20 diciembre 2016

Misa de Medianoche: Homilías


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1.- ¡DESCIENDE EL AMOR!

Por Javier Leoz

¡Alegrémonos, hermanos y amigos! ¡Celebremos el amor de Dios! ¡En la profundidad de esta oscura y esperada noche, Dios ha nacido! ¡Dios se ha hecho Niño! ¿Puede hacer algo más Dios por nosotros?

A este momento, culminante y final del adviento, nos estábamos preparando desde la contemplación, la conversión, el asombro, la oración y con la compañía de María. ¡Ha nacido el Salvador! ¡Aleluya, aleluya!

1. En estas horas de la noche, no nace un gran filósofo, historiador, líder o científico; en estos instantes de gran emoción para los creyentes, no se acerca al mundo un poderoso hidalgo ni rey de tierras y feudos.

-Quien nace y se revela es el AMOR DIVINO que se hace hombre

-El amor con el pasaporte de la humildad

-La ternura con el reflejo y la impronta magnífica de Dios.

¿Qué tenemos de bueno para que, el Señor, se aproxime de estas maneras hasta nosotros? ¿Qué pretende Dios con este descenso tan vertiginoso, humano y divino a la vez?


El Nacimiento de Cristo nos trae en esta noche muchas vivencias y otras tantas sensaciones personales y comunitarias: si Dios se hace hombre, es porque el día a día del ser humano, está abocado y llamado a Dios.

Si Dios, viene hasta nosotros (Niño, pequeño, infante, débil) es para que comprendamos que, en la pequeñez, está la autopista y la puerta para llegar y encontrarse con El.

¡Qué gran regalo y qué gran sacramento! ¡Dios en un pesebre! Y, en ese pesebre, en esta noche santa, se iluminan las cavernas más oscuras de la humanidad. En ese establo, el hombre aprende la lección más magistral bajada desde el cielo: el AMOR de un Dios.

Hoy, con el Nacimiento del Señor, Dios no nos da ninguna fórmula mágica para ser felices. En cada uno de nosotros, en los que estamos aquí y ahora, esta la decisión de aceptarle o rechazarle; de adorarle o de buscarnos a nosotros mismos; de llevarle la ofrenda de nuestra existencia o de negarle hasta el más insignificante detalle.

Sí; amigos. La Navidad es el gran descenso de Dios a la humanidad. Una humanidad, que en números, acontecimientos, y en formas, está condicionada por la violencia, el desasosiego, la crisis, la desconfianza, la intranquilidad, la pobreza, la injusticia… (Pongamos todo lo que queramos). ¡Cómo no agradecer a Dios que, a través de Jesús, contemple en primera línea nuestros sufrimientos y éxitos, nuestras fatigas y nuestras penas, nuestras caídas o nuestras alzadas!

2. Hoy, damos gracias a Dios. Los ojos de Jesús, serán los ojos de Dios en la tierra. Los brazos de un Niño, serán los brazos del amor de Dios en el mundo. Los pies de un Infante, serán pies de Dios que nos acompañen en nuestro caminar. El corazón de Cristo, será el latir del mismo Dios en medio de un mundo, que en cuestiones de fe y de amor a Dios, se encuentra con un constipado demasiado severo y prolongado.

¡Bendita sea esta noche! ¡Noche santa y dichosa!

--Que Jesús, en estas primeras horas de su presencia en medio de nosotros, nos lleve al descubrimiento de la belleza de Dios.

--Que Jesús, en los brazos de María y bajo la mirada serena de José, nos haga renacer en nuestra fe. ¡Cómo no conmovernos ante este Misterio! ¿Cómo no intentar de nuevo ser portadores de verdad, de bondad, de solidaridad y de perdón, cuando vemos todo ello desbordado y desbordando sobre cuatro tablas cruzadas en un pesebre?

¡Feliz noche, Señor! ¡Bienvenido a esta tierra! Te adoramos y te bendecimos. Te amamos y creemos profundamente en Ti. Tú eres el Hijo de Dios. En este Año de la Fe…te esperamos, te amamos y creemos en Ti

3.- HOY QUISIERA SER PASTOR

Ser  el primero en llegarme hasta Ti, Señor

y  bendecir tu Nombre

Arrodillarme  con lo todo lo que soy, pienso y tengo

y  postrarme, sabedor, de que mi corazón

a  veces anda demasiado perdido en las montañas del mundo.



