Por Julia Merodio
Sé que hay muchos lugares en que se celebra la Vigilia de la Inmaculada, por eso este año os ofrezco unos materiales por si os sirven para su preparación.
Dependiendo de donde se realice cambiará el ambiente de la preparación, pues no es lo mismo hacerla en la parroquia para todo el mundo que en alguna sala: para un grupo, o para jóvenes… En cualquier caso a mí me parece que los signos son muy didácticos, por eso hay que cuidarlos. Un icono de María; alguna significación con velas, se pueden poner algunas semillas, o una biblia abierta por un cuadro de la Virgen…
Se puede empezar cantando a la Virgen:
CANCIÓN.-
•Estrella y camino prodigio de amor,
de tus manos Madre vayamos a Dios.
(Después los que cantan siguen entonando con la boca cerrada y alguien puede leer estas estrofas)
No importa que el sol se vaya, si la estrella sigue aquí,
No importa que se haga noche, si su brillo fulge así.
Estrella de la Mañana que antes de salir el sol,
Nos saludas con tu brillo y nos das la bendición.
Tú anuncias el nuevo día, nos traes al Enviado
Y nos regalas, ¡Oh Madre! Al Señor, nuestro esperado.
(De nuevo cantando)
•Estrella y camino prodigio de amor,
de tus manos Madre vayamos a Dios.
ELEGIDA PARA SER MADRE
Nos hallamos ante una joven, María, que:
•No entraba en sus planes la maternidad y sin embargo es elegida para ser madre.
•No entraba en sus planes ser famosa y va a ser nuestra referencia.
•No entraba en su mente poder educar a un hijo y educó, nada más y nada menos que: al Hijo de Dios.
La manera, de su elección, sobrepasa toda mente humana; por eso, antes de ver a María como persona, como esposa y como madre, recordaremos el comienzo de su historia de amor.
No tenía título, ni fama, ni dinero, ni poder; pero resultó elegida. Elegida entre todas las jóvenes de todos los continentes. Elegida por unanimidad y sin ningún voto en contra.
Todavía la tierra no sabía nada, cuando el Cielo ya gozaba de la gran noticia. Será consultada, se le pedirá permiso y una criatura humana tendrá en su mano la respuesta de la salvación.
Hasta los más indiferentes sienten algo especial al recordar esto. La inmensidad del hecho, con seguridad que, no deja a nadie indiferente.
Todo se había puesto en marcha. Mientras la gente de su tiempo come, trabaja, se divierte y duerme… alguien está en vela; alguien cuyo amor es: inmenso, incomparable, inestimable…
El emisario no se hace esperar. María estaba haciendo las labores propias de una joven de su tiempo y nada podía prever de lo que se estaba gestando.
De pronto, algo la inunda de luz y se oye una voz que pronuncia su nombre:
(En este momento, el lector se retira, se puede encender una luz más potente o un cirio y se hace lectura del texto evangélico que la pueden hacer dos personas, haciendo de María una mujer)
Ángel: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre de Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
María: “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?"
Ángel: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible”.
Silencio de oración…
Sigue el lector.-
Ella, pasa del susto al asombro y no sale de la incomprensión… “Porque has hallado gracia delante de Dios” ¿Hallar gracia ella? ¿Por qué…? Ella, que no conocía nada más que a la gente cercana, entre las que se contaban unas cuantas vecinas que coincidían al ir a la fuente.
María solamente contaba con su gran fe, su profunda esperanza y la gracia de Dios; pero, su cuerpo era de la misma carne que el nuestro, con los mismos interrogantes, las mismas dudas y los mismos riesgos. Sin embargo, no duda al decir: “Hágase como Tú quieras, mi Señor” Tu voluntad es mi voluntad y mis planes tus planes: “De acuerdo mi Señor”
Estoy segura que al pronunciar aquellas palabras su cuerpo tembló, como si hubiera recibido una descarga eléctrica. Sabía que acababa de sellar un compromiso; intuía que su misión no era fácil… pero sabía muy bien de quién se había fiado y eso le bastaba.
