Mi esperanza, en los momentos de fracaso
Mi alegría, en las heridas que producen la tristeza
Mi fortaleza, cuando la debilidad asoma y se cuela
por la ventana de mi existencia
Eres mi ley, Señor;
Contigo aprendo a distinguir entre el bien y el mal
A separar la verdad de la mentira
A diferenciar la humildad de la soberbia
El pecado de la perfección
Porque, Tú eres mi ley, Señor
Te pido que nunca me olvide de Ti
Que nada ni nadie distraiga mi atención
y pueda, en la medida de mis posibilidades,
ser instrumento de tu amor y de tu gracia.
Porque, Tú eres mi ley, Señor
Te pido que me ayudes:
a cumplir con rectitud tus mandatos
a meditarlos día y noche
a llevarlos constantemente en mi pensamiento.
Pero sobre todo, Señor,
Porque tu eres mi ley,
ayúdame a que ningún otro precepto
esté por encima de Ti.
Que ley alguna suprima tu nombre
Que interesadas leyes se conviertan
en un muro que me impidan el verte
que me impidan el encontrarte.
Y si algún día ocurriera, Señor,
que la letra fuera más grande que tu presencia
ayúdame a borrar de mi memoria
todo aquello que me obstaculiza
amarte y entregarme a ti con todo el alma.
Amén
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