HOY QUISIERA SER PASTOR,  SEÑOR

Y,  en medio de la noche fría,

que  fueran mis palabras calor en tu regazo

Que  en la oscuridad y silencio de tu Nacimiento,

fuese  mi FE lámpara que iluminase

las  sombras y los rostros de este establo



¿ME DEJAS SER PASTOR,  SEÑOR?

No  tengo más riqueza que la vida que Dios me ha dado

Ni  más dulce, que la alegría de tu alumbramiento

Ni  más apoyo, que el saber que Tú has venido a nuestro lado



HOY QUISIERA SER PASTOR,  SEÑOR

Por  ello mismo, he dejado los valles de mi comodidad

Porque,  la noticia que tus Ángeles me han dado,

ha  rebasado con creces,

la  importancia de todo lo que yo estaba haciendo



¡DÉJAME SER PASTOR, EN  ESTAS HORAS, MI SEÑOR!

Me  ha costado esfuerzo llegar hasta Belén

Me  perdido por otros senderos

con  los que el maligno me tentaba para alejarme de tu sendero.

Pero  lo importante, Señor,

es  que he tocado tus divinas sienes;

que  he alcanzado ese rincón del amor y de ternura

que,  los tiempos antiguos, nos anunciaron

y  los cuales reyes, patriarcas y profetas soñaron… y desearon vivir.



¡QUIERO SER PASTOR,  SEÑOR!

Y  cuidarte en esta Noche Santa

como  quien sabe, que de su rebaño,

eres  el más bello Cordero

que,  entre maderas nació,

y  en dos maderos se desangrará hasta morir

para  dar al hombre, un eterno vivir.

¡DEJAME, TE LO RUEGO,  SER UN PASTOR!

Y,  a cambio de mi adoración y confianza,

dame,  Tú Señor, lo que es tu gran tesoro y secreto:

AMOR Y SOLO AMOR DE DIOS

En este Año de la Fe…conocerte más, amarte más, adorarte más, escucharte más y…hacer presente con mis palabras y obras

2.- EN TIEMPO DE RECORTES, ¿POR QUÉ NO QUITAMOS AL NIÑO DEL PORTAL?

Por Gabriel González del Estal

1. Vino a su casa y los suyos no lo recibieron. Nos hemos pasado unos cuantos días pensando, en bromas, si quitábamos del Portal al buey y a la mula. Al final, hemos pensado que mejor dejarlos, ya que la presencia del buey y la mula en el Belén no nos va a complicar nuestro ordinario y rutinario vivir. Pero, ¿y el Niño? Sí, el Niño, el Niño Dios naciendo en un establo sí nos puede hacer pensar demasiado y, a lo peor, hasta nos puede hacer dudar de nuestro actual modo de vivir la Navidad. Muchos de nosotros, en este tiempo de crisis y recortes, nos disponemos a vivir la Navidad tan ricamente, preparando cenas de marisco y reuniones con champanes, turrones, excelentes embutidos y buenos vinos espumosos. Y después nos vamos a adorar tan ricamente al Dios Niño nacido tan pobremente en un humilde y destartalado portal. Y ¿si quitáramos al Niño del Portal?

2. Sí, yo creo, muy en serio, que Jesús de Nazaret no estaría muy de acuerdo con nuestra forma occidental de celebrar la Navidad. Incluso, me atrevo a pensar que, si le invitáramos a sentarse en la mesa de una de nuestras cenas navideñas iba a poner bastantes reparos. Sí, ya sé que comió en alguna ocasión con fariseos y pecadores ricos, pero, si leemos con atención los evangelios, fácilmente nos damos cuenta que, cuando Jesús comía con pecadores o fariseos ricos, lo hacía con la única intención de convertirles; para que abandonaran su anterior modo de vivir. ¿Es esa la intención que preside nuestras cenas navideñas? Cuando después de nuestra cena de mariscos nos vamos a ver y adorar al Niño del Portal, ¿lo hacemos con la clara intención de convertirnos? Es decir, ¿tenemos el propósito de hacer unas cenas navideñas menos opulentas y meter en el buzón de Cáritas el dinero que nos hemos ahorrado con este nuestro sobrio modo de celebrar la Navidad? En fin, que puestos a meditar, la pregunta radical que deberíamos hacernos los cristianos es esta: la celebración tan rica y opulenta que hacemos los cristianos de nuestra cena de Navidad, ¿es realmente una celebración cristiana? Porque, si en nuestras celebraciones navideñas predomina la opulencia y el despilfarro, hacemos un claro desprecio al Cristo pobre y necesitado al que tan devotamente vamos a adorar en el Portal de Belén.