María queda sola y en silencio. ¡Qué madurez la suya!
Volvemos al silencio:
El lector lentamente va preguntando:
•¿Somos conscientes de que nosotros también hemos hallado gracias ante Dios?
•Dejemos que el Ángel pronuncie nuestro nombre. ¡Oigámoslo!
•Preguntemos a Dios, lo mismo que María, qué quiere de nosotros; cuál es nuestra misión…
•Después veamos si somos capaces de decir como ella: “De acuerdo mi Señor” “Hágase como Tú quieras”
Silencio.-
Canción.-
Sigue otro lector:
Acabamos de ver que Dios nos conoce y nos ama, nos ha llamado por nuestro nombre. Porque Dios llama siempre. Él nos llama desde la verdad de lo que somos; desde nuestras alegrías y nuestras tristezas; nos llama con nuestros recelos y esperanzas, cuando nos sentimos fuertes y cuando flaqueamos… Dios cuenta con nosotros para hacer ese mundo soñado por Él, donde se realice su proyecto de amor.
Volvemos al silencio:
Y vuelve a preguntar el lector, muy lentamente:
•¿Cuál es el nombre por el que Dios te llama?
•¿Qué quiere decirte Dios a través de tu nombre?
•¿Qué quiere decirle al mundo a través tuyo?
Canción.-
Oración de los fieles
(Si la hace un sacerdote él iniciará la oración de los fieles, si no la iniciará un monitor)
Como cristianos en marcha, pobres y pequeños, necesitados de salvación, acudimos a ti, Señor, y te presentamos nuestras necesidades colocadas en las manos de María.
•Proclama mi alma la grandeza del Señor.
Por la Iglesia; para que no deje nunca de agradecer tantos dones y generosidades como Dios le brinda en cada momento.
OREMOS
•Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Por el Papa, los obispos, los sacerdotes, los consagrados, los laicos comprometidos, en especial por los de nuestra parroquia...; para que vivan y trasmitan la alegría y el gozo que te inunda, cuando dejas al Señor ser el centro de tu vida.
OREMOS
•El Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Por todos los que trabajan en la preparación de la liturgia, en cáritas, y en cualquier servicio; para que dejen al Señor derramar, a través suyo, esa luz que la Iglesia tanto necesita.
OREMOS
•Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Por los que viven desesperanzados, desalentados, sin saber qué rumbo tomar; para que encuentren a alguien capaz de mostrarles que la misericordia del Señor siempre está por encima de cualquier situación.
OREMOS
•Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.
Por los que tienen los ojos puestos en el poder, la fama y el dinero; para que comprendan que los verdaderos valores están por encima de todo eso.
OREMOS
•A los hambrientos los llena de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Por todos los que estamos preparando ya la navidad; para que nos acordemos de los hambrientos de pan, de compañía, de esperanza, de amor... y seamos capaces de compartir con ellos lo mucho que tenemos.
OREMOS
Escucha, Padre, estas súplicas que te dirigimos por medio de nuestra Madre Inmaculada y danos un corazón generoso capaz de hacerlas realidad.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Después invitamos a todos a ponerse de pie para rezar el
PADRENUESTRO
Oración para la acción de gracias
Queremos esperarte, Señor, y queremos esperarte al lado de María, porque:
•Queremos esperarte como sólo Ella supo hacerlo.
•Queremos esperarte con el oído abierto al llanto del que grita.
•Queremos esperarte, Señor, estremecidos ante tanta noche interminable como detectamos en el horizonte que nos rodea.
•Queremos esperarte velando, para percibir tu llamada que tanto nos cuesta escuchar.
•Te esperaremos hasta que quieras tocar nuestro fondo, para salir de esta amarga espera que se prolonga cada día más.
•Te esperaremos en esta morada donde habitamos con la valla levantada, la puerta abierta y la lámpara encendida.
•Esperaremos con la alegría de que:
-Tu calor deshaga nuestra frialdad.
-Que tu dinamismo nos saque de nuestro letargo.
-Que tu consuelo enjugue nuestras lágrimas.
-Y tu bondad inunde de certeza nuestra falta de fe.
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