● Jesús, como Maestro, sube a la monta- ña lugar de encuentro con Dios (que recuerda a Moisés en el Sinaí…) y se sienta en el suelo, (en la cátedra) impartiendo su experiencia basada en su relación con el Padre y el Espíritu.
● Jesús en sus enseñanzas ofrece el sentido de la vida, el Proyecto de Dios para la humanidad. Los discípulos, la humanidad de seguidores suyos le escucha, se deja penetrar por sus enseñanzas.
● La palabra que más repite Jesús en su enseñanza desde lo alto de la montaña es “dichosos”, “felices”. ¿No es eso también lo que todo el mundo, (todos nosotros) afanosamente pretende?
● ¿Por qué Jesús repite tantas veces felices, dichosos? ¿No será ese el deseo de Dios para la humanidad? ¿No hemos sido creados para ser felices, como Proyecto de Dios Padre? Pero para alcanzar esa meta es preciso recorrer un camino, a veces lleno de obstáculos.
● El mensaje de Jesús es positivo, es un camino de plenitud, alegría, esperanza: ese es Proyecto de Dios, el contenido del Reino de Dios. No es un código de deberes sino el anuncio de dónde está el tesoro escondido por el que vale la pena renunciar a todo.
● En esta serie de Bienaventuranzas encontramos lo que supone el seguimiento de Jesús, las actitudes básicas de cuantos siguen a Jesús.
● Las Bienaventuranzas presentan un camino paradójico de felicidad: felices los pobres, los humildes, los de corazón misericordioso, los que trabajan por la paz, los que lloran, los perseguidos, los limpios de corazón.
● Fácilmente podemos constatar que Jesús encarnó cada una de las Bienaventuranzas: fue pobre, sufrió, tuvo hambre, fue misericordioso, constructor de paz, era limpio de corazón, etc. ¿Quiénes son para nuestro mundo los felices? ¿Quiénes son para nosotros? ¿Son también los mismos que para Jesús?
● La felicidad que Jesús nos propone es una felicidad del ser, no del tener: ser misericordioso, pacífico, solidario, sediento de justicia…
● El mensaje de las Bienaventuranzas no es un mensaje de resignación, sino una propuesta de compromiso para trabajar por la paz, para no dejar que las cosas nos posean, ni nos aprisionen sino que pongamos por encima de todo a las personas y por tanto que seamos capaces de compartir, para ser reconciliadores, para ser sensibles al dolor de nuestro mundo y tratar de aportar esperanza…
● Por dos veces aparece la expresión “Reino de los Cielos”, tema central en la predicación de Jesús.
● En cada Bienaventuranza hay una tensión entre la situación presente y la que está a punto de brotar. El Reino se hace presente en forma germinal en los misericordiosos, en los limpios de corazón, en los pacíficos…
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