3. La sociedad actual ya ha quitado, espiritualmente, al Niño del Portal. Hoy son mayoría las familias para las que la Navidad es simplemente una fiesta social y familiar, sin una referencia clara y declarada al misterio religioso. Es decir, que a la celebración navideña, tal como se hace hoy, mayoritariamente, en nuestra sociedad occidental, le sobra el Niño. Nuestra obligación de cristianos es restituir a la Navidad cristiana el sentido religioso que la Navidad debe tener. Aunque para eso tengamos que cambiar algunos de los modos y usos que han venido siendo tan tradicionales entre nosotros. Para nosotros, los cristianos, lo más importante del Portal es, evidentemente, el Niño, un Niño pobre y lleno de amor que nos está invitando a todos nosotros a compartir nuestro amor con las personas más pobres y necesitadas.

3.- NOSOTROS HERMANOS DE LA MULA Y DEL BUEY

Por José María Maruri, SJ

1.- Ante Dios hecho uno de nosotros, nadie puede quedarse indiferente. Todo el mundo tiene que definirse. De esto tenemos símbolos en los evangelios de estos días. Los pastores abandonan y van a Belén. La estrella se pone en camino y arrastra a los Magos de Oriente. Los posaderos cierran sus puertas a la Madre y al Niño. Herodes se inquieta y teme por su trono. Todos se definen.

Dios hecho hombre, hermanándonos por ser hermano común nuestro es el Misterio Central de nuestra Fe. O lo creemos o no. Si no lo creemos cerremos las puertas y ventanas como tantos vecinos de Belén. Pero si lo aceptamos no tenemos más remedio una postura congruente con nuestra Fe.

2.- Navidad para los que no creen puede ser motivo de borrachera y gamberrismo, para nosotros no. Navidad es Dios hecho carne de nuestra carne, como un hermano de sangre. Un hermano tan hermano de cada uno de nosotros que se toma libertad de sentarse en la butaca junto a la mía y decirme que es hermano mío, y que tiene otros hermanos que lo son también míos. Nos de su Padre, que lo es también mío. Poco más nos dice. Es machacón hasta hacerse molesto.

3.- Este Niño Dios es un niño bueno, no le oímos en lloreras ni en rabietas, porque no le entendemos o no queremos escucharle a la primera. Sabe esperar y se duerme en nuestros brazos porque confía en cada uno de nosotros. Confía que al fin va a triunfar su bondad y nuestra bondad, su generosidad y la nuestra.

Ignacio de Loyola, machacón como buen vasco tiene el mal gusto de poner en la meditación del Nacimiento estas frases: “Mirar como caminan para que el Señor sea ‘nascido’ en suma pobreza y a cabo de tantos trabajos para morir en cruz y todo esto por mí”.

Este nacimiento de Dios es algo personal mío. No tenemos derecho a descafeinarlo diluyéndolo como algo que es de todos, es de cada uno. Y el Niño Dios espera, y el vasco machacón, que “ese por mí”, que emerja todo el amor de que soy capaz. Y que ese amor se convierta en verdadera fraternidad entre el Señor y nosotros. Y entre nosotros… y nosotros.

Un amor que vence todo recelo, rencor, intereses creados, todo aquello que impide que seamos un pueblo de hermanos, como la Iglesia que Jesús soñó, tal vez desde el pesebre de Belén.

En el portal de Belén hay ya tanto pastor y tanto rey que si cabremos, pero apretándonos todos vamos a entrar a pedir al Niño Dios que si no sabemos ser hermanos de esos hombres que nos apretujan, al menos nos haga hermanos del buey y de la mula, que, a su modo, saben convivir y servir a un mismo Señor.

4.- ESTA NOCHE ES NOCHEBUENA...

