16 octubre 2016

La práctica de la justicia

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1. La expresión «hacer justicia» se repite cuatro veces en este pasaje, en el que aparecen también cuatro personajes: un juez injusto que se mofa de la justicia, aunque la cumple a regañadientes por su propia conveniencia, y que representa a las instituciones de la sociedad injusta; una viuda —personificación de los pobres y marginados— que solicita insistentemente que se le haga justicia; Dios, que hace justicia «sin tardar» a los oprimidos; y, finalmente, los elegidos —los apóstoles y discípulos—, que, no conformes con la pseudo-justicia, quieren que se cumpla la justicia de Dios.

2. No toda petición es justa a la luz del Evangelio. Dios responde a quienes piden liberación desde la fe. No hay fe, sin embargo, cuando no se han roto los lazos con el sistema injusto o cuando se vive apegado a la propia conveniencia. El modelo de creyente lo representa en este pasaje evangélico la viuda, necesitada, por una parte, y creyente, por otra. Jesús alaba la fe de la viuda con deseos de justicia.
3. Desgraciadamente, no unimos a menudo fe y justicia. Sí solemos unir fe y sacramentos, fe y actos de piedad, fe y religión… Es necesario hacer ver que el corazón de la justicia de Dios está en la fe y que el núcleo central de la fe es la justicia.
REFLEXIÓN CRISTIANA:
¿Por qué nos cuesta tanto hacer justicia? 
¿Relacionamos la fe con la justicia?
Casiano Floristán

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