23 noviembre 2016

Liturgia del día, 23 noviembre


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OPORTUNIDAD PARA DAR TESTIMONIO
(Ap 15,1-4; Lc 21.12-19)

Introducción 
        Hoy el Libro del Apocalipsis describe el juicio último como el éxodo final. Plagas habían sobrevenido a los egipcios; siete plagas golpean a los que han rechazado a Cristo. Los que han seguido a Cristo, el Cordero Pascual, y han atravesado el mar Rojo siendo fieles pasando el lago y el fuego de tribulaciones, entran en la tierra prometida. Allí cantan el cántico de Moisés, el canto de su liberación, a Dios, el Señor de la historia.  Que esta eucaristía sea un cántico de alabanza a Dios por nuestra liberación en Cristo.
        Evangelio. Nuestro bautismo nos ha hecho testigos de Cristo. Pero no siempre resulta camino fácil, especialmente en  tiempo de profunda transformación, e incluso más todavía para misioneros. Llegarán a veces dificultades de parte de aquellos más cercanos a nosotros. Pero estamos seguros de que Cristo está con nosotros y de que, por medio de su Espíritu, él nos dará la elocuencia y sabiduría  suficientes para saber qué decir y qué hacer en la persecución. ¡No tengan miedo! De todos modos, siempre es más fácil decirlo que hacerlo.

Oración Colecta
Oh Dios, Padre nuestro:
Creemos que tus planes para nosotros
son de paz y valor, y no de miedo o temor.
Guarda nuestros ojos abiertos a los signos
de la constante venida de Jesucristo tu Hijo.
Ayúdanos a comprometernos sin descanso
a hacer crecer tu reino entre nosotros,
llevando a cabo tus planes de paz y amor
y de todo lo que convierte a nuestro mundo 
más en mundo tuyo según el reino.
Y que todo esto abra el camino para llegar a tu eterna morada. 
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.    

Intenciones 

  • Por la Iglesia, para que, libre de todo temor paralizante, tenga el valor, nacido de la fe, para dar testimonio de las exigencias del evangelio, roguemos al Señor.
  • Por los líderes de la Iglesia, para que en estos tiempos difíciles no sean hombres y mujeres tímidos y temerosos, sino audaces y llenos de confianza en Dios, roguemos al Señor.
  • Por los profetas en medio de nosotros, para que nadie los amordace, sino que sepamos escuchar su llamado a la conversión en nombre de Dios, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Acepta bondadoso este pan y este vino
que ahora te ofrecemos
como señales de que nos comprometemos
a edificar tu reino en nuestro mundo.
Que nuestras actitudes y decisiones en la vida
sean las mismas de Jesús, tu Hijo:
buscar tu amanecer de amor y servicio
más que el de egoísmo auto-destructor,
ser constructivos y creadores 
dando forma a una nueva tierra
y no sólo criticando negativamente el pasado.
Y que un día te encontremos plenamente 
en las alegrías de un nuevo cielo. 
Concédenoslo por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor, Dios nuestro:
Tu Hijo Jesús, muriendo destruyó nuestra muerte,
y resucitando restauró nuestra vida.
Que por la fuerza de esta eucaristía
nosotros, y ojalá toda la humanidad, 
crezcamos en Cristo día a día
aun contando con los dolores y tensiones 
normales en todo crecimiento.
Pero conserva viva en nosotros 
la alegría de una firme esperanza
por la que creemos que tu amanecer de justicia está llegando 
para hacernos nuevos a nosotros y a todas las cosas;
y  que Jesús regresará para hacernos partícipes de su gloria
que durará por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: ¡No teman! Estamos en las manos de Dios. Confíen en él. Que su Espíritu viva, hable y actúe en nosotros. 
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.

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