Por Antonio García-Moreno

1.- En la Misa de Medianoche, la Misa del gallo, se proclaman los versículos 1 al 7 del capítulo 2 del Evangelio de San Lucas. En nuestra contemplación y comentario, nos apoyamos en algunos textos de Benedicto XVI tomados de su Homilía para la Misa del gallo de 1979 y de su libro “La infancia de Jesús”. Ante todo señala el Papa como el evangelista sitúa el hecho en las coordenadas de la Historia: Sucedió en aquellos días que salió un decreto del César Augusto, ordenando que se empadronase el Imperio entero. Éste fue el primer empadronamiento que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. “Para Lucas –dice el Papa- es importante el contexto histórico universal”. Reafirma la historicidad de estos relatos. La misma idea subyace al considerar Benedicto XVI estos versículos como el “Marco histórico y teológico del nacimiento en el Evangelio de Lucas”. Ese afán de del evangelista por considerar la realidad histórica de su relato ,aparece también al narrar la predicación del Bautista, cuando señala que era el año decimoquinto de Tiberio César, refiriéndose además a otros personajes contemporáneos.

2.- Por otra parte, la referencia al emperador romano sugiere cierta conexión con Jesús. Según una antigua inscripción, cuando nació el emperador Augusto el mundo cambió, inaugurando una época de paz y felicidad. Se le consideraba el salvador universal. El Papa estima que la conexión del César con Cristo no es simplemente cronológica sino que “es más profunda”, pues con Jesús como se inicia la era de la paz universal y la salvación del hombre.

 Al contemplar la escena del Belén, decía el Papa: “Ahí está, en primer lugar, José. Lucas le dedica sólo una frase: dice que como hijo de David, va camino hacia Belén, en compañía de María, su prometida que estaba encinta. Por la elección y colocación de las palabras, la frase recuerda, una vez más, que ese hijo de su prometida no es hijo suyo, sino que tiene un origen divino. Todo el drama de esa vida destella así en esa única frase. Dios ha desechado a un lado que José tenía su propia vida y que le fue arrebatada, se puso de pie, libre y disponible para colocarse a disposición de lo nuevo que se avecinaba. En contra de sus propios planes, su vida adquiere el sentido grande y real que le está asignado” (Hom. Misa del Gallo, 1979).

3.- “Después allí está María… que ‘dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre’. En esta pequeña frase podemos descubrir toda una imagen de esta mujer. A partir de este gesto, podemos entrever con qué esperanza, con qué alegría, con que disposición se aproximó ella a la hora del nacimiento… Creo que la sencilla frase de los pañales, puede darnos qué pensar. Nos invita a crear en nuestra vida el espacio para la Palabra de Dios, a cuidarla y protegerla dentro de ese espacio. Nos invita a buscarle un lugar en nosotros y a nuestro alrededor. Y más aún. El gesto de la madre de Jesús nos remite también a todos los hermanos de Jesucristo, a todos los hombres que sufren, a los que carecen de techo, de hogar, a los rechazados”.

 En cuanto al primogénito –dice el Papa- “no es necesariamente el primero de una descendencia consecutiva, sino que indica una cualidad teológica, expresada en las recopilaciones más antiguas de las leyes de Israel. En las prescripciones sobre la Pascua se encuentra la frase: ‘El Señor dijo a Moisés: Conságrame todo primogénito; todo primogénito… es mío’... En cualquier caso, con esta palabra se alude a una pertenencia singular de Jesús a Dios” (Cfr. La infancia de Jesús, p. 77).

4.- Dice el relato de San Lucas que “no había sitio para ellos en la posada”. El vocablo griego, traducido aquí por posada en la versión de la Conferencia episcopal española, es katályma. Sin embargo, esta misma versión traduce dicho vocablo por habitación en Lc 22, 11. Otras traducciones optan por decir mesón o simplemente alojamiento como hace la Biblia de Jerusalén que, sin embargo, en Lc 22, 11 traduce por sala. La Biblia latinoamericana traduce por la sala común, aunque luego en Lc 22, 11 traduce por pieza, que era grande y amueblada en el segundo piso. Como vemos no hay unanimidad en el término preciso. Sin embargo, la interpretación más común es que la gente de Belén no le dio cobijo a esa pobre familia. No obstante, una de las cosas que nos ayuda a entender mejor aquella situación es saber cómo eran entonces algunas casas en Tierra Santa. En ciertas partes de Palestina abundan las grutas que, en ocasiones, sirvieron de viviendas a familias humildes. Solían tener dos estancias, una principal y otra más adentro para los animales. La principal era donde hacían la vida ordinaria. Por tanto cabe la interpretación que aquella katályma, o estancia principal, no fuera el sitio adecuado por la presencia de toda la familia, para José y María próxima a dar a luz a su hijo. Por tanto pasaron a la estancia donde estaba el pesebre de los animales. Era un lugar recatado y más cálido.

