MONICIÓN DE INICIO
Es Viernes Santo. Y nos reunimos hoy para conmemorar el acto supremo de amor de Jesús hacia nosotros: su muerte para nuestra salvación. No es una Eucaristía, no es una misa. Se inicia en silencio, con el sacerdote postrado en tierra, ante el altar. Escucharemos el relato completo de la Pasión según San Juan. Y después iniciaremos un acto de adoración a la Cruz. Intentemos abrir nuestros corazones para comprender, en profundidad, que la salvación nos viene de la Cruz de Cristo. Terminaremos comulgando. El Cuerpo de Cristo que comeremos hoy es el que reservamos ayer –día de Jueves Santo— en el Monumento. Acompañemos a Jesús en estas horas difíciles de su Pasión y Muerte. Sigámoslo por el camino del Calvario. Acerquémonos a Él en estas horas difíciles. Y que nuestra alma se conmueva hasta lo más profundo por el sufrimiento de Nuestro Señor, que para nosotros es salvación para siempre. Comencemos, pues, en silencio, con el corazón abierto a la contemplación viva de las escenas que vamos a rememorar. Nos ponemos de pie…
MONICIÓN ANTES DE LA ORACIÓN UNIVERSAL
Hoy la oración de los fieles –las peticiones— tienen otra característica y es, precisamente, el rezo de una completa oración universal porque rezamos por todos y para todos. Tras cada petición haremos un momento de silencio y el sacerdote rezará una breve oración a la que responderemos con un Amén.
MONICIÓN PARA ANTES DE RECIBIR LA CRUZ
Vamos a adorar la Cruz de Cristo. Vamos a recibirla con la mayor veneración posible. Hoy se convierte en la base de nuestra oración, de nuestros sentimientos, de nuestra fe. Pasaremos después a venerarla personalmente, uno a uno, en procesión de fe, amor y esperanza. Fe, esperanza y amor que surge del convencimiento profundo de que Jesús, con su entrega hasta la muerte, nos ha salvado.
MONICIÓN PARA ESPERAR AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Lo dijimos en nuestra monición primera. Hoy no hemos celebrado misa. Hoy no hay Eucaristía. El Pan del Cielo que vamos a recibir es –como también hemos dicho— consagrado en la Eucaristía de ayer, del Jueves Santo. El sacramento de la Comunión, la recepción del Cuerpo de Cristo, es camino de amor y unidad. Que hoy, pues, vivamos ese amor y la unidad entre nosotros en su máxima expresión. Juntos vamos a esperar la resurrección del Señor en la gran vigilia eucarística de la noche de mañana: la Vigilia de Pascua.
EXHORTACIÓN DE DESPEDIDA
Vamos a terminar esta celebración, tras la oración final del sacerdote, en silencio. No hay bendición y saldremos en silencio. Hay un sentimiento de orfandad en estos momentos en toda la Iglesia universal por la muerte de Jesús. Pero junto a esa tristeza está la esperanza total de que el Señor va a resucitar y nosotros con él. Como os decíamos antes, mañana a las (decir la hora) nos reuniremos para celebrar la Resurrección del Señor Jesús en nuestra Vigilia Pascual.
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