• En esta ocasión los protagonistas son los Apóstoles y Jesús.
• Dos de los Apóstoles, los hijos del Zebedeo, son más explícitos y le manifiestan a Jesús sus aspiraciones: ser los primeros, pero los demás tenían los mismos deseos, lo que sucede es que no los expresan.
• Al frecuentar a Jesús constatamos que nos ofrece un estilo de vida, unos valores que no suelen ser los de este mundo. No se nos suele decir en nuestros ambientes “El que quiera ser grande, sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero sea esclavo de todos”. Más bien la propuesta suele ser bien contraria a lo que dice Jesús.
• Al escuchar y mirar a Jesús vemos que va por otro camino, tiene un estilo de vida diferente: “Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen…”
• Todos sus Apóstoles participan de las aspiraciones del mundo y están lejos de la propuesta de Jesús, por eso para ser seguidores de Jesús han de convertirse.
• Por lo que hoy y en otras circunstancias, como en el lavatorio de los pies, observamos que Jesús insiste en que el servicio es una de las actitudes que han de estar presentes en toda comunidad cristiana.
• Y todo ello porque ese ha sido su camino, esa ha sido su manera de hacer:
• “Porque el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos”.
• Jesús, como hizo su Madre (He aquí la esclava del Señor), ha hecho de su vida un acto de servicio a Dios y a la humanidad.
• En el texto vemos que todos los Apóstoles van por otro camino, totalmente contrario al que vive Jesús.
• Jesús que es un auténtico maestro no desperdicia ninguna ocasión para ejercer su magisterio y como siempre lo hace partiendo de la vida, de lo que ve, de lo que acontece.
• No anda con teorías y abstracciones sino que lo que dice está muy pegado a tierra.
• La Iglesia, toda ella, está llamada a entrar por ese camino del servicio para ser de verdad seguidora de Jesús.
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