6.- Por otra parte, lo contrario contradice la hospitalidad proverbial en los orientales, máxime tratándose de un descendiente del rey David. Si no le hubieran acogido, al volver de Egipto no hubieran intentaron quedarse en Belén, pero “al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea” y era tan cruel como su padre, se marcharon a Nazaret (cfr. Mt 1, 22).

7.- Era de noche, fuera todo estaba oscuro y el relente era frío y húmedo, en cambio en la gruta una candela chisporroteaba y alumbraba tenuemente la estancia. María tenía al Niño recién nacido en sus brazos, mientras José contemplaba extasiado la mirada inocente de aquella hermosa criatura. También el buey y la mula reflejan en su mirada el asombro y la serenidad. Entonces un villancico me viene a la memoria y lo recuerdo emocionado: “Soy una mula, mi Niño, mi Niño,/ pero te quiero, te quiero./Cójeme de las orejas,/ no tengas miedo,/ que soy una mula, una mula,/ pero te quiero, te quiero./ Monta a caballo, a caballo mi Niño,/ iremos por el sendero./ Yo te enseñaré la tierra,/ tú me enseñarás el Cielo. /Niño que soy una mula/ pero te quiero, te quiero...

5.- CELEBRAR LA NAVIDAD ES HACER POSIBLE LA ESPERANZA

Por José María Martín OSA

1.- ¡Feliz Noche Buena! Tanto el evangelista Lucas como el profeta Isaías nos muestran al Niño que ha nacido con palabras hermosas y llenas de contenido. Toda la sabiduría y todas las promesas bíblicas están resumidas en estas definiciones, en estas descripciones que se nos hace de Jesús. Él es el Salvador, el Mesías, el Señor. Él es Maravilla de consejero, Padre Perpetuo, Príncipe de la Paz. Él es hoy, esta noche y durante estos días santos del tiempo litúrgico de Navidad, el niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre. Él es la grandeza de Dios en la realidad frágil, pobre, humilde, y tierna de un niño que acaba de nacer, de un niño para el que su Madre apenas encuentra lugar donde recostarle, un niño que, anunciado por los ángeles, es adorado por unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turnos su rebaño.

2.- La verdadera Navidad es la de Belén. En ese niño, como escribe Pablo en su epístola a Tito, "ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, llevando ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y salvador nuestro: Jesucristo". La Navidad -en cuyo corazón y en cuya celebración más emotiva nos hallamos- es el tiempo de Dios, el tiempo de la Religión, el tiempo de la Esperanza. De esa esperanza que es la salvación. Y no hay otra Navidad…..Por más que nos empeñemos en banalizarla, edulcorarla, maquillarla, disfrazarla y desnaturalizarla, viviendo y practicando tantas veces una Navidad sin Dios. Y no hay otra Navidad que la Navidad de Belén, la Navidad que el evangelista Lucas y el resto de los textos bíblicos de hoy y de estos días nos relatan. La verdadera Navidad es la Navidad de la Esperanza. En estos tiempos de crisis económica y moral debemos recuperar la Esperanza. Hoy Dios se hace Niño y se manifiesta en la pequeñez y en pobreza para indicarnos el verdadero camino de la vida, la gran sabiduría de la existencia y la gran y única esperanza que nos salva.

3.- Hagamos posible la esperanza con nuestros gestos y con nuestros detalles. Esperanza es el nuevo nombre de la Navidad. Y a esa esperanza hemos de comprometer nuestra vida. Una vida sobria que significa también solidaridad, fraternidad y justicia social, Una vida honrada en el cumplimiento de la entera ley de Dios, en el respeto a los demás, en la equidad y cuyos otros nombres son también solidaridad y fraternidad. Una vida religiosa: una vida que descubra a Dios, al Dios revelado por Jesucristo, al Dios de rostro y corazón humanos, que hoy, en Belén, en Jesús, es el niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre. Una vida, sí, sobria, honrada y religiosa. Es decir, una vida abierta a Dios y dirigida al prójimo. Una vida cuajada, rebosante y remecida de una esperanza que se basa en el amor de Dios y que se demuestra en el amor al prójimo. San Agustín nos dice en este día: “Quien ame la vida y desee ver días buenos, cohíba su lengua del mal y no hablen mentira sus labios; apártese del mal y obre el bien, y conviértase así en hombre de buena voluntad. Busque la paz y persígala, pues paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Hagamos posible la esperanza regalando no sólo cosas materiales, sino lo que de verdad puede hacer felices a nuestros hermanos los hombres y mujeres de nuestro tiempo:

- El regalo de escuchar. Pero realmente escuchar, sin interrumpir, bostezar o criticar. Sólo escuchar. Y si te pones en el lugar de la persona que te cuenta sus problemas o preocupaciones, lo estarás haciendo de forma genial.

