31 agosto 2018

Dejáis los mandamientos de Dios para aferraros a la tradición

Los fariseos y algunos maestros de la ley de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos se ponían a comer con manos impuras, es decir, sin habérselas lavado. Porque los fariseos y todos los judíos, siguiendo la tradición de sus mayores, no se ponen a comer sin haberse lavado cuidadosamente las manos; y si vienen de la plaza, no comen
sin haberse lavado; y tienen otras muchas prácticas que observan por tradición, tales como lavar copas, jarros y bandejas. Así que los fariseos y los maestros de la ley preguntaron a Jesús: «¿Por qué tus discípulos no observan la tradición de los mayores, sino que comen con las manos impuras?». Él les contestó: «Hipócritas, Isaías profetizó muy bien acerca de vosotros, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto enseñando doctrinas que son preceptos humanos. Dejáis el mandamiento de Dios y os aferráis a la tradición de los hombres».
Llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended bien: Nada que entra de fuera puede manchar al hombre; lo que sale de dentro es lo que puede manchar al hombre.
Porque del corazón del hombre proceden los malos pensamientos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricia, maldad, engaño, desenfreno, envidia, blasfemia, soberbia y estupidez. Todas esas cosas malas salen de dentro y hacen impuro al hombre».
Marcos 7, 1-23
Comentario del Evangelio
La fe es una propuesta que Dios nos hace para ser felices. Nos abre el camino a muchas cosas que podemos hacer, que podemos vivir con mucha intensidad… Pero muchas veces vivimos la fe como una serie de cosas que no podemos hacer, como una forma de NO vivir.

Debemos vivir la fe como una camino de felicidad, como algo que está en el centro de nuestras vidas, pero ¿damos esa sensación? ¿qué pensarán los que no son cristianos de los que no lo son? ¿Nos ven felices viviendo nuestra fe?
Pues esa es nuestra tarea: contagiar la fe a los demás, hacerles el mayor regalo que tenemos: a Jesús, el Hijo de Dios.

Para hacer vida el Evangelio
• Pregúntale a dos o tres personas que no sean cristianas y pregúntales cómo nos ven a los cristianos.
• ¿Cómo debemos vivir la fe los cristianos? ¿Qué nos propone la Iglesia para vivir la fe con alegría?
• Escribe un compromiso que te ayude a contagiar la alegría de la fe a los demás.

Oración
Haznos, como Tú,
cada día más hermanos,
que nuestro corazón amplíe sus puertas,nuestra mente sea comprensiva
con toda situación,
nuestras manos estén dispuestas
a acoger a todos
y nuestro espíritu sea empático,
como lo era el tuyo.
Límpianos de todo escrúpulo enfermizo,
borra de nuestra mente toda culpa engañosa,
quítanos las manías que nos separan
y las rotundidades que nos alejan,
ensánchanos el corazón y amplía nuestra mirada
para entenderlo todo con cariño

y respeto.

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