MONICIÓN DE ENTRADA
Sed, todos y todas, bienvenidos a la Eucaristía de este Domingo 33 del Tiempo Ordinario. Sabemos que Jesús amaba a los pobres. Predicaba por y para ellos en todo momento. Buscaba ablandar los corazones de sus coetáneos para que practicaran la verdadera caridad, el verdadero amor. Hoy la Iglesia celebra la II Jornada Mundial de los Pobres, instituida el año pasado por el papa Francisco y que en esta su segunda edición lleva el lema: Este pobre gritó y el Señor lo escuchó”. Estamos a punto de terminar un año litúrgico y, lógicamente, iniciar otro con la llegada del Adviento. La liturgia de este domingo, así como la del siguiente –que festejaremos a Jesucristo Rey del Universo— nos habla del final de un mundo que, una vez purificado, se abrirá a otro mundo, sin duda, mejor. Jesús nos enseña que hemos de confiar en Él y no asustarnos ante lo desconocido. Él siempre estará con nosotros. Pero hemos de irnos preparando muy especialmente para esos nuevos tiempos que veremos en el Adviento que se inicia el día 2 de diciembre… Estemos con espíritu de oración y fuerte esperanza ante ese nuevo tiempo que, sin duda, mejorará el actual. Iniciemos, pues, con gran alegría nuestra celebración.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- La primera lectura –del Libro de Daniel-- es suficientemente clara. Nos habla de que, al final, habrá un consuelo para los humildes, los oprimidos, los pequeños. Nos recuerda, que a este mundo de injusticia le seguirá un orden nuevo que dará a los últimos la verdadera vida. Esta lectura es un texto clásico de la literatura apocalíptica del Antiguo Testamento.
S.- El salmo 15 es un excelente ejemplo de oración personal ya que expresa una total confianza en la protección de Dios. Lo utilizaban los judíos, contemporáneos de Jesús, como petición para librarse de los opresores y de los invasores y vivir en la misericordia del Señor. También podemos hacer nuestro el sentido de este salmo 15 hoy mismo.
2.- En la segunda lectura, seguimos leyendo la Carta a los Hebreos. Y nos dice que Cristo es el único sacerdote ofrecido por amor para salvarnos y decirnos que no es posible soportar las tribulaciones de la vida sin acercarnos a la verdadera salvación que viene de la Cruz.
3.- En el evangelio de Marcos, Jesús anuncia su próxima muerte y profetiza sobre la destrucción de Jerusalén, que ocurriría en el año 78, antes de que desapareciera la generación que vivió los hechos terribles del Gólgota. Enlaza, además, con el fin del mundo, cuyo momento –fecha y hora— solo sabe el Padre.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Presentamos una nueva plegaria del padre Leoz para estos momentos finales de nuestra Eucaristía. Escuchemos con atención:
¡VIVIRÉ CADA DÍA, SEÑOR!
Sabiendo que, un día más, es un día menos
Un día más en el mundo,
pero un día menos para estar cerca de Ti
Un día más para hacer el bien
y un día menos en el intento de haber cambiado
Un día más para emplearme a fondo
o un día menos para buscar lo eterno
¡Viviré cada día, Señor!
Sabiendo que, al final, y como buen final
me aguardas y me esperas Tú.
Amén.
Exhortación de despedida
Salgamos con alegría. Se nos preanuncia el Adviento. Ese tiempo maravilloso de espera ante la dicha de la llegada de nuestro Salvador, a Belén de Judá.
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