- El regalo del cariño. Ser generoso con besos, abrazos, una palabra amable, un apretón de manos. Con estas pequeñas acciones demuestras el cariño por tu familia y amigos.

- El regalo de la sonrisa. Llena tu vida de imágenes con sonrisas, dibujos, caricaturas, y tu regalo dirá «me gusta reír contigo»

- El regalo de una nota escrita. Puede ser un simple «gracias por ayudarme». Un detalle así puede ser recordado toda una vida, inclusive cambiarla.

- El regalo del reconocimiento. Un simple, pero sincero «estás guapísima con ese vestido»; «has hecho un gran trabajo»; «sin tu ayuda nunca hubiera terminado esta tarea»; «fue una cena estupenda»... pueden convertir en especial un día ordinario.

- El regalo del favor. Todos los días procura hacer un favor. Y pedir las cosas «por favor».

- El regalo de la gratitud. Una manera de hacer sentir bien a los demás es decir cosas como “muchas gracias”; “que suerte tenerte cerca”. Decir de corazón ¡Feliz Navidad!

6.- ¡VEN, SEÑOR!

Por Ángel Gómez Escorial

1. - Llegamos al final del Adviento, que termina ya mismo cuando dentro de unas horas, mañana por la noche, iniciemos la Misa del Gallo. Ahora hemos completado la iluminación del altar con la cuarta vela de nuestra corona. Surge la reflexión de que es --¿qué ha sido?-- el Adviento para nosotros. Pero antes deberíamos centrar nuestro interés en ver perfecta secuencia todo el camino litúrgico de la llegada de Jesús.

2.- Los textos de este cuarto domingo de Adviento son muy significativos. La profecía de Miqueas sobre Belén es muy hermosa y centra el lugar del nacimiento del Señor. El Salmo habla de que el Señor nos mire y nos salve. Y es que quedan pocas horas –como decía al principio-- para el gran acontecimiento de la Navidad y debemos estar preparados. El evangelio de San Lucas nos cuenta el camino de María hacia las montañas de Judea para ver a su prima Isabel. Su hijo, desde su seno, --el futuro San Juan Bautista--- saltará de gozo al escuchar la voz de la Virgen María. Y es que la escena de la Visitación debería ilustrar todas las campañas a favor de la vida y contrarías al aborto. Leyendo este fragmento de San Lucas se hace imposible de todo grado que un cristiano puede aceptar el aborto. El Niño Juan en el seno de Isabel saluda la llegada del Niño Dios en el seno purísimo de la Virgen María. Y por supuesto que habrá más razones y argumentos para defender la vida, pero esta, leída hoy es una muy bella. Y, en fin, que todo está preparado ya para el nacimiento de Jesús…

3. - Hemos esperado la llegada del Niño y eso es el Adviento. Pero es cierto que el tiempo se ha agotado y que el nacimiento de Dios hecho hombre ya está ahí. Su cercanía abre nuestros corazones al amor y a la concordia. El gran milagro --repetido anualmente-- es que ese Niño ablanda los corazones de hombres y mujeres, y nos prepara para ser mejores, para estar más cercanos de sus semejantes. Los últimos días --las últimas horas-- de este Adviento nos deben servir para no poner barreras entre los designios amorosos de Dios y nuestras capacidades para hacer al bien a todos. Estamos en situación de vigilia pacífica esperando la venida de Jesús y hemos de rogar, con toda nuestra fuerza, que cuando Jesús vuelva por segunda vez todos sus seguidores --todos, absolutamente todos los que mencionamos su Nombre-- estemos unidos en la caridad.

