01 enero 2017

La madre de Jesús de Nazaret

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Dos ideas presiden la Eucaristía del día de hoy. Una hace referencia a la fecha en la que nos encontramos: día primero del nuevo año 2017.
La otra corresponde al reconocimiento de María como LA MADRE DE JESÚS DE NAZARET, EL HIJO DE DIOS.
RESPECTO AL PRIMER PUNTO.
La fórmula que Dios indica a Aarón como modelo de las que debe usar para bendecir al pueblo judío (Núm. 6, 22-27), nos muestra a todos nosotros, lo que Dios considera como el contenido adecuado de los deseos que debemos tener los unos para con los otros: Que Dios nos bendiga, nos guarde, nos conceda su gracia y la paz. 
Un magnífico catálogo a tener siempre en cuenta en nuestros afanes hacia los demás y, de modo especial, en el día de hoy en el que comenzamos un nuevo año: el 2017.
Estos días todos nos deseamos ¡Feliz Año Nuevo!

Esto nos lleva a dos importantes consideraciones:
1.- No tiene ningún sentido desear paz y felicidad a los demás, si estamos dispuestos a arruinarlas a la primera de cambio con nuestros comportamientos. Es un contrasentido desear felicidad con la boca y causar infelicidad con el trato.
2.- Respetar la voluntad de aquel a quien deseamos la felicidad. Lo cual a su vez nos lleva a una doble puntualización:
a).- Normalmente hace felices a los demás lo que nos hace felices a nosotros. El consejo de Jesús va por esa línea: “Haz a los demás lo que tú quisieras que te hiciesen a ti de estar en su situación”. (Mt. 7,12)
b).- Sin embargo, no hemos de considerar que hace felices a los demás, todo lo que nos hace felices a nosotros. Es imprescindible atender a lo que el otro dice que le hace feliz. No tenemos que “inventarnos” aquello que hace feliz al otro sino escucharle para conocer lo que el otro espera de nosotros. No “obliguemos” a los demás a ser felices con lo que nosotros determinamos que tiene que hacerle feliz. Oigamos y atendamos.
Enseguida, después del Padrenuestro, rubricaremos con un apretón de manos nuestros deseos de paz para los demás. Que ese “gesto” sea realmente la externa manifestación de nuestros buenos deseos hacia todos. 
RESPECTO AL SEGUNDO TEMA: LA GRANDIOSIDAD DE MARÍA. 
María es esa mujer de la que hablaba Pablo, (Gal. 4, 4-7) como la madre de Jesús.
Es esa mujer por medio de la cual el Todopoderoso ha hecho la obra grande de darnos a ESE MISTERIOSO PERSONAJE que es Jesús de Nazaret, hijo al mismo tiempo de Dios y de MaríaEse hijo que por voluntad de Dios, como nos ha recordado San Lucas en el Evangelio, es nuestro Salvador. (2, 16-21) 
Es la mujer encargada no solamente de prestar su carne al Mesías sino también de acompañarle en su sucesiva incorporación a la vida. María fue la que cuidó a Jesús bebé, a Jesús Niño, a Jesús joven y luego, como toda buena madre, a Jesús adulto, sobre todo en los momentos más duros de su existenciaEstuvo con Él en el Gólgota, al pie de la cruz donde expiraba y luego, con inmenso dolor, lo enterró.
Por ella “La palabra de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros” como enseñaba San Juan al comienzo de su Evangelio.
Verdaderamente se merece que la consideremos bienaventurada por todas las generaciones.
La liturgia de hoy quiere ser precisamente ese tributo que le ofrecemos agradecidos y admirados. 
Agradecidos, por los dolores que le costamos por su participación en el misterio de nuestra salvación. Así la contemplamos como “La Dolorosa”
Admirados, porque nos deslumbra su enorme fe, su grandiosa fortaleza y su extraordinario amor a Dios y a nosotros. Así la veneramos como la siempre fiel “La Inmaculada”
¡Bendita seas María, Madre de Jesús! 
Que tu ejemplo nos anime a imitarte más y mejor en este nuevo año 2017 que hoy iniciamos. AMÉN.
Pedro Sáez

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