22 febrero 2017

Moniciones para el domingo 26 de febrero


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MONICIÓN DE ENTRADA

Os deseamos nuestra más cordial bienvenida en este inicio de nuestra Eucaristía dedicada al Octavo Domingo del Tiempo Ordinario. Y si siempre os pedimos especial atención para las enseñanzas de Jesús de Nazaret, hoy quisiéramos que aumentarais vuestra disponibilidad para asumir la Palabra. El consejo que nos ofrecerá, dentro de unos momentos, Jesús de Nazaret, nos sirve para romper nuestra angustia, para no sufrir con lo que, realmente, no existe, como son el pasado y el futuro. El pasado ya no está, el futuro no ha llegado. El Maestro nos pide que estemos atentos al día de hoy porque cada jornada tiene su afán, sus problemas o sus gozos. Y eso es lo que debemos de tener en cuenta. Jesús nos pide que confiemos en el amor del Padre que nos dará, día a día, el pan y el gozo que necesitamos. Lo de ayer o lo de mañana importa menos. Abramos, pues, nuestro corazón a la confianza en Dios y seremos más felices. Y tengamos especialmente en cuenta todo esto, cuando nos vamos acercando al tiempo de Cuaresma, con su contenido purificador y de conversión.




MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- Es brevísimo el texto del Profeta Isaías que vamos a escuchar a continuación. Contiene poco más de un par de líneas del capítulo 49 de su libro. Pero son más que suficientes. Nos dice que Dios no nos olvidará nunca y concuerdan, dentro del lenguaje del amor, con el Evangelio de hoy.

S.- El Salmo 61 nos muestra como el salmista ha construido una plegaria de uso personal. Y expresa que Dios es la esperanza del pobre, aunque el mundo lo desprecie y lo humille. Descubre, además, que la zozobra y la angustia serán fácilmente vencidas por aquel que en Dios confía. La llegada del Dios Salvador marcará el inicio de nuestra felicidad.

2.- Terminamos hoy los domingos en que hemos leído fragmentos de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios. El Apóstol nos dice algo fundamental: que nosotros, como él, hemos conocido la salvación única y total que nos ofrece el Señor Jesús. Y que hemos de transmitir ese conocimiento a los demás para entregarles una sabiduría salvadora que sólo pertenece a Nuestro Señor Jesucristo.

3.- El fragmento del capítulo sexto del evangelista Mateo, que vamos a escuchar, es uno de los más bellos de toda la Escritura. Jesús de Nazaret nos enseña a poner toda nuestra confianza en Dios como hacen los lirios salvajes, o los pájaros del campo. Dios les da vestido y comida para subsistir. Nos da, pues, una receta infalible para destruir la angustia: solo pensar en el día de hoy porque, evidentemente, “cada día tiene su afán”.

MONICIÓN

El padre Leoz ha escrito para nosotros y para estos momentos la oración que os leemos a continuación:

AYÚDAME, SEÑOR

Ayúdame, Señor

A vivir comprometido pero sin ansiedad

A caminar ligero, pero sin prisas

A trabajar con empeño, pero sin nervios

A soñar con un futuro mejor

sin olvidar que puedo superar el presente



Ayúdame, Señor

A confiar en tu mano providente

A no tener miedo al mañana que me aguarda

Contigo, Señor, me basta.

Amén

Exhortación de despedida

Siempre la eucaristía nos da un mensaje de felicidad, pero hoy muy especialmente. Jesús de Nazaret nos ha enseñado a que no nos angustiemos con lo que pasó o con lo que está por venir, porque cada día tiene su afán. Salgamos, pues, felices del templo y mostremos a todos nuestra alegría.

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