05 febrero 2019

Liturgia del Domingo 5º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

QUINTO DOMINGO – TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)
  1. Somos Llamados y Enviados
  2. La Rica Palabra de Dios
Saludo (Ver Segunda Lectura)
Por la gracia de Dios somos lo que somos.
Que su gracia no permanezca estéril en nosotros.
Lo que importa es que difundamos la Buena Nueva de Salvación.
Que el Señor, Jesús, esté siempre con ustedes.

1. Somos Llamados y Enviados
Si nuestra fe es verdaderamente parte integral de nuestras vidas, tendríamos que ser muy conscientes de su riqueza, que no podemos guardar solo para nosotros. Lo que vemos con ella, lo que vivimos con ella, queremos compartirlo con otros. Si la fe nos hace sentirnos felices y seguros en Dios, nos  damos cuenta de que la hemos recibido no para nosotros solos. Hagamos a los otros felices y ricos en la fe: ésa es la vocación de todo cristiano. Pidamos al Señor aquí en la eucaristía que sepamos revelarle y llevarle a otros, al menos por medio de nuestra conducta auténticamente cristiana.

2. La  Rica Palabra de Dios
Es una suerte que la nueva liturgia haya abierto la Biblia para nosotros. No solamente la oímos ahora en nuestra propia lengua vernácula, sino que también el número y selección de textos leídos ha mejorado inmensamente. No es de extrañar que mucha gente tenga ahora una Biblia y que la lea regularmente ¿Por qué y para qué leemos la Biblia? ¿Es solamente para buscar consuelo en ella en momentos de dolor, o es que queremos conocer mejor a Dios, especialmente encontrando a Jesús y su mensaje?  Cuando conocemos a Dios mejor,  ¿llevamos a otros más cerca del mismo Dios? Jesús nos pide hoy que difundamos su palabra y su mensaje. Escuchémosle, mientras él nos habla.

Acto Penitencial
Delante del Dios totalmente santo nosotros somos simplemente pecadores. Le pedimos que purifique nuestros labios y nuestros corazones y que nos envíe a anunciarlo a los otros como a nuestro Dios que cura y salva.
(Pausa)
Señor Jesús, tú entregaste tu vida por nuestros pecados según las Escrituras:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, al tercer día tú resucitaste a una nueva vida para traérnosla como don  y compartirla con nosotros.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, por tu gracia  tú nos llamas a ser apóstoles de tu Buena Noticia de salvación.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Por tu gran misericordia, Señor, perdónanos, y que tu gracia no sea estéril en nosotros sino que dé frutos de santidad. Llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta 
Oremos para que Dios nos haga capaces 
de hacer creíble el evangelio.
  (Pausa)
Oh Dios santo, origen y culmen de nuestra felicidad:
Tú confías tu Buena Nueva de vida
a personas débiles y falibles.
Guárdanos libres del desaliento
y danos la fuerza para proclamar tu mensaje
con el lenguaje de nuestra conducta y nuestra vida. 
Que Jesús, tu Hijo, actúe con nosotros y en nosotros, 
para que tengamos el valor de decir:
“Aquí estoy, Señor,
envíame como mensajero tuyo,
para compartir tus alegres noticias de felicidad
con todos los que estén dispuestos a escuchar”.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Primera Lectura (Is 6,1-8): Aquí Estoy, Envíame
Isaías creyó  en la presencia de Dios en el Templo, pero no esperaba ver una visión del Dios santo. Movido por esta experiencia, aceptó convertirse en humilde profeta de Dios.

Segunda Lectura (1 Cor 15,1-11): Soy Apóstol por la Gracia de Dios
Pablo pensó que persiguiendo a los cristianos estaba defendiendo a Dios contra una secta peligrosa. Jesús le sorprendió y le hizo su apóstol.

Evangelio (Lc 5,1-11): Les Haré Pescadores de Hombres
Pedro y sus compañeros eran pescadores expertos. Jesús los llama para ser expertos pescadores de hombres. Ellos dejaron todo para seguirle.

Oración de los Fieles
Como pueblo elegido de Dios, presentemos a nuestro Padre del cielo las necesidades y plegarias de todos, y digámosle: R/ Escucha a tu pueblo, Señor.

