El Evangelio de hoy nos presenta los últimos días de predicación de Juan El Bautista, momento en el que Jesús inicia su propia predicación en Cafarnaún, población llena de personas que no creían en Dios. Desde entonces, Cristo empieza a iluminar al mundo diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los Cielos”. Y para continuar su misión, llama a sus primeros apóstoles: Pedro, Andrés, Santiago y Juan, quienes dejarán todo para seguirlo y convertirse en “pescadores de hombres”.
Cristo inicia su gran misión en una población alejada de Dios. Con ello nos hace ver que entre más hemos pecado, más necesitamos de su ayuda y salvación. Todos, en algún momento estamos alejados de Él y a veces ni cuenta nos damos, sólo sentimos un gran vacío en nuestras vidas.
Cuando en nuestras vidas falta Dios, sentimos que hemos perdido el camino, perdemos la paz, no sabemos qué hacer, nos falta su luz. Es el momento de buscarlo, arrepentirnos de lo que hayamos hecho mal y buscar corregirnos.
Cuando Jesús encuentra un corazón arrepentido y dispuesto al cambio en su vida, se queda con él. Para ello se requiere humildad para aceptar que hemos fallado; conocimiento de su Palabra para saber qué quiere de nosotros y un gran amor para hacer a un lado lo que nos estorba y así poder vivir de acuerdo a su palabra.
¿En qué puedo mejorar para ser un mejor cristiano? ¿Qué debo dejar para seguir a Cristo?
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