06 febrero 2019

V Domingo del Tiempo Ordinario 10 de febrero de 2019 Moniciones

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a la Eucaristía del Quinto Domingo del Tiempo Ordinario. Jesús de Nazaret llama hoy a sus discípulos. Y ellos, fascinados desde el principio, parece que ni siquiera se lo piensan. Le siguen sin dudar. Tal vez, nosotros hemos sido menos rápidos y menos valientes. Y nos hemos hecho de rogar. Quién sabe si Jesús todavía espera que nosotros demos un paso firme en su seguimiento. Deberíamos, hoy profundizar en nuestra auténtica vocación y mejorar el talante cristiano que debe impregnar nuestras vidas. Hoy es un gran día para comenzar a vivir en la cercanía permanente de Jesús de Nazaret.




MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS

1.- La primera lectura, del Libro de Isaías, tiene el estilo apocalíptico muy habitual en el Antiguo Testamento. Pero su fondo nos dice que el conocimiento y presencia de Dios en nuestra alma nos responsabiliza inmediatamente con la misión que el Señor encomienda a cada uno. Y debemos acometer nuestra tarea sin miedo a nuestra fragilidad o limitaciones propias.

S.- El salmo 137 es un Himno de Acción de Gracias ya convertido en texto litúrgico en tiempos de Jesús. Viene agradecer la fuerza y los dones de Dios. Para nosotros su efecto y contenido es igual. Hemos de dar gracias a Dios continuamente por los favores recibidos.

2.- Comenzamos hoy –en la segunda lectura— la enumeración de las respuestas que San Pablo da en su primera carta a los fieles de Corinto respecto a las preguntas sobre la resurrección. Su testimonio es muy válido para nosotros, porque está escrito cuando muchos de los testigos de la vida de Jesús estaban vivos. La referencia, pues, es directa. Como siempre Pablo de Tarso nos ayuda a entender mejor a Cristo y a nuestro cristianismo.

3.- Lo fundamental para nosotros, hoy, es que los apóstoles “lo dejaron todo para seguir a Jesús”. Y aun reconociendo como Pedro que eran pecadores no erraron en la dirección de su camino. Nuestros pecados tampoco pueden ser excusa para estar lejos de la misión que Jesús nos propone a todos y cada uno de nosotros, aquí y ahora. Nuestra vocación ha de llevarse por delante nuestros pecados y emprender el camino que nos lleva a la paz y al amor. Jesús nos lo pide y nos acompaña en nuestro camino.

Como en otras ocasiones informamos nuestros lectores que estas moniciones están redactadas para leerse ligadas a cada unas de las lecturas o agrupadas en una sola válida para el inicio de la proclamación todas juntas.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Escuchemos con mucha atención la plegaria que el sacerdote navarro, Javier Leoz, nos ofrece para estos momentos finales de nuestra eucaristía.

HAZTE PASO, SEÑOR

¡HAZTE  PASO, SEÑOR!

Y,  en tu camino, déjanos pistas para seguirte

Amor  para entregar

Pasión  para desvivirnos por los demás

Fuerza  para ser testimonio de tu presencia

Verdad  para dinamitar la falsedad

Alegría  para irradiar optimismo

Palabra,  para iluminar las sombras

Humildad,  para hacer frente a la contrariedad

¡HAZTE  PASO, SEÑOR!

Exhortación de despedida

Hemos escuchado a Pablo de Tarso dar una gran lección sobre el amor. Conviene volver a leerla en casa. Es del capítulo 15 de la Primera Carta a los Corintios. Merece la pena meditar en las palabras del Apóstol de los Gentiles.

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