  1. Por el Papa y por todos los Obispos, llamados por el Señor para ser “pescadores de hombres”, para que afronten con valor y esperanza las olas tempestuosas de nuestro tiempo de renovación y continúen predicando sin miedo el evangelio de Cristo, roguemos al Señor.  R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
  2. Por los misioneros, y por todos los que difunden el evangelio, para que por su propia vida evangélica y por su apertura a todos den testimonio de la universalidad y belleza del mensaje de Cristo, roguemos al Señor. R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
  3. Por los llamados por el Señor a un servicio especial en la Iglesia, como sacerdotes o religiosos consagrados, para que su propia experiencia de Cristo sea la fuente de su fuerza para permanecer fieles a la llamada de Dios, roguemos al Señor.  R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
  4. Por todos los cristianos, para que tengan el coraje de arriesgar su bienestar, su confort y su paz personal para ayudar a presos y refugiados, ancianos, enfermos y extranjeros, roguemos al Señor.  R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
  5. Por nuestras comunidades cristianas, para que la celebración de la eucaristía nos comprometa cada vez más a cuidarnos los unos de los otros,  y nos dé fortaleza para trabajar juntos para hacer nuestras comunidades vivas en Cristo Jesús, roguemos al Señor. R/ Escucha a tu pueblo, Señor.
Señor Dios nuestro, no somos más que gente débil. Haznos aptos para cumplir fielmente cualquier tarea que tú deseas que llevemos a cabo, con la fuerza de Jesucristo nuestro Señor. 

Oración sobre las Ofrendas 
Oh Dios y Padre nuestro:
En estos signos de pan y vino
celebramos el acontecimiento central
que resume nuestra fe
y da sentido a lo que somos y hacemos:
la muerte y resurrección de tu Hijo. 
Purifica nuestros labios y corazones
con su cuerpo y su sangre
y envíanos a proclamar con nuestras vidas
que Jesús es nuestro Señor, 
que vive y nos ama,
y que tú eres nuestro Padre bondadoso,
ahora y por los siglos de los siglos.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Alabamos a Dios por los apóstoles, testigos privilegiados de Jesús, que se convirtieron en pescadores de hombres, y con ellos estamos dispuestos a difundir la Buena Nueva de salvación. En el “Santo, santo” hacemos eco de las palabras de los ángeles, a quienes (según la Primera Lectura) Isaías oyó cantar la alabanza de Dios. 

Introducción al Padre Nuestro
Con las palabras de Jesús, que nos salvó,
oremos al Padre que nos convoca y nos ama
por medio del Espíritu, que nos guía.
R/ Padre nuestro… 

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y ven a nuestro encuentro 
en la humildad de nuestra condición humana pecadora.
Elimina lejos de nosotros el miedo
de que somos demasiado incapaces
para ser mensajeros e instrumentos 
de tu perdón y de tu amor, 
ya que eres tú mismo quien nos llama.
Envíanos a preparar con alegre esperanza
la venida gloriosa entre su pueblo
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
R/ Porque tuyo es el reino… 

Invitación a la Comunión
Este es el Cordero de Dios
que nos salvó del pecado
por su muerte y resurrección.
No somos dignos de recibirle,
pero él nos purifica y nos envía 
a proclamar su amor.
R/ Señor, no soy digno… 

Oración después de la Comunión 
Señor Dios nuestro:
Por amor tú nos has llamado
a cada uno de nosotros 
para una tarea de vida, una misión, 
y para un papel intransferible en tu plan, 
que ningún otro puede cumplir por nosotros;
tú has elegido a tu Iglesia 
para ser la testigo y el signo irremplazable 
de la muerte y resurrección de tu Hijo. 
Haznos a todos y cada uno de nosotros 
capaces de realizar nuestra misión
y envíanos  “mar adentro” 
con la fuerza del cuerpo y sangre 
de nuestro único Salvador,
Jesucristo nuestro Señor.    
Bendición
Hermanos: El Señor nos confía su palabra y su cuerpo eucarístico. Marchemos a proclamar su palabra y a ser su cuerpo visible para el mundo. ---  Que el Señor nos bendiga para que nosotros, a nuestra vez, seamos una bendición para todos.
Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.

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