08 diciembre 2016

III Domingo Adviento: Comentario

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Mateo 11, 2-11
«2Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decirle: 3‘¿Tú eres el que ha de venir, o debemos esperar a otro?’.
4Jesús les respondió: ‘Id y contad a Juan lo que oís y veis: 5los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; 6¡y bienaventurado aquél que no halle escándalo en mí!’.
7Cuando éstos se marcharon, comenzó Jesús a hablar de Juan a la gente: ‘¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 8¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? Mirad, los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. 9Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. 10Éste es de quien está escrito: ‘He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará tu camino por delante de ti’.
11En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él’».
¡PALABRA DEL SEÑOR!

CONTEXTO
Este evangelio está colocado al comienzo de una nueva sección del evangelio (11,2-12,50) que recoge las reacciones al programa de Jesús que se ha desarrollado desde 4,17 hasta 11,1. El programa se centra en la llamada a los discípulos (4,18-22), el desarrollo de los sumarios gemelos de actividad de Jesús (4,23 y 19,35): Jesús enseña (cap. 5-7) y cura (cap. 8-9); y el envío de unos discípulos que ya han aprendido el estilo de Jesús (9,36-11,1). Con este evangelio de hoy comienzan las reacciones, más bien negativas: la de Juan, dudando del mesianismo de Jesús (11,2-15), la presente generación (11,16- 19) y las ciudades impenitentes (11,20-24). La tríada de reacciones se cierra con una revelación de Jesús (11,25-30). Comienza la polémica entre Jesús y sus adversarios, en un crescendo que continuará hasta la Pasión. Situado en este camino de Adviento, el texto nos interpela sobre nuestra propia respuesta a Jesús y su programa; sobre nuestra consciencia de que, con Jesús, comienza la etapa definitiva de la salvación, el “Reino de los cielos” que se hace presente ya con la misión de Jesús.

TEXTO
El evangelio forma parte de una unidad mayor (11,2-19) que tiene tres partes: la pregunta de Juan (vv. 2-6), las palabras de Jesús sobre Juan (vv. 7-15), la referencia a esta generación obstinada (vv. 16-19). Como podemos apreciar, el texto de hoy toma las dos primeras partes, aunque los vv. 12-15 de la segunda unidad no están recogidos. Así pues, el evangelio consta de dos partes: la pregunta planteada por Juan y la respuesta de Jesús (vv. 2-6) y las palabras de Jesús a la multitud (vv. 7-11). El texto gira en torno a dos personajes: Juan y Jesús; sus atributos: profeta y Cristo (Mesías) y dos nuevas realidades que aparecen al final de cada parte: la Buena Nueva (Evangelio) y el Reino de los cielos. Otro elemento fundamental se halla en la insistencia en el “oír y ver”: se nos pide estar atentos y saber discernir la presencia del tiempo nuevo inaugurado por Jesús y la forma que tiene de hacerlo presente.

ELEMENTOS A DESTACAR
• Juan está interesado por la persona de Jesús, pero Jesús le responde con sus obras. Son las obras las que acreditan a una persona, las que dicen quién es alguien. No se trata de declaraciones, sino de hechos.
• La expresión “obras de Cristo”, junto a lo que responde Jesús (“lo que oís y veis”) se refiere al sermón de la montaña (cap. 5-7) y los milagros de Jesús (cap. 8-9). ¿Nos sorprenden las obras de Jesús y sus palabras o ya nos hemos acostumbrado a todo? ¿Entonces, sabemos “oír” y “ver” las obras de Jesús y la presencia del Reino entre nosotros? ¿Dónde lo encontramos?
• Jesús es un Mesías que “rompe moldes”, que no corresponde al Mesías que Juan esperaba y había predicado; es difícil acoger un Jesús “distinto” de nuestros esquemas y estamos sujetos a la tentación de querer un Dios que tenga nuestros sentimientos y gustos y que responda a nuestras necesidades, un Dios hecho a nuestra imagen y semejanza. ¿Es real en nosotros este peligro? ¿Qué “moldes” tiene que romper en nosotros el estilo de Jesús?
• El triple “¿Qué salisteis a ver?”, muy impactante, interpela nuestra ‘modorra’ religiosa. La pirueta de Jesús, hablando de Juan, es realmente impresionante: es el mayor de los nacidos de mujer, pero el menor en el Reino es mayor que él. Con Juan termina una etapa (cf. vv. 13-14), con Jesús se inicia otra radicalmente distinta. Es el anuncio a los pobres de algo nuevo y bueno; es la experiencia liberadora de la presencia del Reino de los cielos. ¿Qué significa esto para nosotros?

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Oración para disponer el corazón
Dios de nuestro gozo, dador de toda salvación
(Salmo 146)
¡Aleluya!
¡Alaba, alma mía, a YHWH!
A YHWH, mientras viva, alabaré, mientras exista tañeré para mi Dios.
No pongáis la confianza en los nobles, en un ser humano, incapaz de salvar; exhala su aliento, retorna a su barro, ese mismo día se acaban sus planes.
Feliz quien se apoya en el Dios de Jacob, quien tiene su esperanza en YHWH, su Dios que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en ellos;
que guarda por siempre su lealtad,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
YHWH libera a los condenados. YHWH abre los ojos a los ciegos, YHWH endereza a los encorvados, YHWH protege al forastero, sostiene al huérfano y a la viuda. YHWH ama a los honrados,
y tuerce el camino del malvado. YHWH reina para siempre,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

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