4. - Es este un mundo de hombres y mujeres libres, abierto por Dios desde el mismo momento de la creación del hombre, la realidad impuesta por el hombre es contradictoria. Muchos no quieren la libertad. A los más les produce miedo. Y ese miedo a la libertad engendra muchos pecados. Pero la libertad es también una de las facultades más nobles del género humano. Su capacidad libre de decisión le hace grande. Será bueno o malo por el uso de su libertad. No podrá responsabilizar de sus pecados a nadie. Pero tampoco nadie podría borrarle el enorme mérito de hacer el bien libremente. Solo la omnipotente justicia de Dios puede haber previsto esa libertad total de su criatura. No debe, pues, asustarnos la libertad y usarla para convencer, no para obligar. En estos tiempos malos, en los que el llamado mundo exterior tiende a "cercar" a los cristianos, es cuando más le debemos pedir a Dios --al Niño Jesús-- que la libertad reine y que lo haga para todos. Es la libertad de María al aceptar el anuncio del Ángel Gabriel para colaborar en la Redención del Mundo. Es la libertad de Juan para asumir la difícil misión de ser Precursor. Es, en definitiva, la libertad que nos ha traído a todos aquí, al templo, a celebrar en compañía y solidaridad las últimas horas de espera a la llegada del Señor.

5. - El Profeta Miqueas habla de Belén como el lugar destinado al nacimiento del Mesías. Y esta profecía estará muy presente en la historia de Israel, que espera su liberación por medio de ese personaje maravilloso. En tiempos de Jesús la figura del Mesías estaba vista como un jefe político dotado de fuerza sobrehumana que libraría al pueblo judío de su esclavitud. Pero la sabiduría de Dios preveía una libertad no temporal, si no espiritual y eterna. El Mesías que llegó venía a salvar almas y buscar la Gloria futura de los cuerpos. Y para nada pretendía sustituir un imperio por otro. La humildad y pobreza iba a rodear el Nacimiento del Niño Dios. Y sólo unos sencillos pastores verían su Gloria, en el ir y venir de los ángeles es la noche más maravillosa de la Historia. Todavía sigue sorprendiendo –generación tras generación—la humildad de la escena de Belén.

6.- La misión del Mesías la va a prefijar muy bien el autor de la Carta a los Hebreos. Y es bueno que hoy –aquí y ahora—nosotros reflexionemos sobre dicha misión. Jesús es ofrenda permanente al Padre, desde el comienzo de su vida en la tierra y en la –también—consecución de su trabajo de Redentor: es un servicio al Padre como rey, profeta y sacerdote. Pero esas tres dedicaciones no pueden ser vistas con ojos humanos y con limitaciones históricas. Es rey de todo y todos y para siempre. Es profeta único: transmisor exactísimo de la única Verdad y es Sumo Sacerdote y Altar, que oficia como Dios y para Dios en beneficio del género humano. Es muy oportuno recordar todo eso hoy cuando esperamos, aunque vivamos una espera tan corta.

7.- Abramos nuestros ojos todo lo más que podamos. El prodigio de la Encarnación de Dios está a la vuelta de unas horas. Nuestra preparación ya debe ser total, humilde y esperanzada, apenas queda tiempo. Las lámparas han de tener aceite. El Señor está ahí. Ven Señor Jesús. Ya no tardas. Lo sabemos.

LA HOMILÍA MÁS JOVEN

NOCHEBUENA: VOZ DE UN ÁNGEL

Por Pedrojosé Ynaraja

“Existo en la Eternidad. En esta situación, no hay pasado ni futuro, todo es actual. Mi Señor Dios ha querido que alguien en esta situación, libre del espacio y del tiempo, se presente a vosotros. Tiene Él planes de Amor y misterio, que no enigmas. Me ha llamado y me ha dicho: aquí tienes un guion escrito. Revístete de hombre histórico, léeselo. Ellos lo conocen a su manera, trata tú de explicarles nociones y consecuencias, de acuerdo con lo que en la actualidad estás sintiendo. La tarea es difícil, te ayudaré. Pero es desde tu finitud que podrás entrar en contacto con su realidad limitada en la historia. La tuya es en la Eternidad. Hijo, que fue llamado Jesús, ya lo vivió, tal vez ellos lo ignoran, lo han olvidado o lo quieran desconocer. Espíritu Santo, que recibe las oraciones de los contemplativos, te alentará. Padre, que me fijo en los ardides de los misioneros y en la generosidad de los altruistas que sirven en los voluntariados, me tendrás al lado. Ten presente que no debes tener miedo. Diles lo que aquí vives. Anímalos. Que lo que comentarás deseo que les devuelva la ingenuidad, la inocencia, la austeridad y la humildad. Que la historia de Hijo, y tus observaciones, les sirvan para ser felices.

