06 junio 2018

Domingo 10 de junio: Liturgia

10 DE JUNIO DE 2018
LITURGIA DE LAS HORAS – Segunda Semana del Salterio.

R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Pueblo de reyes, asamblea santa, Pueblo sacerdotal, Pueblo de Dios, ¡bendice a tu Señor!

Te cantamos, oh Hijo amado del Padre, te alabamos eterna Palabra salida de Dios.  Te cantamos, oh Hijo de la Virgen María, te alabamos, oh Cristo, nuestro hermano, nuestro Salvador. 
   
SALUDO Y  MONICIÓN.

ACTO PENITENCIAL.

GLORIA.

ORACIÓN COLECTA.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro del Génesis 3, 9-15.

Cuando Adán comió del árbol, el Señor Dios lo llamó y le dijo: «¿Dónde estás?».
Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».
El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».

Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».
El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?».
La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí».
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón». 
     PALABRA DE DIOS

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 129.
Antífona: Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes temor.

Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora.

Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos.

SEGUNDA LECTURA. 
Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios 4, 13—5, 1.

Hermanos:
Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él.
Pues todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.
Por eso, no nos acobardamos, sino que, aun cuando nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día a día.
Pues la leve tribulación presente nos proporciona una inmensa e incalculable carga de gloria, ya que no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve; en efecto, lo que se ve es transitorio; lo que no se ve es eterno.
Porque sabemos que si se destruye esta nuestra morada terrena, tenemos un sólido edificio que viene de Dios, una morada que no ha sido construida por manos humanas, es eterna y está en los cielos. 
PALABRA DE DIOS

ALELUYA.
Antífona: Ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera –dice el Señor-.  Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.     

EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 3, 20-35

En aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas: «¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir;  una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dice: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».  
 PALABRA  DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Te vengo a ofrecer, te vengo a ofrecer, ¡oh mi Salvador!  El vino y el pan, el vino y el pan de nuestro sudor.

Te vengo a ofrecer, te vengo a ofrecer con todo mi ser, el vino y el pan la tierra y el sol y mi corazón.  El vino y el pan la tierra y el sol y mi corazón.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra, en toda la tierra.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado.  Qué es el hombre, para que te acuerdes de él; el ser humano, para darle poder.  Qué es el hombre, para que te acuerdes de él; el ser humano, para darle poder.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies.

Rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, todo lo sometiste bajo sus pies. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Señor:
- Sólo Tú puedes dar la fe, pero yo puedo dar mi testimonio.
- Sólo Tú puedes dar esperanza, pero yo puedo comunicar esperanza a mis hermanos.
- Sólo Tú puedes dar amor, pero yo puedo enseñar a los demás a amar.
- Sólo Tú puedes dar la paz, pero yo puedo sembrar la unión.
- Sólo Tú puedes dar la fuerza, pero yo puedo levantar un decaído.
- Sólo Tú eres el camino, pero yo puedo indicárselo a los otros.
- Sólo Tú eres la luz, pero yo puedo hacerla brillar a los ojos de todos.
- Sólo Tú eres la vida, pero yo puedo comunicar a los otros deseos de vivir.
- Sólo Tú puedes hacer lo que parece imposible, pero yo podré hacer lo posible.
- Sólo Tú te bastas a ti mismo, pero prefieres contar conmigo.

ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN Y DESPEDIDA SOLEMNE.

Canto:
Gracias, Señor, por nuestra vida; gracias, Señor, por la ilusión; gracias, Señor, por la esperanza; gracias, de todo corazón.

Gracias, Señor, por cada hora; gracias Señor por cada flor; gracias, Señor porque esperamos a que mañana brille el sol; gracias, Señor, porque esperamos a que mañana brille el sol.

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