meses con ella, tiempo que dedicó María a ayudar y servir a Isabel; a vivir con ella el Misterio, la realización del Plan de Dios. María e Isabel vivieron, tal vez como nadie, la fe, la esperanza y el amor. Este momento de la Visita de María a Isabel es también el primer encuentro entre Jesús y Juan, quien salta de gozo en el seno de su madre, porque sabe que está ante el Salvador. Isabel, proclamándola "bendita entre las mujeres" indica la razón de la bienaventuranza de María en su fe: "¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!". La grandeza y la alegría de María tienen origen en el hecho de que ella es la que cree. Isabel, con su exclamación llena de admiración, nos invita a apreciar todo lo que la presencia de la Virgen trae como don a la vida de cada creyente. Dios la ha escogido precisamente a ella, porque ha mirado su humildad, la humillación de su esclava. María es humilde y sabe que vive en la verdad, sabe que ella no es más que el canal que Dios ha escogido para comunicar a los hombres su gracia salvadora. La vida de María es un canto de alabanza a la grandeza del Señor. La mejor manera de celebrar las fiestas de María es alabar a Dios por todas las cosas buenas que ha hecho Dios a través de nosotros. Nosotros, siempre débiles e imperfectos, hacemos cosas buenas porque Dios actúa en nosotros con su poder, su gracia y su fuerza. Alabemos a Dios por ello.
3.- María nos prepara el camino. El misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo nos invita a hacer una pausa en la agitada vida que llevamos para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí en la tierra, sobre nuestro fin último: la Vida Eterna, junto con la Virgen María El saber que María ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad perfecta para siempre. Este es el mensaje principal que nos trae esta fiesta de la Asunción de María: tenemos vocación de eternidad, nuestro destino es la vida. Cuando se rompan los lazos corporales que nos unen a la tierra será Dios mismo el que nos lleve junto a él. También nosotros, hijos de María, esperamos vivir siempre y para siempre en Dios, nuestro Salvador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario