27 marzo 2019

ORGULLO Y VERGÜENZA

Por Pedrojosé Ynaraja

1.- “El que es de Cristo es una criatura nueva; lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado” dice Pablo en el fragmento de su segunda Carta a los Corintios que nos ofrece la liturgia dominical de este domingo. Si lo antiguo ha pasado, quiere decir que el que ha aceptado al Señor es una persona diferente. Habréis observado, mis queridos jóvenes lectores, que muchos que se presentan como maestros espirituales, pretenden ofrecer un evangelio “light”, de baratillo, fácil de aceptar, de usar y tirar, como tantas ofertas que hoy en día se hacen, en el campo espiritual y en otros muchos terrenos. La juventud de hoy en día dicen, no está para cosas largas, difíciles y profundas, música, convivencia entre ellos y poco más, aceptan.


2- Y el Reino de los Cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan, no lo olvidéis (Mt 11,12) Reducir la doctrina de Cristo a minúscula apreciación, al alcance de cualquiera y sin esfuerzo alguno. Misas cortas con guitarra y juerga al salir, es lo que quieren, sin que la semilla del Reino al germinar en su interior modifique todo su ser, es una tendencia que en la decadente cultura post cristina, se ofrece a los jóvenes, con la pretensión de no perder adeptos.

3.- El cristiano es un hombre diferente, sin que tal distinción se deba a su hábito exterior o por su vanidoso parloteo. Cada uno de vosotros debe preguntarse, mis compañeros de trabajo, de estudios, o de aficiones, ¿se han dado cuenta de que soy cristiano? Cada uno de vosotros debe preguntarse: ¿sabría, sé, quienes son cristianos, de entre los muchos que trato a diario? O ¿son todos igual de grises?

4.- Cambio de tercio.- El evangelio de hoy contiene un relato de un colorido tal, que los autores consideran es uno de los mejores de la literatura de aquellos tiempos y lugares.

(Antes de continuar, permitidme que me entretenga en una banalidad. Se menciona en la parábola que el hijo prodigo se contrató con un porquero en tales condiciones, que ni se le permitía comer las algarrobas que les echaban a los cerdos. Como supongo que algunos de vosotros, mis queridos jóvenes lectores, no habitáis en la cuenca mediterránea, desconoceréis probablemente, de que alimento se trata. Os daré una breve explicación. El algarrobo es un árbol típicamente mediterráneo, crece y prospera en terrenos semejantes a los que tradicionalmente se cultivan olivos. Se trata de un vegetal cuyo fruto es en leguminosa, de un tamaño bastante mayor que un haba. Se seca entre las ramas, tiene un gusto muy dulce y en la actualidad acostumbra a entrar en la composición de los piensos para el ganado. En tiempos de hambre, cuando, como en mi niñez, se sufría las consecuencias de una guerra civil, la algarroba era una chuchería que comprábamos, a un precio inferior al de los caramelos o galletas. El comercio, según leo, por aquel entonces, hacía de ellas un substituto del cacao, en la elaboración del chocolate. Hoy en día continúa entrando en la composición de confiterías y helados industriales y hasta en cosméticos. Aparece con el nombre de garrofín. ¡Basta ya de trivialidades!)

Pues, no, vuelvo a ahora a insustanciales comentarios. Recuerdo que es oportuno para lectores más que adultos, que alguno debe haber en el ámbito virtual de betania.es, advertir que hacia la mitad del siglo pasado, una película de cierto éxito aprovechaba este y otro pasaje bíblico, como fondo ideológico de su guion. Su título era “Al este del Edén”.

5.- Vuelvo al evangelio de la misa de hoy, que tal vez no debiera haber abandonado. El texto, bastante extenso, no apto para trasmitirlo por WhatsApp, como comprobaréis, pone el acento en la chulería del hermano mayor, ahora bien, se entretiene en la descripción del comportamiento del menor. Es detallista, hoy en día seguramente el Señor diría de él: arruino la fortuna familiar, se dio a las drogas y se hizo okupa, hasta que sus mismos compañeros de habitáculo le echaron del piso y en la calle solo pudo alimentarse de lo que encontraba en los contenedores… Supongo que ninguno de vosotros, mis queridos jóvenes lectores, ha caído a tal extremo en el terreno de la subsistencia, pero sin duda sí en el de costumbres, juegos y diversiones, nada dignas y se siente un paria entre las tradiciones, costumbres y criterios familiares o ambientales. Puede, pues, identificarse con él.

6.- Quien se fije en el relato del hijo menor, que reflexione y no caiga en desaliento. Es una narración de parafarmacia, muy apto para salir de depresiones de diagnóstico no clínico. Dios siempre está dispuesto, preparado y ambiciona, acoger al que acude con humilde arrepentimiento, que no es lo mismo que vergüenza, como tantas veces repito. Os he dicho que el acento de la parábola lo ponía el Maestro en la actitud del hermano mayor. El que siempre había y era, buena persona, el de buenas costumbres burguesas, con su propio encanto, como señalaría el cineasta Buñuel.

7- En la actualidad se ha olvidado mucho la práctica del examen de conciencia y es una desgracia. No es un examen tipo test. Se parecería más bien a aquellos que exigen el estudio y comentario del pasaje de un libro y el traslado a la actualidad de sus contenidos, acompañando ejemplos vividos. En este caso, observado el resultado y autocalificándose, conviene arrepentirse, que es algo más que proponerse cambiar. Porque entre la “gente bien”, abunda la vanidad. Tienen el orgullo de ser orgullosos y desde su alta posición social, o desde la que se creen estar, van descubriendo, fijándose y propagando, los defectos, malas costumbres e incapacidades, de los que suponen están a sus pies. Muchos están convencidos de que se merecen que les extiendan una alfombra roja, por la que se deslizarán siempre con suficiencia.

Tiene dinero, buen tipo o presumen de capital y tal vez sea su verdad, pero la realidad es que obran con egoísmo y ambición, sin dar fruto alguno para el Reino de los Cielos. Acabo repitiendo: no dejéis de examinaros, mis queridos jóvenes lectores.

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