MONICIÓN DE ENTRADA
Os deseamos, además de nuestra más cordial bienvenida, a la eucaristía de este domingo 31 del Tiempo Ordinario. Vamos a aprender en la celebración que es el amor, esencia del cristiano, lo mejor que podemos poseer. El amor a Dios sobre todas las cosas y el amor a nuestros prójimos, a los próximos y a los lejanos, debe ser fundamental para nuestras vidas. Jesús de Nazaret nos va enseñar hoy algo importante: no se puede abusar del pueblo y menos desde las instancias religiosas, como hacían los fariseos y los maestros de la Ley convirtiéndolo todo en pesada carga imposible de soportar. Jesús lo dijo claro: mi yugo es suave y mi carga ligera…
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Estremece leer en la primera lectura, del Libro de Malaquías, el ataque que se hace a los principales de la religión oficial judía. Se va a repetir lo mismo en el evangelio, por boca de Jesús, haciendo que las dos lecturas tengan una gran similitud, como es habitual en la Liturgia. Pero, tal vez, pensemos que no es un mensaje para nosotros y que son cosas del pasado.
S.- El Salmo 130 era recitado por los peregrinos que subían a Jerusalén. Y se relaciona con el anterior, el 129, tambien plegaría para las subidas al Templo y que es el famosísimo “De profundis”, que la Iglesia ha utilizado tanto en las exequias de los difuntos. Podría ser, pues, un complemento el 130 del 129. Pero para nosotros contiene un mensaje de humildad, tan necesario en estos tiempos en los que la soberbia está presente en todo y en todos.
2.- Revisad vuestra forma de vivir nos pide San Pablo en la segunda lectura de hoy, que procede, como el domingo anterior, de la Carta a los Tesalonicenses. Y nos alienta a revisar nuestro estilo de vida, la entrega a los hermanos, el cariño para con ellos y la forma de compartir sus problemas. Y hemos de reconocer que todo lo bueno que tenemos ha surgido de la fuerza del Evangelio y de la acción del Espíritu en vosotros.
3.- Ya hemos aludido a la similitud entre la primera lectura y el Evangelio de San Mateo que se va a proclamar inmediatamente. Jesús habla con gran dureza de aquellos que se han sentado en la cátedra de Moisés. Pero ese mensaje es también para nosotros. Sabemos que en la Iglesia hay miseria, deslealtad, comportamientos que no están en consonancia con el mensaje de Cristo. Lo malo es que nos quedemos tan tranquilos --lo mismo que en tiempos de Cristo, criticando a los demás. Tapamos nuestras faltas hablando de las miserias de los demás.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Terminamos nuestra Eucaristía, en estos momentos, de paz y quietud con esta oración compuesta por el sacerdote navarro, don Javier Leoz.
HAZME VIVIR, SEÑOR, COMO TÚ DICES Y VIVES
Sin dividir mi estancia contigo, del servicio a los demás
la oración que te contempla y te necesita
del trabajo que me aguarda en la tierra que me espera
Sin olvidar que, aun mirándote con mis ojos,
o escuchándote con mis oídos
me faltará por recorrer el camino del recio compromiso
de la vida que se ofrece sin medida
de los gestos de perdón o de confianza.
HAZME VIVIR, SEÑOR, COMO TÚ DICES Y VIVES
Desviviéndote, en tu intimidad con el Padre
y deshaciéndote por la salvación de la humanidad
Guiándote por la mano del Padre
y dirigiendo con la tuya el camino del que te desea y busca
Proclamando la bondad de Dios en un mundo egoísta
y mostrando, con tus heridas y tu cruz,
que tu vida no es solo palabra…no solo proyectos…
que, tu vida, es hacer aquello que vives: ¡DIOS!
Exhortación de Despedida
Marchemos felices a nuestras casas después de recibir la enseñanza liberalizadora de Jesús de Nazaret. Él, frente a los fariseos, llama las cosas por su nombre y el pueblo le entiende y le ama. Nosotros también.
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