13 enero 2018

Vieron donde vivía y se quedaron con Él: 14 enero

Al día siguiente, Juan estaba todavía allí con dos de sus discípulos; vio a Jesús, que pasaba, y dijo: «Éste es el cordero de Dios». Los dos discípulos lo oyeron y se fueron con Jesús. Jesús se volvió y, al verlos, les dijo: «¿Qué buscáis?». Ellos le dijeron: «Rabí (que significa maestro), ¿dónde vives?». Él les dijo: «Venid y lo veréis». Fueron, vieron dónde vivía y permanecieron con él aquel día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que había oído a Juan, y se había ido con Jesús. Andrés encontró a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al mesías» (que significa el Cristo). Y se lo presentó a Jesús. Jesús le miró y dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» (que significa piedra).
Juan 1, 35-42
Comentario del Evangelio
Jesús va llamando a sus discípulos uno a uno, por su nombre. Les propone que vayan con Él, pero no les dice nada muy concreto. Les pregunta “¿Qué buscáis?” o les sugiere: “Venid y lo veréis”.
Los discípulos se sienten atraídos por Jesús. Sienten que en Él hay algo muy bueno, muy importante. Pero los discípulos no saben exactamente quién es Jesús. Y sin embargo, deciden seguirle, no pueden ya vivir sin estar con Jesús. Ojalá mucha gente hoy en día comenzara a seguir a Jesús sin saber muy bien quién es, pero con ganas de descubrir al Hijo de Dios…
Para hacer vida el Evangelio
• Seguro que conoces a personas que no siguen a Jesús. Escribe el nombre de algunas de estas personas…
• ¿Por qué has decidido ser seguidor de Jesús? ¿Por qué crees que hay personas que no siguen a Jesús?
• Escribe un compromiso para conseguir que más personas puedan comenzar a seguir a Jesús, como los primeros apóstoles.
Oración
Cuando Tú me miras, Señor,
me siento invitado a ser mejor,
cuando Tú me miras,
mi corazón se vuelve perdonador,
mi memoria olvida los rencores
y malos entendidos,
mi pereza se cambia por acción e ilusión.
Cuando Tú me miras, Señor, yo me desencorvo,
parece que crecen alas a mis sueños,
siento que liberas todas mis ataduras

y necesito menos para vivir mejor.
Cuando Tú me miras, Señor,

mi vida se vuelve una fiesta,
porque me haces superar todas las carencias:
soledad, enfermedad, desamor,

estrés o inseguridad,
porque, sacas siempre lo mejor de mi persona,
para ser un regalo, junto a Ti, para los demás.

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