04 mayo 2018

El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante

Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.
Juan 15, 1-8
Comentario del Evangelio
Unidos a Cristo, enchufados a Cristo. Jesús hace esta comparación para que la podamos entender muy bien. Nosotros somos los sarmientos que estamos unidos a la vid, que es Jesús. Si no estamos unidos a Él, nos secamos y valemos muy poquita cosa.

Enchufados a Cristo. él es la gran luz. Y para que nosotros demos luz potente y luz verdadera debemos estar conectados a Él.
¿Y para qué queremos ser luminosos, dar luz? Pues para que la oscuridad no consiga vencer en cada uno de nosotros y en los demás. ¿Y cuando somos luz para los demás? Pues cuando somos personas con fe, creyentes, que hacemos las cosas por aquello en lo que creemos. Que todo esto sirva para crecer como cristianos en nuestras vidas…
Para hacer vida el Evangelio
• Escribe alguna situación de tu vida en la que hayas sido consciente de estar en conexión con Jesús.
• ¿Cómo podemos estar los cristianos conectados a Jesús? ¿Qué podemos hacer?
• Escribe un compromiso que te ayude a estar en todo momento en conexión con Jesús.
Oración:
Estamos seguros, Señor, contigo.
La savia que nos recorre es fuerte y pura,
no tememos a nada, pues estamos contigo,
eres Tú quien potencia nuestra vida,
la energía que brota de nuestras entrañas,
el impulso que reaviva nuestra historia.
Tú eres la vid, y como soy sarmiento,
a veces me desaliento y reseco,
pero Tú estás ahí, por los adentros,
renovando mi ilusión, poniéndome en misión,
haciendo junto a mí esta tarea
de construir el mundo a tu manera.
Tú Señor, que eres la vid,
que eres el fuerte,
sujétame fuerte a tu tronco,
hazme dar fruto dulce y jugoso,
mantenme transpirable y disponible,
no dejes secar mis ramas débiles,
ni permitas que se endurezcan
mis adentros,
Tú que conoces mis plagas y mis miedos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario