18 mayo 2017

Para fijarnos en el evangelio del Domingo VI de Pascua

● Estamos en tiempo de Pascua.
● Pascua es el tiempo en el que los discípulos de Jesús hacían memoria de todo lo más importante que Jesús les había dicho.
● Sin lugar a dudas el amor entra de lleno en las prioridades de Jesús y por tanto lo que ante todo hemos de recordar de Jesús: “Amaos como yo os he amado…”
● El texto comienza y finaliza haciendo referencia al amor.
● El amor, la caridad, es el centro de la actuación de Jesús, es su mandamiento: amar a Dios y amar a los demás como Él nos ha amado.

● Dice Jesús “si me amáis guardad mis mandamientos”, “al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él”
● ¿Cuáles son los mandamientos de Jesús?: amar a Dios y a las personas; amar como Jesús nos ha querido.
● Guardar equivale a cumplir. No se trata de conservar los mandamientos intactos, bien custodiados o de llevarlos escritos en la frente o en otro sitio como hacían los judíos sino de llevarlos a la práctica.
● Jesús, mientras ha estado con sus discípulos, ha sido su defensor, ahora que se va les promete otro defensor: el Espíritu Santo, el Paráclito que será quien les conducirá, que será el abogado, el defensor .
● En el difícil proceso de la vida tenemos todos un abogado es el Espíritu Santo.
● Ciertamente, como Jesús les dijo: “no os dejaré solos”. Jesús no les dejó solos. Él quiere continuar para siempre entre los suyos, pero de otra forma.
● Nuestra misión es dejarnos conducir por el Espíritu Santo.
● Cada vez que celebramos la Eucaristía antes de que el sacerdote diga las palabras de la consagración le pedimos a Dios que envíe el Espíritu Santo sobre el pan y el vino para que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
● El Espíritu tiene una importancia excepcional para los discípulos, para las primeras comunidades. Él es quien hace surgir en el interior de la comunidad los múltiples carismas. Él es quien la conduce: Así San Pablo, en su carta a los corintios, les dice: “hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo, diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Dios obra todo en todos. Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe en el mismo Espíritu; a otro carismas de curaciones, en el único Espíritu; a otro poder de milagros; a otro, profecía; a otro discernimiento de espíritu; a otro diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad”. (1 Cor 12, 4-11)
● Si hasta ahora ha sido Jesús quien ha conducido a los discípulos, ahora, que ha llegado el tiempo de dejar este mundo, Él les promete que les enviará el Espíritu para que continúe su obra.
● Jesús les dice: “no os dejaré huérfanos, volveré”, haciendo referencia a su Resurrección.
● Todos deberíamos dar más espacio en nuestras vidas a la acción del Espíritu. Todos deberíamos confiar más en la acción del Espíritu en cada uno de nosotros y en la Iglesia.

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