16 octubre 2016

Liturgia del domingo 16 de octubre


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La Oración: Aliento de Vida

Introducción por el Sacerdote
    ¿Ponemos nuestra vida misma en nuestra oración, o bien sólo recitamos fórmulas, aunque estemos de acuerdo con sus contenidos? Ojalá pudiéramos expresar en oración lo que vivimos, vocear nuestras miserias, y gritar nuestras alegrías, persistir orando, sin cejar, insistiendo, contra todos los pronósticos, porque nuestra oración es contra todos los pronósticos, y porque la vida misma depende de ella, como también depende la vida de justicia y amor en el mundo. En esta eucaristía pedimos de nuevo a Jesús: “¡Señor, enséñanos a orar!”  y  unimos nuestras súplicas a las de él. 

Acto Penitencial
¿Dónde están nuestra confianza y nuestra persistencia cuando nos dirigimos al Señor en oración?
Examinémonos ante él.
    (Pausa)

  • Señor Jesús, contigo pedimos que se haga la voluntad del Padre, y no la nuestra.
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, contigo pedimos que se haga justicia a todos.
    R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesús, contigo pedimos que sepamos perdonar a los que nos desean o nos hacen mal.
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, Señor,y escucha nuestra oración por la que pedimos perdón.
Líbranos de todo mal y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
Oremos,  y pidamos el don de la perseverancia en la oración.
    (Pausa)

Señor Dios nuestro:
Sabemos que tú eres nuestro Padre amoroso,
que nos esperas
y que estás atento a nosotros
en cada momento de nuestras vidas.
Dígnate, pues, aceptar nuestra oración
como un grito de confianza
que surge derecho desde la pobreza de nuestros corazones.
Si tú no atiendes nuestra súplica
cuando pedimos cosas perjudiciales,
concédenos lo que realmente necesitamos
y guarda viva nuestra confianza
de que tú eres bueno y nos amas
ya que tú eres nuestro Padre
en Jesucristo nuestro Señor.


Primera Lectura (Ex 17,8-13): En el Nombre del Señor
    En esta extraña y pintoresca historia, que la liturgia emplea para acentuar nuestra perseverancia en la oración, Moisés alza su bastón en el nombre del Señor y conduce a su pueblo a la victoria.

Segunda Lectura  (2 Tim 3,14 – 4,2): Proclama la Palabra Inspirada por el Espíritu
    Adhiérete a Dios y a su mensaje, dice San Pablo a Timoteo, y compártelo con otros, ya que este mensaje está inspirado por el Espíritu Santo.

Evangelio (Lc 18,1-8): Oren con Constancia y Nunca se Desalienten
    La justicia y el amor de Dios son más grandes que las de la gente. Él escuchará las súplicas de los que claman a él con confianza y perseverancia.

Oración de los Fieles
    Escuchemos la invitación de nuestro Señor a orar insistentemente, sin cejar. Pidámosle que presente nuestras plegarias a nuestro Padre del cielo, y digamos:  
R/ Señor, escucha nuestra oración. 

  • Por la Iglesia de hoy, para que perciba con claridad cómo conservar viva la fe en los corazones de sus miembros y cómo afrontar los problemas que la retan en el mundo de hoy, roguemos al Señor:
  • Por los miembros de la Iglesia a quienes se les confía especiales ministerios, para que sean hombres y mujeres de oración, conscientes de aquellas palabras del Señor: “Sin mí no podéis hacer nada”, roguemos al Señor:
  • Por las monjas y monjes de vida contemplativa, para que sepamos nosotros apreciar su vida de oración y penitencia y les estemos agradecidos por las bendiciones del Señor que con su oración obtienen en nuestro favor, roguemos al Señor:
  • Por todos los que conocen o buscan a Dios, para que entren en un diálogo humilde y sincero con Dios, orando desde lo hondo de su corazón, roguemos al Señor:
  • Por todos los cristianos, para que nuestras oraciones por los pobres y los que sufren nos comprometa más seriamente a administrarles justicia, a aligerar sus cargas y a restaurar su dignidad, roguemos al Señor:
  • Por todos nosotros, para que aprendamos a orar conforme a la voluntad de Dios, sin cejar y sin  trocar nuestra oración por cualquier otra cosa buena, y para que esta eucaristía nos acerque más a Dios, roguemos al Señor:

Señor Jesucristo, tú nos infundes esperanza y seguridad de que el Padre nos va a escuchar, porque tú eres Hijo suyo y hermano nuestro, ahora y por los siglos de los siglos. 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios y Padre nuestro:
Tú no puedes oponer resistencia a nuestra oración
si tenemos plena confianza en ti.
Que el Espíritu Santo, aquí entre nosotros,
nos mueva a orar con toda confianza e insistencia.
Que él clame desde nuestros corazones 
para llamarte “Padre”,
juntamente con aquel
que hace ofrenda a ti de sí mismo y de nosotros,
Jesucristo nuestro Señor.


Introducción a la Plegaria Eucarística
    Con una sola mente y un solo corazón, y unidos a Jesús nuestro Señor, ofrezcamos nuestra acción de gracias al Padre.

Invitación al Padre Nuestro

Oremos ahora a nuestro Padre con el modelo de toda oración,que Jesús mismo nos enseñó:
R/ Padre nuestro…


Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males y concédenos la paz que fluye, como un río, de la justicia.
Ayúdanos a dar a todos lo que les es debido y, como tú, a prestar especial atención a las víctimas de la injusticia.
Que les llevemos nueva esperanza mientras nos preparamos para la venida plena entre nosotros de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
Él nos enseñó a orar continuamente,
sin desanimarnos nunca. 
Ahora nos invita a recibirle
y a participar en su ofrenda al Padre:
R/ Señor, no soy digno…


Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro:
Con Jesús hemos alzado nuestras manos
en oración hacia ti, Dios nuestro amoroso.
Con Jesús seguimos confiando en ti.
Escúchanos, pues, aun en nuestras luchas y penas,
cuando estamos decepcionados 
y vamos a tientas en la oscuridad,
ya que creemos  que tú nos amas
y que quieres que alcancemos la felicidad
por medio de Jesucristo, nuestro Señor.


Bendición
Hermanos: Esta eucaristía nos ha recordado fuertemente que una oración perseverante y confiada debe ser necesariamente una oración de sensibilidad y preocupación por los débiles y por los pobres, y que esa preocupación debe expresarse administrándoles justicia.
Que el Señor nos dé esa fuerza y nos bendiga. 
Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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