11 abril 2018

Para la catequesis: Domingo III de Pascua

Hechos 3:13-15.17-19; Salmo 4:2.7.9; 1Juan 2:1-5a; Lucas 24:35-48
Jesús es real: los fantasmas no comen
Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludo diciendo: Paz a ustedes. Ellos se asustaron mucho, pensando que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo: ¿Por qué están asustados? ¿Por qué tienen esas dudas en su corazón? Miren mis manos y mis pies. Soy yo mismo. Tóquenme y vean: un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que tengo yo. Al decirles esto, les enseñó las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó: ¿Tienen aquí algo de comer? Le dieron un pedazo de pescado asado, y él lo aceptó y lo comió en su presencia. Luego les dijo: Lo que me ha pasado es aquello que les anuncie cuando estaba todavía con ustedes; Que había de cumplirse todo lo que está escrito de mi en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos. Entonces hizo que entendieran las escrituras, y les dijo:” Esta escrito que el Mesías tenía que morir, y resucitar al tercer día.” En su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que sus pecados les sean perdonados. Ustedes son testigos de estas cosas.

Reflexión y Actividad
Si estuvieras ahí, ¿Qué sientes al tocar las manos y los pies de Jesús? ¿Qué quieres preguntarle? ¿Piensas que Jesús de verdad tenía hambre cuando pidió de comer? Jesús trata de calmar los miedos de sus amigos. ¿Ayudas a tus hermanos o compañeros cuando tienen miedo de algo? Jesús trae la paz. ¿Tratas de reconciliar a tus amigos y compañeros cuando se han enojado? Los discípulos eran testigos de la resurrección. ¿Somos nosotros testigos? ¿Como? Escriban en los Cristos resucitados en la siguiente página, como pueden ser testigos de Jesús.
Oración
Señor, cuando tú estás con nosotros, tenemos paz, consuelo y alegría. Ayúdanos a sentirte siempre presente para reconciliarnos y ofrecer perdón. Ayúdanos a no hacer nuestra voluntad sino la tuya. Ayúdanos a ser testigos de tu amor. Amen.

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