01 septiembre 2016

Domingo 4 septiembre: ¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

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Cristo camina delante de muchos que quieren seguirle. Pero él sabe que no todos le seguirán hasta el final y en los momentos más difíciles de su caminar por eso mundo. Por eso, les aclara a sus discípulos que el que quiera seguirlo debe renunciar a todo, incluyendo a sus seres más queridos, y estar dispuesto a pasar momentos amargos (“cargar su cruz”) por amor a él. Con estas palabras, Jesús quiere hacernos meditar sobre lo que significa ser su discípulo, para que siempre sepamos seguirle.
A veces nos engañamos sin darnos cuenta, seguimos a Jesús sólo para que cumpla deseos en nuestras vidas: que nos vaya bien en el examen; que podamos tener ese juguete; que ganemos el partido; que nos proteja del peligro… Y no es malo pedir ayuda a Dios. Lo malo es sólo buscarlo para eso, pues significa que amamos más a esas cosas que al mismo Cristo, quien se convierte sólo en un medio para lograr eso que tanto queremos.

Ser discípulo de Cristo es buscarlo por amor a él y estar dispuesto a renunciar a cualquier cosa que nos estorbe para seguir sus mandamientos (incluso si eso es lo que más queremos).
Seguir a Cristo es descubrir a través de la oración, de su Palabra y de los Sacramentos, lo que quiere de nosotros, y buscar hacerlo con todo nuestro entusiasmo, renunciando si es necesario a comodidades, gustos o afectos, si ellos no nos ayuda a seguir su llamado. Seguir a Cristo es aceptar su voluntad por encima de la nuestra.
Aceptar la voluntad de Dios no siempre es fácil, por eso debemos pedir su ayuda para saber aceptarla con paz y esperanza.
¿Qué cosas estorban en mi vida para cumplir la voluntad de Dios?

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