Tengo el guion del que os hablaba en mis manos, os lo leo en voz alta. Cambiaré el tono de mi voz cuando se trate de observaciones que traten de actualizar las enseñanzas de la historia, eso es profecía, a eso vengo.

Tal vez creáis que se trata de una aparición. Estar en la Eternidad y pasar a la realidad dimensional, parecería una encerrona. Tratándose de un deseo del Señor mi Dios, es encantadora misión”.

1- SÍ NOCHE BUENA

-Si quieres puedo cuidarme del borrico… dijo el chaval tímidamente

-¿Quién eres? ¿De dónde has salido tú? Le dijo Ella

-Es que mi madre me ha dicho que no te moleste, ni a tu hijo tampoco… pero del burro no me ha dicho nada…

-¿Quién eres tú? ¿De dónde has salido?, volvió a repetirle.

-Es que si te contesto y hablo, mi madre se va a enfadar y me reñirá…

-Sí, la verdad es que estoy rendida, pero no importa, dímelo.

-Mi madre es aquella mujer que vino porque tu marido la fue a buscar. Ibas a tener un hijo y él no sabía que tenía que hacer… Pero al final no la necesitaste. Bueno, un poco sí. Estuvo lavando al Niño y dijo también que te había ayudado a vestirlo. También vino con ella otra comadrona… que te importuno, pero tú no te enfadaste…

-Está bien. ¿Cómo te llamas? Contéstame, no te preocupes que si viene tu mamá ya le diré que soy yo quien ha querido hablar contigo. Sí, tenía razón. El viaje me dejó molida. Temía el momento del nacimiento, lo deseaba mucho también. La misma ilusión con que lo esperaba, no dejaba de inquietarme. Era un manojo de nervios, pero, te he de ser sincera, dar a luz fue mucho más fácil de lo que pensaba.

-¿Por eso no necesitaste la ayuda de mi madre?

-Todavía no me has dicho tu nombre, le contestó evasiva. Si no me lo dices no sabré como llamarte, caso de que necesite tu ayuda.

-Me llamo Mateo. ¿Sabes? Tampoco nosotros somos de aquí, pero tenemos mucha familia y llevamos muchos días esperando que nos toque el turno. Yo me aburro. ¿No quieres que saque al burro a pasear? Él no ha tenido un hijo y ya estará harto del encierro. Lo puedo llevar a casa de mi tío, que es de aquí, vive muy cerca y le dará cebada.

-Bueno, pero ¿te puedes quedar un rato hasta que venga José?… a lo mejor te necesito…

-¿De verdad no te molesto…?

-¡Qué va! me gusta tu compañía ¿De dónde eres? ¿Cuántos años tienes?

-De muy lejos, allá por el norte. Cuando sea mayor quiero aprender a escribir. Mira, este que entra debe de ser tu marido, me voy.

-Espera un momento. José, fíjate en este chiquillo, me está haciendo compañía y se va a cuidar del asno.

-¿Y de dónde ha salido este renacuajo?

-No te enfades conmigo, es que no sabía qué hacer, me aburría y mi madre, la que tú fuiste a buscar anoche, me ha contado que tú viniste a casa en busca de ayuda.

-¿Así tú eres hijo de …

-Salomé, la que vino con Zelomí y lavaron al Niño, porque a ti te daba un no sé qué hacerlo y creías que le podías hacer daño. Pero ya me voy, que mi madre me reñirá si sabe que he estado tanto rato aquí. Que la paz del Señor os acompañe.

-La paz también contigo, le dijo José.

-Espera un momento, dijo María, dame un beso.

(enrojeció el chiquillo, pero se acercó feliz)

-¿Y me das permiso para que le dé también un beso a tu Hijo y luego me lleve el burro a casa?

-Sí, sí, le dijo María sonriendo, pese a que ya no se aguantaba.

(Detuvo el ángel la lectura y añadió: Navidad es sencillez dentro del esfuerzo. Sin boato, sin alborotos. Cada uno de vosotros debe situarse en el lugar del personajillo Mateo y preguntarse esta noche: ¿Qué hubiera hecho yo en su lugar? ¿Qué me toca hacer ahora a mí?.

Lo de las comadronas es una tradición del mismo Belén. Siempre aparecen en los iconos. Quien los contempla, aprende que Hijo fue autentico hombre, que necesitó ayudas y cuidados desde el primer día, que respondió, cuando se hizo mayor, enseñando a vivir, haciendo el bien, aceptando la muerte…)

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