05 julio 2019

SUERTE QUE TIENE UNO

Por Pedrojosé Ynaraja
1.- Suerte es tener la Fe que tenemos los cristianos, mis queridos jóvenes lectores, incomparablemente la mejor suerte. Es nuestra, totalmente personal, no puro bagaje cerebral. No es preciso ser intelectual para ser persona de Fe, ya que esta reside en Cristo, no en un libro. Y esta misma Fe es vínculo que nos comunica con Él, que nos tiñe de Él. Si en algo, pues, debemos sentirnos honrados es en Él y por Él. Es el mejor trofeo que podamos exhibir.
2.- Los deportivos se refieren a una determinada época que más o menos pronto pasa, pues, con los años se pierden facultades. Los triunfos en oposiciones, concursos o exámenes también caducan. Se pierde la memoria, se descubren o mejoran nuevos principios científicos, se inventan ingenios nunca imaginados, degenera la voz, la vista que observa, o las manos que sostienen un pincel, o teclean una composición literaria, también disminuyen. Pero Cristo Resucitado Redentor y Salvador, no pierde facultades. Es el mismo siempre y lo es eternamente joven. Y nosotros, incorporados a Él, gozamos de eterna juventud. A quien os pueda decir que es campeón de lo que sea, sin quitarle méritos, debéis recordadle que vosotros sois cristianos, trofeo este que ni se oxida, ni se lo arrebatan a quien quiere conservarlo. Y orgullosos de su amistad y de vuestros esfuerzos por siempre conservarla, os sentiréis felices. y sabréis que lo sois, más de lo que pensáis. Creo yo que esto corresponde a lo que comunica el apóstol Pablo a los gálatas.

3.- El pregón de Isaías lo dedica al Israel de Dios, pero sabemos que podemos atribuirlo a la Iglesia, Esposa Amada de Cristo. Pasamos una temporada, lamentable temporada, en que se han descubierto numerosas manchas en la Iglesia, que nadie quería observar, pero que existían ya hace tiempo. El Papa ha querido efectuar una limpieza a fondo. No os asustéis por lo que salga. Vosotros sabéis que si un tejido está sucio y lo sometemos al lavado o a un quitamanchas, observaremos que sale un líquido sucio. En realidad el agua o los disolventes, no hacen más que trasladar los borrones fuera y van a parar a la cloaca. Si el tejido es bueno resiste y queda como nuevo. No tengáis miedo, mientras en la Iglesia haya mártires, misioneros y contemplativos, el lienzo eclesial resistirá y la iniciativa del Papa será un día elogiada, como ocurre cuando alguien lleva a la tintorería un antiguo y valioso paño y se lo devuelven limpio y planchado.
4.- Y para completar este mensaje de gozo de las dos lecturas, el pasaje evangélico de la misa de este domingo nos ofrece una gozosa experiencia de 72 discípulos del Maestro. Debéis situaros en lo fundamental que debe ser lo que oriente vuestra vida, debéis recordar siempre que lo importante no es ver una película, sino hacer de vuestra vida una película. Que más que competir con vuestro tablet o teléfono inteligente, en los mejores juegos virtuales on line, es lograr que toda vuestra vida, con sus novedades, con sus imprevistos, con sus dificultades, sea un ambicioso juego en el que ganéis. No olvidéis nunca que tenéis un entrenador buenísimo que estará siempre dispuesto para ayudaros. No hace falta que dispongáis de muchas cosas. No es preciso que tengáis el más moderno atuendo, ni dispongáis de muchos aparatos.
5.- El Señor os invita a incorporaros a sus proyectos. Recordad que si bien se dirigió a multitudes y les multiplicó el alimento que precisaban, llegada la hora de su muerte, quienes le acompañaron no eran multitud, que por otra parte le hubieran aturdido, quienes con Él estaban junto a la cruz, eran los que le habían amado particularmente y se atrevían a continuar amándole. Quienes se preocuparon de ofrecer decorosa sepultura y digna mortaja, le habían tratado confidencialmente en soledad. Estoy recordando a Nicodemo y a las santas mujeres que acompañaron junto a la cruz y sepultaron. Marchan los 72 con poco bagaje y mucha ilusión, a cumplir con los proyectos del Señor. Con fieles consignas que implicaban riesgos. Vuelven felices, habían abandonado oficio y aficiones y habían sido testigos de que eran capaces de vencer a los malignos.
6.- Os lo confío a vosotros, mis queridos jóvenes lectores, trato de tener solamente lo preciso, lo necesario para vivir y para poder ayudar a los demás y podría contaros la gran cantidad de experiencias gozosas que he vivido. Mis amigos a veces, cuando se enteran de lo que me ha pasado, accidentes por ejemplo y de que nada malo me ha ocurrido, dicen que es un milagro. Yo creo que no hay para tanto, pero sí que os cuento que por el entorno de mi casa hemos visto víboras y ninguna me ha mordido y que un día, al ir a ponerme la estola para decir misa, sentí un pinchazo en el dedo anular y al sacudir la mano, vi en el suelo un escorpión. No es que sea un animal muy peligroso, por lo menos los de por aquí, pero duele mucho, según dicen. A mí la experiencia me sirvió para reafirmarme en la confianza en Dios. Recordé el fragmento evangélico de la misa de hoy, le di las gracias y contento empecé la misa que aquel día la celebraba solo.
Temo la muerte como casi todo el mundo, pero mi confianza en que mi nombre este inscrito en el cielo no flaquea.

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